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General: El Universo Interior
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 29/07/2012 21:52 |
El Universo no es únicamente aquello que nos muestran los sentidos. No únicamente la escena exterior. En realidad, jamás es únicamente la escena exterior, sino que siempre constituye la combinación de uno mismo con ella. No es la mera percepción de los sentidos, de este duro mundo de la tierra, de aquel distante punto de luz en el espacio, sino la percepción de ideas, la captación de verdades, el darse cuenta de significados, el ver las cosas más familiares bajo una nueva luz, el intuir su esencia, el experimentar sufrimiento y regocijo. Se nos da como pan del cielo y como hecho terrenal. En su escala más grande yace más allá del dominio de los sentidos y se le puede discernir tan sólo interiormente, por medio de la comprensión. Puede, de pronto, abrirse en el corazón o en la mente un reino de experiencia que no corresponde al mundo exterior, pero que puede interpretarlo. Entonces nos baña la luz de la comprensión. Luz sin violencia, experiencia pura, luminosidad sin sombra en la que se desvanece la dureza del propio ser. Y vemos con la autoridad que nos da el significado. Palpamos, pero sin aquel sentido de separación que el contacto físico nos da inevitablemente. Sentirnos en profundidad sin hablar con nosotros mismos, libres del espejo de la personalidad superficial. Cada experiencia de esa luz nos crea profundamente. Es luz creadora que transforma el significado de todas las cosas y que el hombre ha buscado desde el comienzo del tiempo. Luz que a nadie puede hacer violencia. Significado que nos muestra lo que siempre hemos sabido, pero que jamás hemos tenido la fuerza de recordarlo. No sólo nos sentimos creados por cada experiencia de esa luz, sino que decimos que ella es lo que hemos buscado siempre: este significado, esta realidad, esta dicha mal interpretada al buscarla en mil direcciones físicas e inútiles. Esto es lo que todos deseamos y que la luz externa del mundo pretende ofrecemos, pero que jamás da. La unión que se percibe es, en verdad, unión, la idea oculta tras nuestras extrañas vidas de búsqueda, de nuestras vidas incompletas. ¿Cómo se obtiene esta luz? ¿Cómo lograr esa unión con el significado? ¿A través de qué brilla? ¿Dónde hemos de hundir el bisturí para abrirle paso? Siempre se ha hablado de ella. Para hallarla, el hombre ha de diseccionarse, lejos de sí mismo. Tal es, en resumen, la substancia de cuanta enseñanza trata acerca de ella. Y el hombre no podrá hacerlo, a menos que comience a verse directamente, como un nuevo acontecimiento, como el suceso diario de sí mismo; sin analizarse, sin criticarse, ni como motivo de palabrería. Esta calidad de conciencia que conduce a la región por la que se recibe el significado, no es la conciencia que de ordinario tenemos. Muchas son las cosas que nos entorpecen el camino. Primero, la fuerza de la imaginación. Imaginamos que ya la tenemos. La imaginación es el material psíquico con el que puede fabricarse cualquier sustituto de la realidad. Es la fuerza más poderosa de la vida. Luego, hemos de practicar constantemente el proceso en que la conciencia se usa como bisturí de disección. Y esto requiere un esfuerzo que no se precisa para la vida en el mundo. Por eso olvidamos con facilidad y no mantenemos vivo lo comenzado en la empresa. Pero, antes de que semejante cosa nos sea posible, es preciso que se sienta la realidad de un aspecto interno del Universo y que se sepa que este aspecto se capta sólo a través de los sentidos internos. Es preciso darse cuenta de que uno vive volcado hacia fuera, en un mundo de efectos cuyas causas ocultas conducen a misterios más allá de la capacidad humana de solucionarlos. También se ha de dar cuenta el hombre de que lleva en sí mismo estados que le son desconocidos. Cuando vive bajo el dominio de los sentidos, el hombre está al revés. Piensa que el sentido precede a la mente. Y entonces nada de lo interior puede pertenecerle porque ha invertido el orden natural. En última instancia, tratará con todo por medio de la violencia. Pues si se toma el objeto sensorio como la ubérrima y suprema realidad, se le puede aplastar, dañar, violar o matar. Por este motivo es que, psicológicamente, el materialismo es cosa tan peligrosa. No sólo cierra la mente y su posible don de desarrollo, sino que todo lo da vuelta al revés, al extremo de que explica la casa por los ladrillos, el universo por sus átomos y su contenido, con una serie de explicaciones de bajísima calidad. El propósito de toda 'iglesia' ha sido siempre la salvación del hombre. En sí mismo el hombre es la iglesia que se comunica con lo de arriba y lo de abajo. Tiene un aspecto interno y uno externo. Las grandes catedrales no son sino representaciones del hombre, bellas a medias y no acabadas..
¡Considerad el conocimiento que las construyó en aquellos tiempos obscuros, violentos, llenos de superstición! Considerad el tremendo esfuerzo, la firme intención. Siempre ha existido algo que se mantuvo vivo y que pasó de generación a generación, de iglesia a iglesia, de religión a religión. Y esto es una idea acerca del hombre, acerca de cada hombre. Una idea acerca de nosotros mismos. Se la expresó asemejando al hombre a una semilla que no puede crecer únicamente por medio de la luz natural, que no puede crecer tan sólo por medio de los sentidos. Y la salvación del hombre, en que se ha insistido siempre como una necesidad para la salud del mundo entero, es el crecimiento de esta semilla. Pero no puede crecer mediante la influencia de una mente que se encuentre del todo gobernada por los sentidos. Y así nos hallamos de nuevo ante el peligro del materialismo con relación al bienestar de la humanidad entera. Si hay una categoría superior en el hombre, no serán las ideas ni las costumbres de una categoría inferior las que le eleven. Tiene, ante todo, que aceptar la existencia de esta categoría superior, e imitarla. De tal modo puede ser que logre hallar, esparcidos entre los documentos históricos, trozos de cierta literatura que trata de los medios y modos de alcanzar dicha condición superior. Y por cierto que las ideas de esta literatura no serán del mismo orden que las que pertenecen al nivel inferior o físico. Nada es cierto hasta que se haya asimilado. La verdad sólo puede ser una experiencia propia. No se la encuentra en los libros. Hay un proceso muy íntimo de semi-pensar y de semi-imaginar. En parte, es algo así como conversar consigo mismo, en parte es el propio ser, en parte es verse y, en parte también, escucharse con los nuevos significados que penetran. Es algo a medias activo y a medias pasivo; y también algo que es puramente uno mismo, ni activo ni pasivo. Rara vez podemos mantenernos invariables en pos de nuestro pensamiento. Nos lo impide el tráfico de la mente. No conseguimos unir de un modo individual una cosa a otra, ni vemos por cuenta propia la verdad de cosa alguna. El desborde de las asociaciones, el continuo reaccionar a la vida, todo resulta muy poderoso. Pocos son los que pueden decir que hayan construido gran cosa interiormente. No hemos re- creado el mundo, no lo hemos vuelto a representar; lo hemos dejado en la forma de una confusa imagen sensoria. Si nos observamos en el acto de leer, notaremos que son tres las personas que se ocupan en ello. El lector, el que interiormente escucha, y un juez. Cuando leemos, tenemos presentes estas tres personas. La que escucha no puede oír lo que dicen los de fuera. Escucha al lector y toma nota de lo que el Juez dice. Para poder re- crear el mundo; es decir, para crear el mundo en uno mismo, para darle un significado, una forma, una interpretación, orden y trascendencia, ha de aprender el oyente, la persona que escucha. Uno toma las propias ideas, sentimientos, el propio poder de la imaginación, y con ellos trabaja interiormente. Y se da cuenta de que, sea lo que fuere lo que otros saben, han dicho, escrito o hecho, en uno mismo no ha ocurrido nada de un valor efectivo. No ha habido una asimilación personal de la verdad; no se la ha descubierto íntimamente; no ha habido una creación en sí. Si nuestra vida emotiva fuese un poco más despierta, la unificación del pensamiento y la emoción aumentaría esta parte más real y profunda de nosotros y sentiríamos la felicidad que proviene de la conjugación del significado y la vida. Nuestra conducta sería muy distinta. Veríamos las cosas con mayor infinidad de diferencias. Estas diferencias no podemos captarlas en tanto recibamos todo de una manera habitual. La vida no nos nutre porque la vemos habitualmente. La vemos por medio de unos cuantos hábitos del pensamiento. Nos limitamos a reconocer, y a muy poco más. Y es a esto a lo que damos el nombre de saber; a veces hasta le llamamos la verdad. No cabe duda de que poseemos poderes de percepción muchísimo más finos que los que ordinariamente empleamos. A veces hasta nos damos cuenta de tenerlos. Y si tratásemos de definir el posible significado del propio desarrollo, podríamos decir que consiste en una recepción harto más consciente de la vida diaria mediante el empleo de esos poderes; una percepción muchísimo más fina y cuyo sentido es tanto interno como externo. Esto significaría hacerse a un lado de los hábitos de la mente y de los sentimientos, por medio de un continuo reconocimiento. Es decir segregamos de nosotros mismos. Tales como son los hechos, dejamos que nuestras vidas no pasen de ser una repetición monótona de todo. Y no vemos la causa de esto en nosotros mismos, sino en las circunstancias externas. No se puede compartir el ser consciente. Vuestra conciencia es vuestra, la mía es mía. Y puesto que la conciencia no puede compartirse, la dirección de la propia vida debería encaminamos totalmente a experimentar todas las cosas por sí mismo, a ser consciente de sí ante sí, a ver por sí mismo y a poder obrar por sí mismo. Esta es la única forma en que se puede crear algo en sí mismo; una vez creado, es propio, permanente y real. Entonces todo es fresco, nuevo, virgen e inmaculado. No lo han tocado otros exploradores. Toda persona se encuentra en cierto estadio o etapa de pensamiento y sentimiento. Es imposible tomar la verdad de prestado a fin de adelantar y hacerse de significado. El que a uno le digan dogmáticamente lo que es la verdad, es como aceptar una verdad populachera. La verdad sólo puede ser una experiencia propia, según el grado de desarrollo propio. Nadie puede saborear una manzana en lugar de uno. Y una descripción de su sabor es asunto harto inútil. Del mismo modo, en todo lo que realmente tiene importancia, nadie puede ayudar a nadie. Únicamente puede ayudarnos nuestra propia capacidad para ver la verdad de cualquier cosa. Pero es justamente este el poder del que tratamos de deshacernos con la esperanza de hallar algo más fácil. Si pudiésemos penetrar a la necesaria profundidad de nosotros mismos, si pudiésemos alejamos de nuestras reacciones habituales, sabríamos qué hacer en cualquier situación o problema, pues haríamos luz sobre un significado completamente nuevo. Veríamos la situación transformada. El primer acto voluntario para marchar hada la intimidad del espíritu es la afirmación. Esta es una voluntad a mantenerse durante toda la vida. Sólo mediante este acto todo lo externo y muerto se conecta con lo intimo y lo vivo. De todos los actos psicológicos, es el más importante. Constituye no solamente el paso preliminar, sino que ha de renovarse constantemente. Por medio de esta afirmación empieza la psicología en su más profundo sentido, como ciencia de la evolución personal. Aunque muy distante, su finalidad es la unidad de uno mismo. El hombre se va uniendo gradualmente a si mismo a través de sí mismo. Y no con lo que la casualidad hizo de él ni con lo que cree ser. Pero la afirmación no ocurre por medio de la disputa, sino por medio del entendimiento. La negación conduce siempre a una destitución interna y, por lo mismo, a una superfluidad cada vez mayor, a la impaciencia, a la pérdida del significado y a la violencia. Siempre se puede negar. ¿Habrá algo más fácil? Siempre podemos seguir el camino de la negación al esquivar todos los actos del entendimiento, calificándolos de sentimentalismos o considerándolos carentes de valor científico o comercial. Sin embargo, sabemos mucho más de lo que discutimos. Sabemos más de lo que creemos saber. Pero en el momento en que se comienza a recorrer el camino de la negación con malicia, como muchos lo hacen en estos tiempos, se encuentran por doquier las pruebas y la corroboración necesarias para negar. ¡Considerad el efecto que en este sentido produce la sospecha! El resultado es una mentira, y lo sabemos muy bien. Los efectos psicológicos de la afirmación van en sentido completamente opuesto. Para creer es preciso afirmar. Como finalidad en sí, la negación es violenta, coercitiva, destructiva. No puede forzarse aquel lado oculto que todos llevamos dentro, aunque lo sentimos únicamente a medias. Por eso los sentidos no nos proporcionan una prueba clara, una afirmación inequívoca, una inteligencia o un significado tras de las cosas o por sobre ellas. Una prueba sensoria, clara e indiscutible seria coercionarnos en la mente; seria obligar a la mente, forzarla. Esto sucedería en el caso, digamos, de un Dios visible en el cielo. Cuando brota de la propia comprensión, el convencimiento de que tiene que haber algo, las reflexiones íntimas no fuerzan a nadie. Todo ello abre la mente en un sentido de vital importancia. El aspecto de la vida visible puede arrastramos a sus profundidades con todos sus horrores, injusticia y sufrimiento. Si tomamos la vida únicamente por los sentidos, tal cual la vemos, no podrá conducirnos a parte alguna. Pero esto bien puede ser una parte de la trama de la comedia. Por nacimiento, el hombre lleva en sí algo superior a los sentidos y a sus derivados. La evolución mecánica no puede explicar el aspecto que el hombre no usa ó que usa muy raras veces. Y si la trama de la comedia es el desarrollo en el campo de la conciencia, si cada ser humano constituye un caso único de desarrollo latente con el empleo de poderes que le son inherentes (y que siempre le son particulares), entonces jamás podría esperarse que la vida, tal cual la vemos y se nos da, fuera de tal naturaleza que no produjese en el hombre un hondo problema y una lucha de toda la existencia. Antes, cabría esperar que le contradijera. El desarrollo ha de significar esfuerzo. Y si la vida fuese toda dulzura y belleza, carente de dolor y de miseria, no habría en ella nada que incitase a una creación propia; no habría lucha en virtud de la cual pudiésemos llegar a reconocer los ingredientes más finos que poseemos, ni los separaríamos de los groseros. Poco a poco vamos aprendiendo que en toda situación lo fino y lo grosero van mezclados. Tenemos en nuestra constitución física instrumentos nerviosos de fino ajuste que rechazan los malos alimentos. También poseemos una máquina digestiva que asimila lo fino y elimina lo grosero. Pero en el reino de la vivencia íntima no contamos con una máquina correspondiente. Precisamos crearla; y al crearla ella nos crea a nosotros. Este es el motivo de que en cada época precisemos una enseñanza de un tipo especial. Por ejemplo, ¿cuál puede ser el íntimo sentido de las parábolas del Evangelio, sino una indicación de cómo crear tal máquina selectiva para, de este modo, llegar a ser hombres? He ahí, en los Evangelios, un método para crearse a sí mismo cuando se entienden las ideas y se las aplica. Puede decirse que sólo entonces el hombre empieza a existir. Comienza a existir cuando, de pronto, se da cuenta de lo que significa vivir conscientemente. Deja de ser una criatura a quien las circunstancias llevan de acá para allá; ya no le arrastra la última moda, ni la más reciente sensación del día. Ya no es tan esclavo de aquella terrible maquinaria de la vida en la que todos dan vueltas y más vueltas. Ya no piensa en términos de una vida que es el engendro de los sentidos. Lleva, otro sistema dentro de sí. Y por medio de este sistema encuentra una nueva relación hacia todo lo que experimenta. Comienzan a penetrarle ideas diferentes de las que adquirió en la vida bruta. Y estas son las ideas que le despiertan la mente. Al escucharlas, su significado despliega grado a grado su entendimiento. Pone en movimiento la primera etapa de un desarrollo de todo su ser. Y cuando conversa en lo íntimo consigo mismo, hablará de una nueva manera. El oyente interior le oirá y comenzará a despabilarse. Los hechos de la vida no nos penetran hondamente. Siempre desvían al oyente. Pero hay ciertas ideas que pueden penetrar a profundidades no conocidas y allí agitan energías que jamás habíamos experimentado.
El problema de toda enseñanza esotérica es conectar un nivel superior de, entendimiento con uno inferior. El ejemplo supremo es Jesucristo, nacido de una madre humana y que, sin embargo, fue hijo de Dios. No .podremos entender nada del drama cristiano a menos, que entendamos que, en. cierto modo, era dos cosas a la vez; hijo del hombre e hijo de Dios. Esto quiere decir que estaba en contacto con un nivel inferior y, de alguna manera, también con un nivel superior. Hablando en términos generales, el problema de la enseñanza esotérica que se siembra en el mundo con intervalos precisos es el de mantener un contacto con un, nivel superior de ser. Cuando se pierde el contacto entre lo de arriba y lo de abajo, lo de abajo inevitablemente perece, enloquece y termina violentamente. Cristo llegó como mediador entre el nivel superior y el inferior. En su condición de simple ser humano, expuesto a toda suerte de tentaciones, su tarea fue la de sobreponerse a todo lo que corresponde a un nivel inferior, al nivel de lo humano, y unir este nivel humano con el divino. Dios descendió a la tierra como un ser humano, pero en esta condición no podía utilizar, lo divino. A nuestro mezquino modo podemos entender que, de otra manera, su tarea hubiese sido fácil, Y. a menudo nos preguntamos por qué no fue una tarea fácil, siendo de suyo divino, como que ya llevaba lo divino en sí mismo al ser Hijo de Dios. A menos que podamos entender esto, no podremos darnos cuenta de la razón de que estuviera sometido a tan tremendas tentaciones hasta el último momento. Nuestra discusión es más ,o menos así: Si fue el hijo de Dios, ¿por qué se le tentó? ¿Por que hubo de padecer tales agonías? ¿Por qué todo le .fue tan difícil? ¿Por qué no pudo, sencillamente, mostrar sus poderes a las gentes? ¿Por qué no convirtió las piedras en pan? Pero está cuestión es infinitamente más extraña y sutil. En la época histórica de' la aparición de Cristo, la raza humana estaba ante el tremendo peligro de perder todo contacto con un grado superior de comprensión. El mundo entero se consumía en la violencia y en la materialidad. Desaparecían todos los valores y algunos ya habían desaparecido del todo. Se había' perdido toda la comprensión de que el hombre es un ser espiritual y no sólo una criatura de la carne. En semejantes circunstancias, alguien tenía que establecer él' contacto entre el nivel de la tierra y el del cielo. Pero cualquiera puede echar de' ver' que si un hombre dotado del poder superior —o del cielo, como se dice en los Evangelios—; mejor dicho, si un hombre que pudiera usar esos poderes en la tierra, los usara, no hubiese podido dar el ejemplo de un ser humano que se eleva mediante una lucha interna, a través de dudas muy íntimas y frente a tanta tentación humana. Si se escudriñan los Evangelios se verá que Jesús no sufrió sólo muchas tentaciones, sino hartas dudas también. Aun en la cruz exclamó: "Dios mío. Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Si comprendemos que la misión de Cristo fue la de conectar lo humano con lo divino, al Hijo del Hombre con el Hijo de Dios, y que por este motivo tuvo que 'sufrir cuanto un ser humano ha de sufrir al ascender en la escala de la evolución interior, podemos entender con más claridad el significado central de los Evangelios. Podemos entender por qué hubo de sobreponerse a su madre, como se muestra en muchas parábolas y milagros. La madre representa el aspecto humano. Al sobreponerse a lo humano, al llevar a cabo su misión, Cristo restableció el contacto entre el nivel superior y el inferior, entre lo espiritual y lo natural. Por esta razón tuvo que someterse a todos los sufrimientos de su existencia y a la muerte de un criminal, sin recibir un ápice de ayuda. Pero, al salvar el vacío entre lo humano y lo divino, restableció el contacto, puso las cosas en orden una vez más e hizo posible que la especie humana volviese a recibir el influjo de lo espiritual.
Jesucristo era, pues, dos cosas a la vez y su tarea fue la de conectarlas. Por este motivo todo lo que acerca de él leemos es para dójico y requiere una suerte de entendimiento que resulta muy poco lógico para el sentido corriente. Descendió, y eventualmente ascendió. Mas este ascenso se debió a su propio esfuerzo. Habiendo partido de su nacimiento en la tierra, y de su madre, hubo de sobreponerse a ambos y renacer. Por este motivo los Evangelios están llenos de la idea de un renacimiento. Cuan a menudo dice Jesús:
'Tenéis que nacer de nuevo'. Y qué difícil es entender lo que ello significa. Mas, si logramos siquiera un destello de lo que puede llamarse la idea de Cristo y todo el drama de su muerte y resu rrección, podremos entender el motivo por el cual en la extraor dinaria parábola o milagro de 'Las Bodas de Cana', cuando convierte el agua en vino, dice a su madre: '¿Qué tengo yo contigo, mujer?' Podemos advertir que el significado de este hecho, que constituye el segundo capítulo del Evangelio de Juan, se refiere a una etapa que Jesús había alcanzado en sí mismo; se trata de que se había sobrepuesto ya a su naturaleza humana y había dado un paso preciso en su propia evolución interior. Estaba en poder de otro grado de comprensión en el largo camino de retomo a su naturaleza divina. Por el momento ha dejado de tener que ver con el aspecto de si que la madre representa. Sin embargo, anuncia a su madre que ella terminará por crucificarle: '¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.' Podemos vagamente advertir que esto significa que no se ha sobrepuesto a lo humano de una manera completa y que el sobreponerse definitivamente significa que habrá de morir en la cruz. Su cuerpo había nacido de la madre y también tenía que triunfar sobre él, y hasta transformarlo, de modo que aun después de su muerte pudiese usarlo como un cuerpo físico vivo pero cuyo sustento ya no lo recibía de la vida, sino de fuerzas que están enteramente fuera de ella. Esto configuró la perfecta unión de lo humano con lo divino, de lo inferior con lo superior.
Empero, semejante transmutación total no había ocurrido aún en la época en que Jesús alcanzó el grado interno de ser en el que pudo convertir el agua en vino. A la transmutación completa la precedió una transformación psicológica que se representa mediante el poder de convertir el agua en vino. Según Juan, este fue el principio de señales que dio Jesús. El milagro fue una consecuencia de la señal. Juan no le llama un milagro, sino una señal. O sea que esto señala, indica, que Jesús había logrado cierto grado de poder interior que podía comunicar a objetos representativos, como el agua. En el antiguo idioma representativo de las parábolas, 'agua' quiere decir 'verdad'. Convertir el agua en vino significa convertir la verdad en algo que no es puramente la verdad, sino en algo que es de una categoría superior a la verdad misma. Cuando se capta la verdad de LA VERDAD y sus valores, la verdad ya no es simplemente la verdad, sino que se hinche de significados. Lo que antes era la verdad en virtud de la fe, empieza a multiplicarse en un significado infinito, de modo que deja de ser la verdad escueta y se convierte en una continua fuente de significados capaces de embriagar a uno como el vino. Se ha producido una unión, una boda, entre la verdad y algo más que la verdad. Podemos llamarla el significado de la verdad o el bien que en ella hay y que nos llega con la verdad como su recipiente. Jesús llama a los sirvientes a quienes la madre ha ordenado que obedezcan sus órdenes, y les manda henchir las tinajuelas hasta arriba; entonces convierte el agua en vino. Esto quiere decir que Jesús puede transformar toda la verdad que ha adquirido, hasta darle todo su verdadero significado.
Por experiencia propia solemos, de pronto, ver la conexión que hay entre un número de cosas que antes creíamos separadas e inconexas. Entonces comprendemos con mayor amplitud, de la misma manera que cuando las letras separadas del alfabeto que aprendimos de niños se transforman, como por arte de magia, en palabras y hasta frases. Así penetramos a otros niveles de significado.
Repasemos ahora el final de la parábola, cuando Jesús ya ha convertido el agua en vino. Lo presentan al maestresala, quien hace un comentario extraño. Dice que de ordinario, en la vida corriente (pues el maestresala representa la vida corriente y sus métodos) se pone primero el buen vino. Según el texto: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor; pero tú has guardado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Cana de Galilea y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.' Tomemos nota de que se emplea la palabra 'bueno'. Algunas enseñanzas esotéricas usan las palabras verdad y bueno, o buena, y hablan de que es posible enlazarlas en una boda tal que el hombre advierta lo bueno de la verdad que ha conocido y de este modo le gobierna lo bueno de la verdad y no la verdad escueta. Tomemos nota también de que el bien, o lo bueno, viene después, al final, a la inversa de lo que ocurre en la vida y como lo acentúa el maestresala. En la vida corriente siempre tendemos a tomar lo bueno primero y lo malo después. Con relación a esta idea, puede decirse que para poder ascender en la escala del propio desarrollo hemos de pagar por anticipado
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Liberalismo Masónico - Bajo su aspecto puramente esotérico, la masonería es la forma más grandiosa a que se haya jamás atrevido el espíritu humano para dar libre representación a la unidad del hombre con Dios y con el Cosmos, existen claro tentativas de otras corrientes filosóficas y religiosas pero estas son siempre rígidas y dogmáticas, donde el atrevimiento de dar cause libre a las ideas es motivo de exclusión, y así la estreches de las formas y de ideas es la pauta de todas las organizaciones no masónicas. El hecho es que se reducen a no dar libre paso a las ideas, y a seguir por milenos una forma cristalizada en que la concepción del hombre con Dios se marca por una forma siempre idéntica. El hombre que clama por libertad de conceptos hacia Dios, muchas veces opta por apagarse en conceptos dogmáticos, pero el que sigue reclamando libertad se acoge a la libre vía que le brinda la masonería, la mente de Dios para el masón no se encierra en un Libro Sagrado, sea ya la Biblia o el Corán o algún otro libre que presumen de revelación irrevocable, el masón toma ideas de estos libros, pero no los toma como un todo, y le da libre interpretación a estas ideas vertidas en la Biblia, libro escrito por otros hombres, que fueron como nosotros, y que interpretaron a su capacidad la idea divina. El masón nunca aceptara que los libros sagrados fueron dictados por Dios, o inspirados directamente por Él. Para el masón la creencia en Dios no es un dogma, sino una verdad que por su contundencia es aprobada, bajo la idea de ser aceptada individualmente por la libre conciencia y no por imposición. Detengámonos en la idea básica de la masonería: la masonería es la libre interpretación del la relación del hombre con un Alguien Superior que rige con Gran inteligencia el Cosmos todo, este alguien los masones lo denominamos Gran Arquitecto del Universo, y así de esta manera los masones nos reunimos en Logia para unir libremente nuestras fuerzas para guiarnos mutuamente en los caminos que nos acerquen cada vez más a Dios. No nos unimos para imponernos ideas sobre Dios y sobre la forma de conducirnos hacia Él. Nos unimos libremente el Logia para unir nuestras pequeñas fuerzas y así hacer una gran fuerza junto con nuestros hermanos, porque estamos concientes que la Unión hace la Fuerza. A todo esto la masonería reclama una construcción metódica y racional, ya que las libres interpretaciones de Dios son por así decirlo, a priori, a la medida de nuestras débiles capacidades humanas; no se pueden inculcar ni tampoco probar con exactitud. Es posible, sin duda alguna, demostrar el teorema de Pitágoras o probar la científicamente la rotación del planeta Tierra; pero no se puede probar científicamente la existencia de una alma inmortal aunque la sintamos vibrar fuertemente dentro de nosotros- Para comprender lo que denominamos la concepción masónica del Cosmos, hay que ir más allá de las tentativas religiosas y científicas- y captar la idea masónica desde un nivel superior de conciencia, más plena y abierta. --------------------------------------------------------------------- La masonería esotérica se ocupa principalmente de la ciencia de la naturaleza humana y trata de explicar, mediante su singular simbolismo, las realidades y los principios básicos que rigen a la humanidad bajo los designios del Gran Arquitecto del Universo. Los símbolos masónicos utilizados para describir el Universo y su orden, los compases y escuadras y sus relaciones han servido para conservar este significado interno a través de las oscuras épocas de materialismo de las que la especie humana está emergiendo precisamente ahora. El simbolismo usado en Logias, tomado completamente aparte, significa la unidad incomprensible que subyace a toda manifestación. Si se aplica al vasto universo por entero, significa el Absoluto, el Dios inmanifestado El Gran Arquitecto del Universo, la fuente de todo, igualmente presente en todas las cosas, tanto en la materia como en el espíritu, en lo que llamamos el mal como en el bien. Si se aplica a nuestro Sistema Solar, representa a la Vida Una que subyace e incluye todas las formas de manifestación dentro del sistema, que existió antes de que se formase el primer átomo del Sistema Solar y que continuará existiendo después de que todas las cosas hayan desaparecido. Debido a su unidad absoluta, sin distinción de partes, ni mismo ni no-mismo, trasciende a nuestra comprensión y no puede clasificarse a base de ninguna forma de consciencia que nos sea familiar. Tampoco tiene límites en la extensión del tiempo ni entra a formar parte de relación alguna; y debido a esto, la Vida Una no puede decirse, lógicamente, que tenga ningún símbolo ¡porque incluso el círculo vacío sugiere limitación, debido a su circunferencia, y es, por consiguiente, hablando de un modo estricto, inadecuado. Sin embargo, la mente humana siempre exige símbolos en los que condensar y expresar grandes concepciones mediante una síntesis apropiada, y, en el simbolismo de la forma geométrica, el círculo se presta a menos objeciones que cualquier otro símbolo. En términos del simbolismo masónico , será el circulo y el punto; en el de la luz y el color, será Oscuridad. Como factor en la masonería simbólica, el círculo se emplea para representar el Espíritu en general, abstracto e individualizado, ganando en autoconsciencia mediante la limitación y la combinación. Cuando se coloca un punto en el centro del círculo, algo está viniendo a la existencia desde las profundidades de la incomprensible Nada; la Luz está empezando a brillar desde la oscuridad; el Sonido surge del interior del silencio, el Ser proviene del No-ser, el número Uno, la unidad relativa de todas las cosas manifestada, está haciendo su aparición. Cuando se aplica a la totalidad del universo, representa a Dios manifestado, o con atributos, universal en la manifestación, pero comprensible para quienes son capaces de aunar su consciencia con la de El. Aplicado a nuestro Sistema Solar, significa el Logos Geómetra Solar, el único Dios supremo del sistema. No hay forma de vida dentro del Sistema Solar que no sea Su vida, ni forma de consciencia que no sea un aspecto de Su consciencia; El creó el sistema entero a partir de Su propio ser en el principio y lo destruirá al final reabsorbiéndolo en Sí mismo. El Sistema Solar, considerado como un todo, puede considerarse como Su cuerpo y los planetas como centros definidos u órganos dentro de ese cuerpo, utilizando y manifestando cada uno de ellos un tipo diferente de vitalidad y de conciencia, del cual el Sol es el corazón --para los que habitan en este globo-- y la Tierra es la cabeza. Aunque omnipresente, Su vida y Su poder se manifiestan más específicamente por medio del Sol, la gran luminaria que este símbolo representa astrológicamente. La fuerza vital cósmica desciende hacia el Sol desde planos superiores del ser, la llamada cuarta dimensión del espacio, y de allí es enviada a todos los globos dentro del sistema, fluyendo a través del éter como la sangre a través del cuerpo humano, o como la energía a lo largo de los nervios, manteniendo cada globo en contacto con todos los otros y con el Sol. Cuando el círculo se divide en dos mitades por medio de un diámetro, significa que el espíritu abstracto está manifestando las dos polaridades de espíritu-materia, no separadas en dos extremos de espíritu por un lado y de materia por otro lado, sino unidas en una sola, dualidad que tiene la unidad subyacente a ella. En términos de consciencia, puede describirse como Ego-No Ego, dando las posibilidades tanto de la consciencia, o mundo interior, como de la materia, o mundo exterior. Significa, por consiguiente, un estado de dualidad, un medio entre dos extremos, combinando dos estados y sin pertenecer exclusivamente a uno o a otro; y de esta manera se emplea como símbolo del Alma, considerada como intermedia entre el Espíritu arriba y el Cuerpo abajo. Cuando se escribe de esta forma, un círculo dividido por un diámetro de la misma manera que la letra griega Theta, el símbolo en masonería significa el oriente de la logia, pero tomado en la forma del semicírculo, significa la Luna en sus dos fases duales de luz y oscuridad, creciente y menguante, representación del alma personal con sus estados de ánimo variables, que puede subir y llegar a ser una sola cosa con la consciencia arriba o puede descender y quedar atada al cuerpo abajo. La Luna Nueva, la conjunción de la Luna y el Sol, simboliza la unión del alma y el espíritu, la personalidad y la individualidad, tanto si tiene efecto después de la muerte en el mundo espiritual como durante la vida en el trance del cuerpo. La Luna Llena, la oposición de las dos luminarias, representa la personalidad iluminada por el Sol, o espíritu, y que proyecta su prestada luz sobre la Tierra, la consciencia física. Cuando el segundo diámetro divide el primero en ángulos rectos, se forma la cruz dentro del círculo. Este es un símbolo familiar de aplicación muy amplia, tanto en masonería como en otras partes. En la Logia Masónica se ofrece el plano básico del zodiaco, mostrando la línea horizontal del horizonte, tanto en septentrión como al medio día, que va desde el ascendente, al este, hasta el descendente, al oeste, y la línea vertical del meridiano desde el cenit hasta el nadir. Implica una manifestación completa y una actividad incesante, porque no puede formarse hasta que el Ego y el No- ego se hayan polarizado cada uno de ellos, activo y pasivo, positivo y negativo, actuando cada uno sobre el otro y reaccionando cada uno sobre el otro. Esta acción y reacción entre los dos tiene varias consecuencias e implicaciones. En primer lugar, subdivide las dos mitades en cuatro cuartos; en segundo lugar, implica una actividad incesante, porque si cesasen la acción y la reacción, los cuadrantes desaparecerían y sólo quedarían los dos semicírculos del símbolo precedente, existiendo únicamente los cuadrantes mientras continúa la actividad. En tercer lugar, implica una corriente de influencia que pasa alrededor del círculo, siguiendo la dirección de la acción y la reacción y haciendo que el círculo mismo dé vueltas alrededor de su eje tal como lo hace la Tierra. Esto se representa por medio del símbolo familiar de la Cruz Gamada , una cruz que se supone gira rápidamente y deja una estela detrás del extremo de cada uno de los cuatro brazos. Estos pequeños trozos terminales suelen trazarse como líneas rectas cortas formando ángulos rectos con los brazos, pero es evidente que esto es incorrecto, porque si la cruz estuviese girando realmente describiría un círculo y la estela sería circular, siendo los trozos terminales pequeños arcos de un círculo y no líneas rectas. En realidad, este símbolo es el mismo que el último, la cruz dentro del círculo, pero se ha omitido porciones de la circunferencia del círculo. Su aplicación es muy extensa. Puede significar el movimiento giratorio de los átomos, tanto como vórtices en el éter como corrientes en tomo a un eje central; y a mayor escala, representa la rotación axial de la Tierra, muy parecida a la de un átomo. Indica el movimiento espiral de la electricidad alrededor de un eje magnético, el movimiento serpentino de la energía vital eléctrica e ígnea llamado fuego serpentino representado en el ara sagrada de la logia , y el movimiento en remolino de las energías que se suscitan dentro de la Logia masónica son centros de fuerza de la contraparte etérica del cuerpo físico. El primer centro de la logia masónica es el ara sagrada , representa la base de la espina dorsal,.Cuando hace la circunvalación alrededor de Ara Sagrada, mientras está uno girando, avanza en la línea de su eje, no describe un círculo, sino una espiral. En todos estos casos, la Cruz Gamada indica una especie de fuerza de movimiento espiral que actúa en la materia, moldeando ésta y poniéndola en movimiento, desde el globo hasta el átomo., La logia representa el Cuerpo físico , el Templo de Dios distinguiéndose del Cosmos , Espíritu, , Alma. Masonicamente , la Logia representa el Cosmos y al hombre a la vez- ------------------------------------------------------------------------------- Mucho se habla del liberalismo masónico, pero poco o nada se atiende sobre este tema que es en sí la columna vertebral de todo del andamiaje masónico, por ello qué es este liberalismo al estilo masónico. El liberalismo masónico es en esencia una idea de liberar al hombre de las ataduras dogmáticas y oscurantistas que lo atan, y no le permiten el progreso. Procura, en última instancia, el progreso total material y espiritual de hombre, se ocupa tanto del bienestar material, como también directamente, desde luego, de sus necesidades espirituales. En sí promete al hombre felicidad y contento; la satisfacción de aquellos deseos que, a través del mundo sensorio, cabe atender. Mucho se ha hablado del liberalismo masónico por actitud puramente positivista. No sólo vive para comer y beber, nacer y morir como animal irracional. Hay necesidades humanas por encima de tener bienes, educación y comida. Las riquezas no dan al hombre la felicidad total, pues dejan el alma insatisfecha y vacía. El propósito del liberalismo masónico consistió, en su preocupación por las más nobles y espirituales aspiraciones humanas. Quienes así evidencian el plan masónico en pro del liberalismo ven cuán perfecto y verdaderamente espiritual es su propio concepto de esas tan encontradas aspiraciones. La política, cualquiera que sea su tendencia, con los medios que tenga a su disposición, puede enriquecer o empobrecer a la gente; lo que está más allá de sus posibilidades es darle la felicidad. En ese terreno, ningún bien material es suficiente. Sin embargo, un ordenamiento liberal adecuado puede suprimir múltiples causas de dolor y de sufrimiento; puede dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y procurar habitación al que de ella carece. Es que el liberalismo masónico atiende lo espiritual y, por eso, concentre su atención en el bienestar total de los pueblos. Es que sus aspiraciones son mucho más ambiciosas que solo brindarle esperanzas en un paraíso después de muerto, como la dicen las religiones, es posible darle bienestar al hombre en esta vida-. El liberalismo masónico no sólo aspira a procurar a los hombres las condiciones externas para el desarrollo de su vida interior. Es incuestionable que un hombre moderno de clase media puede atender mejor sus necesidades espirituales que, por ejemplo, un individuo empobrecido, que no puede abandonar por un instante la tarea de garantizar su simple subsistencia. Cierto es que el liberal masón nada puede argumentar ante los irresponsables quienes consideran como un ideal la pobreza y la libertad de los desposeídos que no quieren atender sus derechos y obligaciones. La mayoría de nuestros los masones, sin embargo, ni comprendemos ni buscamos el ideal ascético enclaustrados en un monasterio. El liberalismo masónico es racionalista. Se dice que los liberales masones pretenden ordenarlo todo de un modo lógico, olvidando las pasiones patrioteras y las irracionalidades. No niega, desde luego, el liberalismo masónico que las gentes proceden, a veces, de modo irracional y caótico, y es nuestro deber proceder contra los irresponsables. Si los hombres actuaran siempre racionalmente, resultaría superfluo el exhortarles a proceder de acuerdo con los dictados de la razón. Desde luego, el liberal masón no dice que el hombre sólo se mueva por la inteligencia; lo que asegura es que a los hombres, en aras de su interés bien entendido, les conviene actuar de modo racional. El liberalismo masónico aspira a que se le conceda la misma preeminencia a la razón en la política social que en todas las demás esferas de la acción humana, incluso a que la religión sea racionalista y analítica. Pocos considerarían sensata la actitud del paciente que le dijera a su médico: Doctor, comprendo que lo que me aconseja sobre la transfusión sanguínea es bueno para mi hijo que muere, pero mis sentimientos religiosos no me permiten seguir sus indicaciones. Lo que yo creo es lo que no me permite ayudar a mi hijo a vivir. Nosotros los masones para alcanzar cualquier objetivo que nos hayamos propuesto, siempre procuramos actuar razonablemente. En cada esfera de la actividad humana, se han descubierto las técnicas adecuadas para conseguir ciertos objetivos sean políticos o religiosos. Todo el mundo coincide en la necesidad de dominar las técnicas que van a permitir vivir mejor. Es por eso que se rechaza como charlatanes a los que pretenden ejercer una profesión u oficio sin la oportuna maestría, así es el masón, primero tiene que dominar el saber masónico antes de actuar. En lo tocante a la política , sin embargo, parece como si este planteamiento tuviera que ser distinto. Por lo visto, en este terreno de la política y la religión las pasiones y los impulsos deben de prevalecer sobre la razón. La cuestión de cómo debe iluminarse una ciudad se discute y se resuelve con arreglo a la razón y a la lógica. Pero en cuanto se trata de completar el tema y decidir si la correspondiente central eléctrica debe ser de propiedad privada o municipal, toda razón y toda lógica desaparecen; ya no se apela más que a sentimientos, a cosmovisiones y, en definitiva, a lo irracional. El ordenar las sociedades en un Nuevo Orden Mundial para facilitar que los hombres puedan alcanzar sus metas no es un problema excesivamente complicado. Es menos complejo que tender ferrocarriles, producir tejidos o construir plantas eléctricas. Desde luego, la política y la religión tienen mayor importancia que otros temas de la actividad humana porque establecen el orden social que constituye la base de todo lo demás. La gente sólo puede prosperar y alcanzar sus objetivos bajo una organización propicia a esos fines , esto es un Nuevo Orden Mundial. Pero, por elevada que situemos la esfera de lo político y social, estaremos de acuerdo en que los asuntos a tratar son de naturaleza puramente humana, debiendo, en su consecuencia, ser abordados de forma exclusivamente racional. Indudablemente, nuestra capacidad de comprensión en masa es muy limitada. Jamás llegaremos a develar los secretos últimos y más profundos del universo. Pero el que no consigamos desentrañar la razón de nuestra existencia, en nada impide recurrir a los medios más adecuados para conseguir alimentos o ropa. Debemos, por la misma razón, organizar la sociedad de acuerdo con las normas más efectivas para alcanzar nuestros fines. No son, en verdad, tan elevados, grandiosos o benéficos el estado y el orden legal, el gobierno y la administración pública, como para atemorizarnos y hacernos renunciar a someter tales instituciones a la prueba de la racionalidad. Los problemas que la política social suscita son simples cuestiones tecnológicas; hay que abordarlos por las mismas vías y con los mismos métodos que para resolver todos los demás problemas científicos, es decir, mediante la reflexión racional y la adecuada observación de las circunstancias existentes. El raciocinio masónico confiere condición optima al hombre; es lo que le diferencia y eleva por encima de las bestias. - https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/$20l%C3%B3gica$20masoner%C3%ADa$20esot%C3%A9rico$20%7Csort:date/secreto-masonico/qUMu57J_P8Q/aimAgrv5vVMJ |
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