La Relación entre Lucifer y el
Maestre Hiram Abiff, Parte 2
La leyenda cainita que une a la
familia de Hiram Abiff, fundidor, a Tubalcain, nombre bastante conocido de los
masones en las Logias Simbólicas, y Tubalcain relacionado con Lucifer, pero en
síntesis, vemos lo siguiente:
La idea simbólica que todo Mason del
Rito Escocés antiguo y Aceptado debe conocer, a una cosmogonía donde la luz que
porta el Prometeo Bíblico y alegórico TubalCaín ilumina y despierta la
consciencia humana impulsándolo por senderos evolutivos a través de ciclos de
nacimiento, crecimiento y muerte, en un descenso y ascenso por las doce
columnas del zodiaco que circunvalan nuestro templo, hasta alcanzar la
perfección de la divinidad, y escapando de la rueda de las recurrencias representada alegóricamente por la décima
carta del tarot “La Rueda de la Fortuna”, la cual es impulsada por Iblis,
TubalCain, la Serpiente o Lucifer hacia abajo, el poniente, y por el fiel
Anubis el Dios Chacal egipcio hacia arriba o el oriente. Todo esto es
equivalente a la serpiente Kundalini que asciende desde la base por las 33
vertebras de la columna vertebral, hasta alcanzar la coronilla.
Vayamos ahora al mito Bíblico del rey Salomón, que al
recibir de Dios la incumbencia para construir el Templo, entró en acuerdo con
el rey de Tiro, que se comprometió a enviarle todo el material necesario, así
como a los técnicos requeridos para la construcción, pues en Israel no había
profesionales capaces de realizar tal trabajo. Entre los profesionales enviados
por Hiram, rey de Tiro, estaba Hiram Abiff, el constructor, también experto en
fundición. En la ocasión en que fundía las columnas del Templo, tres israelitas
envidiosos, descontentos por el hecho de que el Templo del Señor estaba siendo
construido por un extranjero, aunque Hiram Abiff fuera de origen israelita
cainita, sabotearon el molde que servía para la fundición. Hiram, descubriendo
el sabotaje, la denunció al rey Salomón, que, sin embargo, no tomó ninguna
providencia. En el día de la fundición, el mar de bronce escurrió por la
multitud que la asistía, matando a una gran parte de ella, el mismo Hiram Abiff
se cuenta fue alcanzado por el metal fundido , pero milagrosamente y a sorpresa
de los malhechores salió sano y salvo . Hiram fue acusado de negligencia y
abandonó el sitio de obras. Refugiando en el desierto por 40 días, al día 40 fue
tomado por una visión: Un gigantesco hombre barbado surgió frente a él: dijo ser Eved el espíritu
de todos los que trabajan y sufren en manos de los poderosos. Le invitó a
seguirlo. Hiram acompañó al misterioso personaje, que lo condujo a las entrañas
de la tierra, hasta el lugar donde habitaba Enoc, padre de todos los hombres de
ciencia, que en Egipto se llamaba Thot ,y en Grecia Hermes.
Fue entonces cuando Hiram descubrió
los secretos con los que se construyó la cultura de la humanidad. Enoch o Enoc,
o Hermes, le enseñó todos los secretos del arte de construir; le presentó
también a Maviel, el carpintero, que enseñó a la humanidad a trabajar la
madera, Matusael que creó el arte de la escritura, Jabel que creó el arte de la
tejer, Jubal que inventó la música y los instrumentos musicales y a Tubalcain,
aquel que enseñó a los jóvenes hombres el arte de curtir pieles, a tejer la
lana, el arte de fundir y transformar los metales, y fue padre de los que
trabajan la fragua y controlan el fuego, hay que apuntar que Hiram ya era hábil
trabajador de los metales, pero Tubalcaín le perfeccionaría en este arte metalúrgico;
Samael le enseñaría a Hiram el arte de la Magia , de la Hechicería , del
Ocultismo , del Esoterismo , de la adivinación , de la Astrología , la
Numerología . Y luego Enoc, o Hermes, le dijo a Hiram cómo se hizo el mundo:
"Dos dioses crearon el
universo", dijo Enoc: "Adonai, señor de la materia y Iblis, señor del
espíritu". Adonai creó al hombre a partir del barro de la tierra y Iblis
le insufló en el pecho el espíritu. El hombre, que era bello e inteligente como
un dios, despertó en Lilith, diosa hermana de Iblis, una intensa pasión sexual.
Esta, en consecuencia, se hizo amante del hombre Adán. Los dioses habían hecho aún
a una compañera para Adán, sacada de su costilla, que sería llamada Eva. Luego
de que Dios creara a Eva por venganza, por el hecho de que Adán se fornicara con
su hermana Lilith, Ibles sedujo a Eva y le engendró un hijo, que fue Cain, Iblis
a su vez le enseñó a Eva de la magia sexual. Al saber que Cain era hijo
ilegítimo de Eva con Iblis, Adán lo expulsó. Cain se separó de su familia
celeste y dio inicio a la familia terrestre. Abel, el otro hijo de Adán con Eva
se mantuvo fiel a los orígenes, razón por la cual el conflicto se instaló en la
tierra.
Fue así que ocurrió la separación
entre las estructuras del cielo y de la tierra, evocadas por la tradición
egipcia, y la expulsión del hombre del paraíso terrestre, referida en la
Biblia. Hiram fue entonces presentado a Cain, que hizo amargas quejas contra
los dioses, especialmente contra Adonai. Reivindicó para sí el origen de la
ciencia y del conocimiento y dijo que esa era la razón por la cual Adonai
rechazó sus sacrificios, aceptando, sin embargo, los de Abel.
"Adonai", dice Cain, "detesta la ciencia y el conocimiento,
porque ellos hacen que el hombre postre a su poder". Como los hombres
crecieron y se multiplicaron sobre la tierra, Adonai, celoso y temeroso que los
hombres escaparan de su control, resolvió destruirlos mandando que las aguas
cubrían la tierra y ahogar a todos sus habitantes. Pero Noé, instruido por
Maviel, el carpintero, frustró los planes de Adonai construyendo un arca en la
que él se salvó a sí ya su familia, dando continuidad a la familia terrestre.
A causa de este origen luciferino del
arte metalúrgico, la Biblia dice que Dios "prohibió la utilización de
herramientas de hierro en el interior del sitio de obras del templo". El
"tabú del hierro" siempre acompañó la cultura hebrea en la forma de
una gran aversión por la metalurgia. Una explicación histórica para esa
aversión tal vez esté en el hecho de que durante los años de ocupación de
Palestina por los filisteos, los israelitas fueron prohibidos de practicar
cualquier oficio ligado a la fundición de metales. Era una prohibición que
pretendía impedir que los hijos de Israel se armasen y promocionar una
revolución. Sólo en el tiempo del Rey David esa prohibición fue levantada y los
israelitas pudieron fundir y fabricar espadas.
La tradición cabalista va más lejos
en esta leyenda. De acuerdo con algunas interpretaciones rabínicas, constantes
en el Zohar, el arte de la metalurgia está conectado con el lado malo y rebelde
de la familia humana, ligada al nombre de Tubalcain. Es, por lo tanto, un arte
luciferino, de inspiración malévola. Un pueblo consagrado al Señor no podía
practicarla.
Sólo así es posible entender el temor
de las técnicas de metalurgia que acompaña la antigua cultura hebrea. Se ve,
incluso, que todas las experiencias de aquel pueblo con ese arte están
conectadas con alguna tragedia: Aarón con su becerro de oro, Moisés con la
serpiente de bronce, Hiram con el mar de bronce, etc. De esta forma también es
posible explicar la utilización del nombre de Tubalcain como contraseña en la
transposición del compañero al maestro. Algunos masones afirman que la Razón de
buscar a Hiram Abiff , era por la idea de que ningún judío podría ser maestro metalúrgico,
por lo tanto el Rey Salomón fue en busca de un extranjero que por sus
habilidades se convirtió en el maestre de Obras encargado de la Construcción
del Templo de salomón , desplazando a los judíos que rivalizaban con Hiram , de
ahí surgió el odio y el recelo hacia Hiram Abiff.
Alcoseri