La Otra Masonería. Jaime Sinter, es un francmasón con
décadas en la Cátedra Masónica, ha recorrido todos los puestos de dignidades
y oficiales en Logia, y escaldo hacia los altos grados filosóficos masónicos, pero
entendía que había otra masonería muy por encima de los grados convencionales, si una
masonería sublime a la que al menos unos cuantos podrían acceder. El francmasón
Jaime Sinter pretendía esos grados, tal y como muchos otros masones también, y
así un día fue contactado a esa otra masonería de muy altos gradientes masónicos no
convencionales. Nada, absolutamente nada en logias masónicas de los grados
azules y filosóficos lo habría preparado para lo que encontraría en esa otra
masonería, que era tan aparentemente tan simple, tan sencilla en apariencia , y donde notó no había mandiles, ni puestos en logia , no había pisos ajedrezados , ni
grados, ni palabras de pase, no había en si tenida y por lo tanto , no había ni
apertura y cierre de los trabajos. Todo en esa otra masonería era consciencia, un
darse cuenta y estar en un estado de lucidez permanente. El francmasón Jaime
Sinter estaba perplejo, no alcanzaba a comprender la situación, él que esperaba
ver arreos con ribetes de hilo de oro, una parafernalia ostentosa, y a masones
pronunciando Grandilocuentes
discursos , y era todo lo contrario más bien ahí reinaban las pocas palabras, sólo las mas pertinentes ; no había ni piso ajedrezado, ni ara , ni libro de la ley, ni
columnas. Todos los masones estaban sentados en un círculo, y apenas y alguien contaría
algo figuradamente trivial y cotidiano como preguntando algo que le permita mejorar su ser, y otro
contestaba con una anécdota experimentada en la vida que valía de soporte, de cómo logro trascender
aquella situación que le aprisionaba y no lo dejaba avanzar. El francmasón Jaime Sinter apenas y comprendía, pero trataba
de encajar en la trama masónica de lo que pensaba era incluso infantil y hasta inútil.
Un hermano masón llamado Kadyr (el Verde) que notó la incomodidad del
Francmasón Sinter, le comentó, esta masonería sublimada , no es mayor ni menor
que la masonería que antes conociste, pero esta masonería es más perceptiva
hacia los estados internos del ser humano y de tratar hacia la unidad de todos en
nuestra interioridad en una totalidad, y por lo tanto todo eso externo que se
usa en Logias convencionales aquí ya no es necesario, todo en masonería tiene su realidad hasta cierto nivel, pero aquí
las cosas tienen otra razón de ser, y por lo tanto aquí priorizamos a la
esencia del Ser, sin un soporte como una masonería como institución. La verdadera esencia de la Masonería ya está alojada
en el mismo ser humano sólo hay que despertarla, es algo más de comprender, y
no tanto de ceñirte mandiles, o de
operar en logias repletas de simbolismos obsoletos, y de escalar grados de masónicos que al final
son sólo de oropel y banal relumbrón. El Francmasón Jaime
Sinter se mantenía aturdido y visiblemente molesto, pues no era lo que esperaba, y era obvio pensaría en si o no regresaría más a
esa otra masonería , no encajaba en eso, estaba ya cristalizado a esa masonería
de logias de cuatro paredes; pero aun así prestaba atención a lo que contaba el
francmasón Kadyr su interlocutor; entonces Kadyr agregó: Mi Q: H:. Jaime Sinter la verdad, no alcanzaras la
iluminación sólo con ceñirte un mandil y o con que agregues grados a tu curricular masónico, o porque estés activo en logias no te volverá lucido así sin más , se
requiere un algo más, y es alcanzar una verdadera comprensión de sí mismo, de
su entorno y de Dios. Todo eso que se hace en Logias convencionales está muy
bien, pero la esencia real de la masonería está en el interior del mismo masón;
y si todo está ahí dentro de cada uno de nosotros ¿para qué tanto ritual masónico? preguntó Kadyr - Por
desgracia, las aspiraciones de muchos masones a cosas ilusoriamente que creen
más importantes están llenas de pretensiones ostentosas, y ésta es la razón por
la cual todas las tradiciones iniciáticas válidas demandan humildad, no como un
capricho, sino para que el aspirante se sintonice con la realidad y no con fantasías
que luego le dañara mucho. Esta postura de humildad y sencillez, tantas veces
denostada por los mismos masones, debería ser denominada virtud, y debemos
mirarla más como una necesidad, y más aún como un requisito técnico, para
llegar a la verdadera esencia masónica. El francmasón Jaime Sinter escuchó al francmasón Kadyr, y es verdad que algunas
palabras retumbaron en su ser, pero aún no sabemos si la semilla sembrada en el
francmasón Sinter germinará, y volverá a la verdadera espiritual esencia de la masonería o se quedara
petrificado en la masonería convencional ya demasiado materializada . Alcoseri