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General: El Universo Interior
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Respuesta  Mensaje 1 de 8 en el tema 
De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2012 21:52
El Universo no es únicamente aquello que nos muestran los sentidos. No 
únicamente la escena exterior. En realidad, jamás es únicamente la 
escena exterior, sino que siempre constituye la combinación de uno 
mismo con ella. No es la mera percepción de los sentidos, de este duro 
mundo de la tierra, de aquel distante punto de luz en el espacio, sino 
la percepción de ideas, la captación de verdades, el darse cuenta de 
significados, el ver las cosas más familiares bajo una nueva luz, el 
intuir su esencia, el experimentar sufrimiento y regocijo. Se nos da 
como pan del cielo y como hecho terrenal. En su escala más grande yace 
más allá del dominio de los sentidos y se le puede discernir tan sólo 
interiormente, por medio de la comprensión. Puede, de pronto, abrirse 
en el corazón o en la mente un reino de experiencia que no corresponde 
al mundo exterior, pero que puede interpretarlo. Entonces nos baña la 
luz de la comprensión. Luz sin violencia, experiencia pura, 
luminosidad sin sombra en la que se desvanece la dureza del propio 
ser. Y vemos con la autoridad que nos da el significado. Palpamos, 
pero sin aquel sentido de separación que el contacto físico nos da 
inevitablemente. Sentirnos en profundidad sin hablar con nosotros 
mismos, libres del espejo de la personalidad superficial. Cada 
experiencia de esa luz nos crea profundamente. Es luz creadora que 
transforma el significado de todas las cosas y que el hombre ha 
buscado desde el comienzo del tiempo. Luz que a nadie puede hacer 
violencia. Significado que nos muestra lo que siempre hemos sabido, 
pero que jamás hemos tenido la fuerza de recordarlo. No sólo nos 
sentimos creados por cada experiencia de esa luz, sino que decimos que 
ella es lo que hemos buscado siempre: este significado, esta realidad, 
esta dicha mal interpretada al buscarla en mil direcciones físicas e 
inútiles. Esto es lo que todos deseamos y que la luz externa del mundo 
pretende ofrecemos, pero que jamás da. La unión que se percibe es, en 
verdad, unión, la idea oculta tras nuestras extrañas vidas de 
búsqueda, de nuestras vidas incompletas. 
¿Cómo se obtiene esta luz? ¿Cómo lograr esa unión con el significado? 
¿A través de qué brilla? ¿Dónde hemos de hundir el bisturí para 
abrirle paso? Siempre se ha hablado de ella. Para hallarla, el hombre 
ha de diseccionarse, lejos de sí mismo. Tal es, en resumen, la 
substancia de cuanta enseñanza trata acerca de ella. Y el hombre no 
podrá hacerlo, a menos que comience a verse directamente, como un 
nuevo acontecimiento, como el suceso diario de sí mismo; sin 
analizarse, sin criticarse, ni como motivo de palabrería. Esta calidad 
de conciencia que conduce a la región por la que se recibe el 
significado, no es la conciencia que de ordinario tenemos. Muchas son 
las cosas que nos entorpecen el camino. Primero, la fuerza de la 
imaginación. Imaginamos que ya la tenemos. La imaginación es el 
material psíquico con el que puede fabricarse cualquier sustituto de 
la realidad. Es la fuerza más poderosa de la vida. Luego, hemos de 
practicar constantemente el proceso en que la conciencia se usa como 
bisturí de disección. Y esto requiere un esfuerzo que no se precisa 
para la vida en el mundo. Por eso olvidamos con facilidad y no 
mantenemos vivo lo comenzado en la empresa. 
Pero, antes de que semejante cosa nos sea posible, es preciso que se 
sienta la realidad de un aspecto interno del Universo y que se sepa 
que este aspecto se capta sólo a través de los sentidos internos. Es 
preciso darse cuenta de que uno vive volcado hacia fuera, en un mundo 
de efectos cuyas causas ocultas conducen a misterios más allá de la 
capacidad humana de solucionarlos. También se ha de dar cuenta el 
hombre de que lleva en sí mismo estados que le son desconocidos. 
Cuando vive bajo el dominio de los sentidos, el hombre está al revés. 
Piensa que el sentido precede a la mente. Y entonces nada de lo 
interior puede pertenecerle porque ha invertido el orden natural. En 
última instancia, tratará con todo por medio de la violencia. Pues si 
se toma el objeto sensorio como la ubérrima y suprema realidad, se le 
puede aplastar, dañar, violar o matar. Por este motivo es que, 
psicológicamente, el materialismo es cosa tan peligrosa. No sólo 
cierra la mente y su posible don de desarrollo, sino que todo lo da 
vuelta al revés, al extremo de que explica la casa por los ladrillos, 
el universo por sus átomos y su contenido, con una serie de 
explicaciones de bajísima calidad. 
El propósito de toda 'iglesia' ha sido siempre la salvación del 
hombre. En sí mismo el hombre es la iglesia que se comunica con lo de 
arriba y lo de abajo. Tiene un aspecto interno y uno externo. Las 
grandes catedrales no son sino representaciones del hombre, bellas a 
medias y no acabadas.. 

¡Considerad el conocimiento que las construyó en aquellos tiempos 
obscuros, violentos, llenos de superstición! Considerad el tremendo 
esfuerzo, la firme intención. Siempre ha existido algo que se mantuvo 
vivo y que pasó de generación a generación, de iglesia a iglesia, de 
religión a religión. Y esto es una idea acerca del hombre, acerca de 
cada hombre. Una idea acerca de nosotros mismos. Se la expresó 
asemejando al hombre a una semilla que no puede crecer únicamente por 
medio de la luz natural, que no puede crecer tan sólo por medio de los 
sentidos. Y la salvación del hombre, en que se ha insistido siempre 
como una necesidad para la salud del mundo entero, es el crecimiento 
de esta semilla. Pero no puede crecer mediante la influencia de una 
mente que se encuentre del todo gobernada por los sentidos. Y así nos 
hallamos de nuevo ante el peligro del materialismo con relación al 
bienestar de la humanidad entera. Si hay una categoría superior en el 
hombre, no serán las ideas ni las costumbres de una categoría inferior 
las que le eleven. Tiene, ante todo, que aceptar la existencia de esta 
categoría superior, e imitarla. De tal modo puede ser que logre 
hallar, esparcidos entre los documentos históricos, trozos de cierta 
literatura que trata de los medios y modos de alcanzar dicha condición 
superior. Y por cierto que las ideas de esta literatura no serán del 
mismo orden que las que pertenecen al nivel inferior o físico. 
Nada es cierto hasta que se haya asimilado. La verdad sólo puede ser 
una experiencia propia. No se la encuentra en los libros. Hay un 
proceso muy íntimo de semi-pensar y de semi-imaginar. En parte, es 
algo así como conversar consigo mismo, en parte es el propio ser, en 
parte es verse y, en parte también, escucharse con los nuevos 
significados que penetran. Es algo a medias activo y a medias pasivo; 
y también algo que es puramente uno mismo, ni activo ni pasivo. 
Rara vez podemos mantenernos invariables en pos de nuestro 
pensamiento. Nos lo impide el tráfico de la mente. No conseguimos unir 
de un modo individual una cosa a otra, ni vemos por cuenta propia la 
verdad de cosa alguna. El desborde de las asociaciones, el continuo 
reaccionar a la vida, todo resulta muy poderoso. Pocos son los que 
pueden decir que hayan construido gran cosa interiormente. No hemos re- 
creado el mundo, no lo hemos vuelto a representar; lo hemos dejado en 
la forma de una confusa imagen sensoria. 
Si nos observamos en el acto de leer, notaremos que son tres las 
personas que se ocupan en ello. El lector, el que interiormente 
escucha, y un juez. Cuando leemos, tenemos presentes estas tres 
personas. La que escucha no puede oír lo que dicen los de fuera. 
Escucha al lector y toma nota de lo que el Juez dice. Para poder re- 
crear el mundo; es decir, para crear el mundo en uno mismo, para darle 
un significado, una forma, una interpretación, orden y trascendencia, 
ha de aprender el oyente, la persona que escucha. Uno toma las propias 
ideas, sentimientos, el propio poder de la imaginación, y con ellos 
trabaja interiormente. Y se da cuenta de que, sea lo que fuere lo que 
otros saben, han dicho, escrito o hecho, en uno mismo no ha ocurrido 
nada de un valor efectivo. No ha habido una asimilación personal de la 
verdad; no se la ha descubierto íntimamente; no ha habido una creación 
en sí. Si nuestra vida emotiva fuese un poco más despierta, la 
unificación del pensamiento y la emoción aumentaría esta parte más 
real y profunda de nosotros y sentiríamos la felicidad que proviene de 
la conjugación del significado y la vida. 
Nuestra conducta sería muy distinta. Veríamos las cosas con mayor 
infinidad de diferencias. Estas diferencias no podemos captarlas en 
tanto recibamos todo de una manera habitual. La vida no nos nutre 
porque la vemos habitualmente. La vemos por medio de unos cuantos 
hábitos del pensamiento. Nos limitamos a reconocer, y a muy poco más. 
Y es a esto a lo que damos el nombre de saber; a veces hasta le 
llamamos la verdad. 
No cabe duda de que poseemos poderes de percepción muchísimo más finos 
que los que ordinariamente empleamos. A veces hasta nos damos cuenta 
de tenerlos. Y si tratásemos de definir el posible significado del 
propio desarrollo, podríamos decir que consiste en una recepción harto 
más consciente de la vida diaria mediante el empleo de esos poderes; 
una percepción muchísimo más fina y cuyo sentido es tanto interno como 
externo. Esto significaría hacerse a un lado de los hábitos de la 
mente y de los sentimientos, por medio de un continuo reconocimiento. 
Es decir segregamos de nosotros mismos. Tales como son los hechos, 
dejamos que nuestras vidas no pasen de ser una repetición monótona de 
todo. Y no vemos la causa de esto en nosotros mismos, sino en las 
circunstancias externas. 
No se puede compartir el ser consciente. Vuestra conciencia es 
vuestra, la mía es mía. Y puesto que la conciencia no puede 
compartirse, la dirección de la propia vida debería encaminamos 
totalmente a experimentar todas las cosas por sí mismo, a ser 
consciente de sí ante sí, a ver por sí mismo y a poder obrar por sí 
mismo. Esta es la única forma en que se puede crear algo en sí mismo; 
una vez creado, es propio, permanente y real. 
Entonces todo es fresco, nuevo, virgen e inmaculado. No lo han tocado 
otros exploradores. 
Toda persona se encuentra en cierto estadio o etapa de pensamiento y 
sentimiento. Es imposible tomar la verdad de prestado a fin de 
adelantar y hacerse de significado. El que a uno le digan 
dogmáticamente lo que es la verdad, es como aceptar una verdad 
populachera. La verdad sólo puede ser una experiencia propia, según el 
grado de desarrollo propio. Nadie puede saborear una manzana en lugar 
de uno. Y una descripción de su sabor es asunto harto inútil. Del 
mismo modo, en todo lo que realmente tiene importancia, nadie puede 
ayudar a nadie. Únicamente puede ayudarnos nuestra propia capacidad 
para ver la verdad de cualquier cosa. Pero es justamente este el poder 
del que tratamos de deshacernos con la esperanza de hallar algo más 
fácil. Si pudiésemos penetrar a la necesaria profundidad de nosotros 
mismos, si pudiésemos alejamos de nuestras reacciones habituales, 
sabríamos qué hacer en cualquier situación o problema, pues haríamos 
luz sobre un significado completamente nuevo. Veríamos la situación 
transformada. 
El primer acto voluntario para marchar hada la intimidad del espíritu 
es la afirmación. Esta es una voluntad a mantenerse durante toda la 
vida. Sólo mediante este acto todo lo externo y muerto se conecta con 
lo intimo y lo vivo. De todos los actos psicológicos, es el más 
importante. Constituye no solamente el paso preliminar, sino que ha de 
renovarse constantemente. Por medio de esta afirmación empieza la 
psicología en su más profundo sentido, como ciencia de la evolución 
personal. Aunque muy distante, su finalidad es la unidad de uno mismo. 
El hombre se va uniendo gradualmente a si mismo a través de sí mismo. 
Y no con lo que la casualidad hizo de él ni con lo que cree ser. Pero 
la afirmación no ocurre por medio de la disputa, sino por medio del 
entendimiento. La negación conduce siempre a una destitución interna 
y, por lo mismo, a una superfluidad cada vez mayor, a la impaciencia, 
a la pérdida del significado y a la violencia. Siempre se puede negar. 
¿Habrá algo más fácil? Siempre podemos seguir el camino de la negación 
al esquivar todos los actos del entendimiento, calificándolos de 
sentimentalismos o considerándolos carentes de valor científico o 
comercial. 
Sin embargo, sabemos mucho más de lo que discutimos. Sabemos más de lo 
que creemos saber. Pero en el momento en que se comienza a recorrer el 
camino de la negación con malicia, como muchos lo hacen en estos 
tiempos, se encuentran por doquier las pruebas y la corroboración 
necesarias para negar. ¡Considerad el efecto que en este sentido 
produce la sospecha! El resultado es una mentira, y lo sabemos muy 
bien. 
Los efectos psicológicos de la afirmación van en sentido completamente 
opuesto. Para creer es preciso afirmar. Como finalidad en sí, la 
negación es violenta, coercitiva, destructiva. No puede forzarse aquel 
lado oculto que todos llevamos dentro, aunque lo sentimos únicamente a 
medias. Por eso los sentidos no nos proporcionan una prueba clara, una 
afirmación inequívoca, una inteligencia o un significado tras de las 
cosas o por sobre ellas. 
Una prueba sensoria, clara e indiscutible seria coercionarnos en la 
mente; seria obligar a la mente, forzarla. Esto sucedería en el caso, 
digamos, de un Dios visible en el cielo. Cuando brota de la propia 
comprensión, el convencimiento de que tiene que haber algo, las 
reflexiones íntimas no fuerzan a nadie. Todo ello abre la mente en un 
sentido de vital importancia. El aspecto de la vida visible puede 
arrastramos a sus profundidades con todos sus horrores, injusticia y 
sufrimiento. Si tomamos la vida únicamente por los sentidos, tal cual 
la vemos, no podrá conducirnos a parte alguna. Pero esto bien puede 
ser una parte de la trama de la comedia. 
Por nacimiento, el hombre lleva en sí algo superior a los sentidos y a 
sus derivados. La evolución mecánica no puede explicar el aspecto que 
el hombre no usa ó que usa muy raras veces. Y si la trama de la 
comedia es el desarrollo en el campo de la conciencia, si cada ser 
humano constituye un caso único de desarrollo latente con el empleo de 
poderes que le son inherentes (y que siempre le son particulares), 
entonces jamás podría esperarse que la vida, tal cual la vemos y se 
nos da, fuera de tal naturaleza que no produjese en el hombre un hondo 
problema y una lucha de toda la existencia. Antes, cabría esperar que 
le contradijera. El desarrollo ha de significar esfuerzo. Y si la vida 
fuese toda dulzura y belleza, carente de dolor y de miseria, no habría 
en ella nada que incitase a una creación propia; no habría lucha en 
virtud de la cual pudiésemos llegar a reconocer los ingredientes más 
finos que poseemos, ni los separaríamos de los groseros. Poco a poco 
vamos aprendiendo que en toda situación lo fino y lo grosero van 
mezclados. Tenemos en nuestra constitución física instrumentos 
nerviosos de fino ajuste que rechazan los malos alimentos. También 
poseemos una máquina digestiva que asimila lo fino y elimina lo 
grosero. Pero en el reino de la vivencia íntima no contamos con una 
máquina correspondiente. Precisamos crearla; y al crearla ella nos 
crea a nosotros. Este es el motivo de que en cada época precisemos una 
enseñanza de un tipo especial. Por ejemplo, ¿cuál puede ser el íntimo 
sentido de las parábolas del Evangelio, sino una indicación de cómo 
crear tal máquina selectiva para, de este modo, llegar a ser hombres? 
He ahí, en los Evangelios, un método para crearse a sí mismo cuando se 
entienden las ideas y se las aplica. Puede decirse que sólo entonces 
el hombre empieza a existir. Comienza a existir cuando, de pronto, se 
da cuenta de lo que significa vivir conscientemente. Deja de ser una 
criatura a quien las circunstancias llevan de acá para allá; ya no le 
arrastra la última moda, ni la más reciente sensación del día. Ya no 
es tan esclavo de aquella terrible maquinaria de la vida en la que 
todos dan vueltas y más vueltas. Ya no piensa en términos de una vida 
que es el engendro de los sentidos. Lleva, otro sistema dentro de sí. 
Y por medio de este sistema encuentra una nueva relación hacia todo lo 
que experimenta. Comienzan a penetrarle ideas diferentes de las que 
adquirió en la vida bruta. Y estas son las ideas que le despiertan la 
mente. Al escucharlas, su significado despliega grado a grado su 
entendimiento. Pone en movimiento la primera etapa de un desarrollo de 
todo su ser. Y cuando conversa en lo íntimo consigo mismo, hablará de 
una nueva manera. El oyente interior le oirá y comenzará a 
despabilarse. 
Los hechos de la vida no nos penetran hondamente. Siempre desvían al 
oyente. Pero hay ciertas ideas que pueden penetrar a profundidades no 
conocidas y allí agitan energías que jamás habíamos experimentado. 

 El problema de toda enseñanza esotérica es conectar un nivel superior 
de, entendimiento con uno inferior. El ejemplo supremo es Jesucristo, 
nacido de una madre humana y que, sin embargo, fue hijo de Dios. 
No .podremos entender nada del drama cristiano a menos, que entendamos 
que, en. cierto modo, era dos cosas a la vez; hijo del hombre e hijo 
de Dios. Esto quiere decir que estaba en contacto con un nivel 
inferior y, de alguna manera, también con un nivel superior. Hablando 
en términos generales, el problema de la enseñanza esotérica que se 
siembra en el mundo con intervalos precisos es el de mantener un 
contacto con un, nivel superior de ser. Cuando se pierde el contacto 
entre lo de arriba y lo de abajo, lo de abajo inevitablemente perece, 
enloquece y termina violentamente. Cristo llegó como mediador entre el 
nivel superior y el inferior. En su condición de simple ser humano, 
expuesto a toda suerte de tentaciones, su tarea fue la de sobreponerse 
a todo lo que corres­ponde a un nivel inferior, al nivel de lo humano, 
y unir este nivel humano con el divino. Dios descendió a la tierra 
como un ser hu­mano, pero en esta condición no podía utilizar, lo 
divino. A nuestro mezquino modo podemos entender que, de otra manera, 
su tarea hubiese sido fácil, Y. a menudo nos preguntamos por qué no 
fue una tarea fácil, siendo de suyo divino, como que ya llevaba lo 
divino en sí mismo al ser Hijo de Dios. A menos que podamos entender 
esto, no podremos darnos cuenta de la razón de que estuviera so­metido 
a tan tremendas tentaciones hasta el último momento. Nues­tra 
discusión es más ,o menos así: Si fue el hijo de Dios, ¿por qué se le 
tentó? ¿Por que hubo de padecer tales agonías? ¿Por qué todo le .fue 
tan difícil? ¿Por qué no pudo, sencillamente, mostrar sus poderes a 
las gentes? ¿Por qué no convirtió las piedras en pan? Pero está 
cuestión es infinitamente más extraña y sutil. En la época histórica 
de' la aparición de Cristo, la raza humana estaba ante el tremendo 
peligro de perder todo contacto con un grado superior de comprensión. 
El mundo entero se consumía en la violencia y en la materialidad. 
Desaparecían todos los valores y algunos ya habían desaparecido del 
todo. Se había' perdido toda la comprensión de que el hombre es un ser 
espiritual y no sólo una criatura de la carne. En semejantes 
circunstancias, alguien tenía que establecer él' contacto entre el 
nivel de la tierra y el del cielo. Pero cualquiera puede echar de' 
ver' que si un hombre dotado del poder superior —o del cielo, como se 
dice en los Evangelios—; mejor dicho, si un hombre que pudiera usar 
esos poderes en la tierra, los usara, no hubiese podido dar el ejemplo 
de un ser humano que se eleva me­diante una lucha interna, a través de 
dudas muy íntimas y frente a tanta tentación humana. Si se escudriñan 
los Evangelios se verá que Jesús no sufrió sólo muchas tentaciones, 
sino hartas dudas tam­bién. Aun en la cruz exclamó: "Dios mío. Dios 
mío, ¿por qué me has desamparado?" 

Si comprendemos que la misión de Cristo fue la de conectar lo humano 
con lo divino, al Hijo del Hombre con el Hijo de Dios, y que por este 
motivo tuvo que 'sufrir cuanto un ser humano ha de sufrir al ascender 
en la escala de la evolución interior, podemos entender con más 
claridad el significado central de los Evangelios. Podemos entender 
por qué hubo de sobreponerse a su madre, como se muestra en muchas 
parábolas y milagros. La madre representa el aspecto humano. Al 
sobreponerse a lo humano, al llevar a cabo su misión, Cristo 
restableció el contacto entre el nivel superior y el inferior, entre 
lo espiritual y lo natural. Por esta razón tuvo que someterse a todos 
los sufrimientos de su existencia y a la muerte de un criminal, sin 
recibir un ápice de ayuda. Pero, al salvar el vacío entre lo humano y 
lo divino, restableció el contacto, puso las cosas en orden una vez 
más e hizo posible que la especie humana volviese a recibir el influjo 
de lo espiritual. 

Jesucristo era, pues, dos cosas a la vez y su tarea fue la de 
conectarlas. Por este motivo todo lo que acerca de él leemos es para­ 
dójico y requiere una suerte de entendimiento que resulta muy poco 
lógico para el sentido corriente. Descendió, y eventualmente ascendió. 
Mas este ascenso se debió a su propio esfuerzo. Habiendo partido de su 
nacimiento en la tierra, y de su madre, hubo de sobre­ponerse a ambos 
y renacer. Por este motivo los Evangelios están llenos de la idea de 
un renacimiento. Cuan a menudo dice Jesús: 

'Tenéis que nacer de nuevo'. Y qué difícil es entender lo que ello 
significa. Mas, si logramos siquiera un destello de lo que puede 
llamarse la idea de Cristo y todo el drama de su muerte y resu­ 
rrección, podremos entender el motivo por el cual en la extraor­ 
dinaria parábola o milagro de 'Las Bodas de Cana', cuando con­vierte 
el agua en vino, dice a su madre: '¿Qué tengo yo contigo, mujer?' 
Podemos advertir que el significado de este hecho, que constituye el 
segundo capítulo del Evangelio de Juan, se refiere a una etapa que 
Jesús había alcanzado en sí mismo; se trata de que se había 
sobrepuesto ya a su naturaleza humana y había dado un paso preciso en 
su propia evolución interior. Estaba en poder de otro grado de 
comprensión en el largo camino de retomo a su natu­raleza divina. Por 
el momento ha dejado de tener que ver con el aspecto de si que la 
madre representa. Sin embargo, anuncia a su madre que ella terminará 
por crucificarle: '¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi 
hora.' Podemos vagamente advertir que esto significa que no se ha 
sobrepuesto a lo humano de una manera completa y que el sobreponerse 
definitivamente significa que habrá de morir en la cruz. Su cuerpo 
había nacido de la madre y también tenía que triunfar sobre él, y 
hasta transformarlo, de modo que aun después de su muerte pudiese 
usarlo como un cuerpo físico vivo pero cuyo sustento ya no lo recibía 
de la vida, sino de fuerzas que están enteramente fuera de ella. Esto 
configuró la perfecta unión de lo humano con lo divino, de lo inferior 
con lo superior. 

Empero, semejante transmutación total no había ocurrido aún en la 
época en que Jesús alcanzó el grado interno de ser en el que pudo 
convertir el agua en vino. A la transmutación completa la precedió una 
transformación psicológica que se representa median­te el poder de 
convertir el agua en vino. Según Juan, este fue el principio de 
señales que dio Jesús. El milagro fue una consecuencia de la señal. 
Juan no le llama un milagro, sino una señal. O sea que esto señala, 
indica, que Jesús había logrado cierto grado de poder interior que 
podía comunicar a objetos representativos, como el agua. En el antiguo 
idioma representativo de las parábolas, 'agua' quiere decir 'verdad'. 
Convertir el agua en vino significa convertir la ver­dad en algo que 
no es puramente la verdad, sino en algo que es de una categoría 
superior a la verdad misma. Cuando se capta la ver­dad de LA VERDAD y 
sus valores, la verdad ya no es simplemente la verdad, sino que se 
hinche de significados. Lo que antes era la verdad en virtud de la fe, 
empieza a multiplicarse en un significado infinito, de modo que deja 
de ser la verdad escueta y se convierte en una continua fuente de 
significados capaces de embriagar a uno como el vino. Se ha producido 
una unión, una boda, entre la ver­dad y algo más que la verdad. 
Podemos llamarla el significado de la verdad o el bien que en ella hay 
y que nos llega con la verdad como su recipiente. Jesús llama a los 
sirvientes a quienes la madre ha ordenado que obedezcan sus órdenes, y 
les manda henchir las tinajuelas hasta arriba; entonces convierte el 
agua en vino. Esto quiere decir que Jesús puede transformar toda la 
verdad que ha adquirido, hasta darle todo su verdadero significado. 

Por experiencia propia solemos, de pronto, ver la conexión que hay 
entre un número de cosas que antes creíamos separadas e inconexas. 
Entonces comprendemos con mayor amplitud, de la misma manera que 
cuando las letras separadas del alfabeto que aprendimos de niños se 
transforman, como por arte de magia, en palabras y hasta frases. Así 
penetramos a otros niveles de significado. 

Repasemos ahora el final de la parábola, cuando Jesús ya ha convertido 
el agua en vino. Lo presentan al maestresala, quien hace un comentario 
extraño. Dice que de ordinario, en la vida corriente (pues el 
maestresala representa la vida corriente y sus métodos) se pone 
primero el buen vino. Según el texto: Todo hombre pone primero el buen 
vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor; pero tú has 
guardado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo 
Jesús en Cana de Galilea y manifestó su gloria; y sus discípulos 
creyeron en él.' Tomemos nota de que se emplea la palabra 'bueno'. 
Algunas enseñanzas esotéricas usan las palabras verdad y bueno, o 
buena, y hablan de que es posible en­lazarlas en una boda tal que el 
hombre advierta lo bueno de la verdad que ha conocido y de este modo 
le gobierna lo bueno de la verdad y no la verdad escueta. Tomemos nota 
también de que el bien, o lo bueno, viene después, al final, a la 
inversa de lo que ocurre en la vida y como lo acentúa el maestresala. 
En la vida corriente siempre tendemos a tomar lo bueno primero y lo 
malo después. Con relación a esta idea, puede decirse que para poder 
ascender en la escala del propio desarrollo hemos de pagar por 
anticipado 



https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/76e32aef21462fad/7f6434ca40472bd7?lnk=gst&q=luz#7f6434ca40472bd7



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Respuesta  Mensaje 2 de 8 en el tema 
De: Alcoseri Enviado: 23/07/2014 15:15
Liberalismo Masónico - Bajo su aspecto puramente esotérico, la masonería es la forma más grandiosa a que se haya jamás atrevido el espíritu humano para dar libre representación a la unidad del hombre con Dios y con el Cosmos, existen claro tentativas de otras corrientes filosóficas y religiosas pero estas son siempre rígidas y dogmáticas, donde el atrevimiento de dar cause libre a las ideas es motivo de exclusión, y así la estreches de las formas y de ideas es la pauta de todas las organizaciones no masónicas. El hecho es que se reducen a no dar libre paso a las ideas, y a seguir por milenos una forma cristalizada en que la concepción del hombre con Dios se marca por una forma siempre idéntica. El hombre que clama por libertad de conceptos hacia Dios, muchas veces opta por apagarse en conceptos dogmáticos, pero el que sigue reclamando libertad se acoge a la libre vía que le brinda la masonería, la mente de Dios para el masón no se encierra en un Libro Sagrado, sea ya la Biblia o el Corán o algún otro libre que presumen de revelación irrevocable, el masón toma ideas de estos libros, pero no los toma como un todo, y le da libre interpretación a estas ideas vertidas en la Biblia, libro escrito por otros hombres, que fueron como nosotros, y que interpretaron a su capacidad la idea divina. El masón nunca aceptara que los libros sagrados fueron dictados por Dios, o inspirados directamente por Él. Para el masón la creencia en Dios no es un dogma, sino una verdad que por su contundencia es aprobada, bajo la idea de ser aceptada individualmente por la libre conciencia y no por imposición. Detengámonos en la idea básica de la masonería: la masonería es la libre interpretación del la relación del hombre con un Alguien Superior que rige con Gran inteligencia el Cosmos todo, este alguien los masones lo denominamos Gran Arquitecto del Universo, y así de esta manera los masones nos reunimos en Logia para unir libremente nuestras fuerzas para guiarnos mutuamente en los caminos que nos acerquen cada vez más a Dios. No nos unimos para imponernos ideas sobre Dios y sobre la forma de conducirnos hacia Él. Nos unimos libremente el Logia para unir nuestras pequeñas fuerzas y así hacer una gran fuerza junto con nuestros hermanos, porque estamos concientes que la Unión hace la Fuerza. A todo esto la masonería reclama una construcción metódica y racional, ya que las libres interpretaciones de Dios son por así decirlo, a priori, a la medida de nuestras débiles capacidades humanas; no se pueden inculcar ni tampoco probar con exactitud. Es posible, sin duda alguna, demostrar el teorema de Pitágoras o probar la científicamente la rotación del planeta Tierra; pero no se puede probar científicamente la existencia de una alma inmortal aunque la sintamos vibrar fuertemente dentro de nosotros- Para comprender lo que denominamos la concepción masónica del Cosmos, hay que ir más allá de las tentativas religiosas y científicas- y captar la idea masónica desde un nivel superior de conciencia, más plena y abierta. --------------------------------------------------------------------- La masonería esotérica se ocupa principalmente de la ciencia de la naturaleza humana y trata de explicar, mediante su singular simbolismo, las realidades y los principios básicos que rigen a la humanidad bajo los designios del Gran Arquitecto del Universo. Los símbolos masónicos utilizados para describir el Universo y su orden, los compases y escuadras y sus relaciones han servido para conservar este significado interno a través de las oscuras épocas de materialismo de las que la especie humana está emergiendo precisamente ahora. El simbolismo usado en Logias, tomado completamente aparte, significa la unidad incomprensible que subyace a toda manifestación. Si se aplica al vasto universo por entero, significa el Absoluto, el Dios inmanifestado El Gran Arquitecto del Universo, la fuente de todo, igualmente presente en todas las cosas, tanto en la materia como en el espíritu, en lo que llamamos el mal como en el bien. Si se aplica a nuestro Sistema Solar, representa a la Vida Una que subyace e incluye todas las formas de manifestación dentro del sistema, que existió antes de que se formase el primer átomo del Sistema Solar y que continuará existiendo después de que todas las cosas hayan desaparecido. Debido a su unidad absoluta, sin distinción de partes, ni mismo ni no-mismo, trasciende a nuestra comprensión y no puede clasificarse a base de ninguna forma de consciencia que nos sea familiar. Tampoco tiene límites en la extensión del tiempo ni entra a formar parte de relación alguna; y debido a esto, la Vida Una no puede decirse, lógicamente, que tenga ningún símbolo ¡porque incluso el círculo vacío sugiere limitación, debido a su circunferencia, y es, por consiguiente, hablando de un modo estricto, inadecuado. Sin embargo, la mente humana siempre exige símbolos en los que condensar y expresar grandes concepciones mediante una síntesis apropiada, y, en el simbolismo de la forma geométrica, el círculo se presta a menos objeciones que cualquier otro símbolo. En términos del simbolismo masónico , será el circulo y el punto; en el de la luz y el color, será Oscuridad. Como factor en la masonería simbólica, el círculo se emplea para representar el Espíritu en general, abstracto e individualizado, ganando en autoconsciencia mediante la limitación y la combinación. Cuando se coloca un punto en el centro del círculo, algo está viniendo a la existencia desde las profundidades de la incomprensible Nada; la Luz está empezando a brillar desde la oscuridad; el Sonido surge del interior del silencio, el Ser proviene del No-ser, el número Uno, la unidad relativa de todas las cosas manifestada, está haciendo su aparición. Cuando se aplica a la totalidad del universo, representa a Dios manifestado, o con atributos, universal en la manifestación, pero comprensible para quienes son capaces de aunar su consciencia con la de El. Aplicado a nuestro Sistema Solar, significa el Logos Geómetra Solar, el único Dios supremo del sistema. No hay forma de vida dentro del Sistema Solar que no sea Su vida, ni forma de consciencia que no sea un aspecto de Su consciencia; El creó el sistema entero a partir de Su propio ser en el principio y lo destruirá al final reabsorbiéndolo en Sí mismo. El Sistema Solar, considerado como un todo, puede considerarse como Su cuerpo y los planetas como centros definidos u órganos dentro de ese cuerpo, utilizando y manifestando cada uno de ellos un tipo diferente de vitalidad y de conciencia, del cual el Sol es el corazón --para los que habitan en este globo-- y la Tierra es la cabeza. Aunque omnipresente, Su vida y Su poder se manifiestan más específicamente por medio del Sol, la gran luminaria que este símbolo representa astrológicamente. La fuerza vital cósmica desciende hacia el Sol desde planos superiores del ser, la llamada cuarta dimensión del espacio, y de allí es enviada a todos los globos dentro del sistema, fluyendo a través del éter como la sangre a través del cuerpo humano, o como la energía a lo largo de los nervios, manteniendo cada globo en contacto con todos los otros y con el Sol. Cuando el círculo se divide en dos mitades por medio de un diámetro, significa que el espíritu abstracto está manifestando las dos polaridades de espíritu-materia, no separadas en dos extremos de espíritu por un lado y de materia por otro lado, sino unidas en una sola, dualidad que tiene la unidad subyacente a ella. En términos de consciencia, puede describirse como Ego-No Ego, dando las posibilidades tanto de la consciencia, o mundo interior, como de la materia, o mundo exterior. Significa, por consiguiente, un estado de dualidad, un medio entre dos extremos, combinando dos estados y sin pertenecer exclusivamente a uno o a otro; y de esta manera se emplea como símbolo del Alma, considerada como intermedia entre el Espíritu arriba y el Cuerpo abajo. Cuando se escribe de esta forma, un círculo dividido por un diámetro de la misma manera que la letra griega Theta, el símbolo en masonería significa el oriente de la logia, pero tomado en la forma del semicírculo, significa la Luna en sus dos fases duales de luz y oscuridad, creciente y menguante, representación del alma personal con sus estados de ánimo variables, que puede subir y llegar a ser una sola cosa con la consciencia arriba o puede descender y quedar atada al cuerpo abajo. La Luna Nueva, la conjunción de la Luna y el Sol, simboliza la unión del alma y el espíritu, la personalidad y la individualidad, tanto si tiene efecto después de la muerte en el mundo espiritual como durante la vida en el trance del cuerpo. La Luna Llena, la oposición de las dos luminarias, representa la personalidad iluminada por el Sol, o espíritu, y que proyecta su prestada luz sobre la Tierra, la consciencia física. Cuando el segundo diámetro divide el primero en ángulos rectos, se forma la cruz dentro del círculo. Este es un símbolo familiar de aplicación muy amplia, tanto en masonería como en otras partes. En la Logia Masónica se ofrece el plano básico del zodiaco, mostrando la línea horizontal del horizonte, tanto en septentrión como al medio día, que va desde el ascendente, al este, hasta el descendente, al oeste, y la línea vertical del meridiano desde el cenit hasta el nadir. Implica una manifestación completa y una actividad incesante, porque no puede formarse hasta que el Ego y el No- ego se hayan polarizado cada uno de ellos, activo y pasivo, positivo y negativo, actuando cada uno sobre el otro y reaccionando cada uno sobre el otro. Esta acción y reacción entre los dos tiene varias consecuencias e implicaciones. En primer lugar, subdivide las dos mitades en cuatro cuartos; en segundo lugar, implica una actividad incesante, porque si cesasen la acción y la reacción, los cuadrantes desaparecerían y sólo quedarían los dos semicírculos del símbolo precedente, existiendo únicamente los cuadrantes mientras continúa la actividad. En tercer lugar, implica una corriente de influencia que pasa alrededor del círculo, siguiendo la dirección de la acción y la reacción y haciendo que el círculo mismo dé vueltas alrededor de su eje tal como lo hace la Tierra. Esto se representa por medio del símbolo familiar de la Cruz Gamada , una cruz que se supone gira rápidamente y deja una estela detrás del extremo de cada uno de los cuatro brazos. Estos pequeños trozos terminales suelen trazarse como líneas rectas cortas formando ángulos rectos con los brazos, pero es evidente que esto es incorrecto, porque si la cruz estuviese girando realmente describiría un círculo y la estela sería circular, siendo los trozos terminales pequeños arcos de un círculo y no líneas rectas. En realidad, este símbolo es el mismo que el último, la cruz dentro del círculo, pero se ha omitido porciones de la circunferencia del círculo. Su aplicación es muy extensa. Puede significar el movimiento giratorio de los átomos, tanto como vórtices en el éter como corrientes en tomo a un eje central; y a mayor escala, representa la rotación axial de la Tierra, muy parecida a la de un átomo. Indica el movimiento espiral de la electricidad alrededor de un eje magnético, el movimiento serpentino de la energía vital eléctrica e ígnea llamado fuego serpentino representado en el ara sagrada de la logia , y el movimiento en remolino de las energías que se suscitan dentro de la Logia masónica son centros de fuerza de la contraparte etérica del cuerpo físico. El primer centro de la logia masónica es el ara sagrada , representa la base de la espina dorsal,.Cuando hace la circunvalación alrededor de Ara Sagrada, mientras está uno girando, avanza en la línea de su eje, no describe un círculo, sino una espiral. En todos estos casos, la Cruz Gamada indica una especie de fuerza de movimiento espiral que actúa en la materia, moldeando ésta y poniéndola en movimiento, desde el globo hasta el átomo., La logia representa el Cuerpo físico , el Templo de Dios distinguiéndose del Cosmos , Espíritu, , Alma. Masonicamente , la Logia representa el Cosmos y al hombre a la vez- ------------------------------------------------------------------------------- Mucho se habla del liberalismo masónico, pero poco o nada se atiende sobre este tema que es en sí la columna vertebral de todo del andamiaje masónico, por ello qué es este liberalismo al estilo masónico. El liberalismo masónico es en esencia una idea de liberar al hombre de las ataduras dogmáticas y oscurantistas que lo atan, y no le permiten el progreso. Procura, en última instancia, el progreso total material y espiritual de hombre, se ocupa tanto del bienestar material, como también directamente, desde luego, de sus necesidades espirituales. En sí promete al hombre felicidad y contento; la satisfacción de aquellos deseos que, a través del mundo sensorio, cabe atender. Mucho se ha hablado del liberalismo masónico por actitud puramente positivista. No sólo vive para comer y beber, nacer y morir como animal irracional. Hay necesidades humanas por encima de tener bienes, educación y comida. Las riquezas no dan al hombre la felicidad total, pues dejan el alma insatisfecha y vacía. El propósito del liberalismo masónico consistió, en su preocupación por las más nobles y espirituales aspiraciones humanas. Quienes así evidencian el plan masónico en pro del liberalismo ven cuán perfecto y verdaderamente espiritual es su propio concepto de esas tan encontradas aspiraciones. La política, cualquiera que sea su tendencia, con los medios que tenga a su disposición, puede enriquecer o empobrecer a la gente; lo que está más allá de sus posibilidades es darle la felicidad. En ese terreno, ningún bien material es suficiente. Sin embargo, un ordenamiento liberal adecuado puede suprimir múltiples causas de dolor y de sufrimiento; puede dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y procurar habitación al que de ella carece. Es que el liberalismo masónico atiende lo espiritual y, por eso, concentre su atención en el bienestar total de los pueblos. Es que sus aspiraciones son mucho más ambiciosas que solo brindarle esperanzas en un paraíso después de muerto, como la dicen las religiones, es posible darle bienestar al hombre en esta vida-. El liberalismo masónico no sólo aspira a procurar a los hombres las condiciones externas para el desarrollo de su vida interior. Es incuestionable que un hombre moderno de clase media puede atender mejor sus necesidades espirituales que, por ejemplo, un individuo empobrecido, que no puede abandonar por un instante la tarea de garantizar su simple subsistencia. Cierto es que el liberal masón nada puede argumentar ante los irresponsables quienes consideran como un ideal la pobreza y la libertad de los desposeídos que no quieren atender sus derechos y obligaciones. La mayoría de nuestros los masones, sin embargo, ni comprendemos ni buscamos el ideal ascético enclaustrados en un monasterio. El liberalismo masónico es racionalista. Se dice que los liberales masones pretenden ordenarlo todo de un modo lógico, olvidando las pasiones patrioteras y las irracionalidades. No niega, desde luego, el liberalismo masónico que las gentes proceden, a veces, de modo irracional y caótico, y es nuestro deber proceder contra los irresponsables. Si los hombres actuaran siempre racionalmente, resultaría superfluo el exhortarles a proceder de acuerdo con los dictados de la razón. Desde luego, el liberal masón no dice que el hombre sólo se mueva por la inteligencia; lo que asegura es que a los hombres, en aras de su interés bien entendido, les conviene actuar de modo racional. El liberalismo masónico aspira a que se le conceda la misma preeminencia a la razón en la política social que en todas las demás esferas de la acción humana, incluso a que la religión sea racionalista y analítica. Pocos considerarían sensata la actitud del paciente que le dijera a su médico: Doctor, comprendo que lo que me aconseja sobre la transfusión sanguínea es bueno para mi hijo que muere, pero mis sentimientos religiosos no me permiten seguir sus indicaciones. Lo que yo creo es lo que no me permite ayudar a mi hijo a vivir. Nosotros los masones para alcanzar cualquier objetivo que nos hayamos propuesto, siempre procuramos actuar razonablemente. En cada esfera de la actividad humana, se han descubierto las técnicas adecuadas para conseguir ciertos objetivos sean políticos o religiosos. Todo el mundo coincide en la necesidad de dominar las técnicas que van a permitir vivir mejor. Es por eso que se rechaza como charlatanes a los que pretenden ejercer una profesión u oficio sin la oportuna maestría, así es el masón, primero tiene que dominar el saber masónico antes de actuar. En lo tocante a la política , sin embargo, parece como si este planteamiento tuviera que ser distinto. Por lo visto, en este terreno de la política y la religión las pasiones y los impulsos deben de prevalecer sobre la razón. La cuestión de cómo debe iluminarse una ciudad se discute y se resuelve con arreglo a la razón y a la lógica. Pero en cuanto se trata de completar el tema y decidir si la correspondiente central eléctrica debe ser de propiedad privada o municipal, toda razón y toda lógica desaparecen; ya no se apela más que a sentimientos, a cosmovisiones y, en definitiva, a lo irracional. El ordenar las sociedades en un Nuevo Orden Mundial para facilitar que los hombres puedan alcanzar sus metas no es un problema excesivamente complicado. Es menos complejo que tender ferrocarriles, producir tejidos o construir plantas eléctricas. Desde luego, la política y la religión tienen mayor importancia que otros temas de la actividad humana porque establecen el orden social que constituye la base de todo lo demás. La gente sólo puede prosperar y alcanzar sus objetivos bajo una organización propicia a esos fines , esto es un Nuevo Orden Mundial. Pero, por elevada que situemos la esfera de lo político y social, estaremos de acuerdo en que los asuntos a tratar son de naturaleza puramente humana, debiendo, en su consecuencia, ser abordados de forma exclusivamente racional. Indudablemente, nuestra capacidad de comprensión en masa es muy limitada. Jamás llegaremos a develar los secretos últimos y más profundos del universo. Pero el que no consigamos desentrañar la razón de nuestra existencia, en nada impide recurrir a los medios más adecuados para conseguir alimentos o ropa. Debemos, por la misma razón, organizar la sociedad de acuerdo con las normas más efectivas para alcanzar nuestros fines. No son, en verdad, tan elevados, grandiosos o benéficos el estado y el orden legal, el gobierno y la administración pública, como para atemorizarnos y hacernos renunciar a someter tales instituciones a la prueba de la racionalidad. Los problemas que la política social suscita son simples cuestiones tecnológicas; hay que abordarlos por las mismas vías y con los mismos métodos que para resolver todos los demás problemas científicos, es decir, mediante la reflexión racional y la adecuada observación de las circunstancias existentes. El raciocinio masónico confiere condición optima al hombre; es lo que le diferencia y eleva por encima de las bestias. - https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/$20l%C3%B3gica$20masoner%C3%ADa$20esot%C3%A9rico$20%7Csort:date/secreto-masonico/qUMu57J_P8Q/aimAgrv5vVMJ

Respuesta  Mensaje 3 de 8 en el tema 
De: Alcoseri Enviado: 23/07/2014 15:48

Respuesta  Mensaje 4 de 8 en el tema 
De: Alcoseri Enviado: 23/07/2014 15:50

Respuesta  Mensaje 5 de 8 en el tema 
De: Alcoseri Enviado: 17/07/2018 20:36
Hey, here`s the real Photoshop

Respuesta  Mensaje 6 de 8 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 18/07/2018 20:46

Respuesta  Mensaje 7 de 8 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 19/07/2018 16:50

Respuesta  Mensaje 8 de 8 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 21/07/2018 21:04


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