La parábola de la casa sin Amo
o Alegoría oriental de la casa y de sus servidores
"Las enseñanzas orientales están llenas de alegorías que intentan describir la situacion del hombre:
"Según una de ellas, el hombre es comparado a una casa sin Amo, ni mayordomo, ocupada por una multitud de sirvientes. Éstos han olvidado completamente sus deberes; nadie quiere cumplir su tarea; cada uno se esfuerza en ser el amo, aunque fuere un momento, y en esta especie de anarquía la casa está amenazada por los más graves peligros.
La única posibilidad de salvación está en que un grupo de sirvientes más sensatos se reúna y elija un mayordomo temporal, es decir, un mayordomo suplente. Este mayordomo suplente puede entonces poner en su sitio a los otros sirvientes, y obligar a cada uno de ellos a realizar su trabajo: la cocinera a la cocina, el cochero al establo, el jardinero al jardín, y así sucesivamente. De esta manera,
la «casa» puede estar lista para la llegada del verdadero mayordomo, el cual a su vez preparará la llegada del verdadero Amo.
"La comparación del hombre con una casa en espera de su amo es frecuente en las enseñanzas del Oriente que han conservado las huellas del conocimiento antiguo, y como ustedes lo saben, esta idea aparece también bajo formas variadas en numerosas parábolas de los Evangelios.
"Pero aunque el hombre comprendiera sus posibilidades de la manera más clara, esto no lo acercaría ni un paso hacia su realización. Para estar en condición de realizar estas
posibilidades, debe tener deseo un ardiente de liberación.
Buscando información sobre éste tema, encontré este texto de Maurice Nicoll: Tras haber pasado largo tiempo en el trabajo el sistema interior, que se inicia en una Observación de Si voluntaria, el "Yo" observante empieza a actuar y a controlar al hombre mecánico. Lo hace por medio de la reunión de todos los "Yoes" en la personalidad que desean trabajar y pueden hacerlo. Esta etapa es la del Mayordomo Delegado (al que Gurdjieff llamó mayordomo temporal, es decir, un mayordomo suplente). Si esto prosigue a
despecho de las tentaciones, algo muy extraño empieza a tener lugar. Las tentaciones (la acción del trabajo) en esta primera etapa del trabajo consisten solo en luchar contra las dudas, las malas interpretaciones, la calumnia, los escrúpulos, las críticas infundadas, las exigencias, etc., pues para nosotros no existen otras tentaciones en esta etapa. Es preciso que el hombre sea tentado de esta manera al
comienzo para que este pronto para un nuevo despertar. El "Yo" observante reúne a su
alrededor a los "Yoes" que pueden trabajar y comprender el trabajo. Forman un pequeño
grupo de "Yoes" llamado Mayordomo Delegado, que tiene que luchar y combatir no solo
contra la falsa personalidad sino contra la subdesarrollada esencia. Si el Mayordomo
Delegado, a despecho de sus continuos fracasos, llega a fortalecerse, el Mayordomo se acerca.
El Mayordomo pertenece a algo que está por encima del hombre. Aparece al principio por
breves instantes y muchas veces cuando se acerca, la gente tiene grandes dificultades ya sea
externamente, ya sea en sus luchas contra los estados negativos en la forma de enfermedades,
etc. El Mayordomo proviene de un nivel diferente. Para recibir al Mayordomo, un hombre
debe sufrir un nuevo fraguado de si, un nuevo reordenamiento de su mente, o hasta de las
células de su cerebro. Pero esto siempre tiene lugar en la mejor forma posible para el
individuo y puede ser soportado. El trabajo radica en ponerse en contacto con los centros
superiores. Un hombre no puede producir esos cambios por si mismo porque desconoce en
absoluto las nuevas conexiones necesarias. Estos cambios se llevan a cabo a través de su
trabajo personal y de la lucha del Mayordomo Delegado en el, es decir, que lo que trata de
penetrar desde arriba en el hombre lo realiza cuando las condiciones son apropiadas. Una vez que esto se produjo, el hombre es un hombre diferente. Su sentimiento del "Yo" es diferente.
Sus ideas y pensamientos, su razonamiento y sus acciones son diferentes. Ha experimentado
la evolución de si latente en el. Ha "nacido otra vez" como dice la frase de los Evangelios.
Pero todo esto es imposible a menos que un hombre empiece por establecer un "Yo"
observante y posea la ayuda del trabajo, mediante la comprensión del trabajo para el mismo,
lo cual significa el amontonamiento de los otros "Yoes" en torno del "Yo" observante, de
modo que un pequeño grupo de "Yoes" llamado Mayordomo Delegado se forma en el caos de
su vida interior.
Pero, claro está, si un hombre permanece en la presunción de que es uno y de que solo puede
ser uno, y que siempre hay una cosa que actúa, siente, piensa, habla, etc., en el, todo lo dicho
anteriormente sigue siendo imposible de realizar.
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