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General: Arqueometro
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 07/02/2013 18:51 |
Arqueometro - 23 mayo 1911 - Carta de LOS AMIGOS DE SAINT-YVES Hace dos años apenas que nuestro venerado Maestro, abandonando el mundo visible, ha franqueado la Puerta de las Almas, para unirse por siempre en el Verbo divino al Alma angélica, que fue siempre, aun invisible, su sostén y su vida aquí abajo. La desaparición de este luminoso genio le ha hecho surgir de todas partes una cantidad de discípulos, y no podríamos sino estar dichosos por ello, si ciertos de estos convencidos de ayer, exagerando un poco su celo de neófitos, no intentasen persuadirse a sí mismos, y persuadir a otros, de que son verdaderamente los depositarios de las confidencias supremas del Maestro, y de sus más íntimos pensamientos. Es inútil añadir que todos conocen a fondo el Arqueómetro, cuya descripción exacta, que nosotros tenemos de la mano misma de su Inventor, es sin embargo enteramente inédita todavía. Algunos no vacilan en dar interpretaciones cabalísticas de este Instrumento de interpretación. Otros, que no se sonrojan de afirmar conocer los últimos secretos de la Ciencia arqueométrica, prometen iniciaciones grandiosas y fantasmagorías que no existirán jamás, a Dios gracias, más que en su imaginación exaltada. Otros, en fin, apelando a Saint-Yves, libran por todo pasto, a sus lectores, elucubraciones de un anticlericalismo y de un antipapismo verdaderamente demasiado rudimentarios e infantiles, dignos a lo sumo de un subcomité electoral de pueblo o de una Logia de décimo orden del G.'. O.'., y que hubiesen valido a sus autores, en vida del Maestro, para ser clavados en la picota por una de estas fustigantes palabras de las que él tenía el secreto. Entre los espíritus que leyeron y apreciaron sinceramente a Saínt- Yves, algunos han podido preguntarse por qué sus Amigos parecían poner tan poco empeño en defender su memoria. La razón de ello es simple. Un ser como el que no echaremos nunca lo bastante de menos, no tiene necesidad de ser defendido; aún cuando muerto en la Tierra, es lo bastante poderoso para defenderse solo, habiendo dejado tras de sí suficientes obras inéditas para cerrar la boca a todos los impostores. La que publicamos hoy es una magnífica prueba de ello. Ella llega en su momento, en el momento querido y escogido por el Maestro, y responde como un trueno a todas las demencias propaladas desde hace dos años bajo el abrigo de su nombre. Complemento y sello final de las "Misiones", este libro es la verdadera Introducción al Estudio del Arqueómetro. Nunca, en ninguna de sus obras anteriores, ha desvelado Saint-Yves, como aquí, el fondo de su pensamiento intimo; nunca, en ninguna, han sido los Misterios tan audazmente escrutados por él; nunca, como aquí, se ha revelado él tan completamente. No es solamente el genio cristiano, el Renovador inspirado de la Sinarquía el que reconoceremos; es el verdadero sucesor de los Nabis antiguos, el último Profeta. Una Dama terrible corre en su obra de Isaías moderno, tan severa para los Fariseos y los Escribas contemporáneos como el hijo de Amós lo fue para los Letrados y los sacerdotes de Judá. Tan aterradoras son sus visiones tocantes al porvenir de Francia y de Europa, recaídas hoy en la peor Anarquía pagana; muchas, ¡ay!, se han realizado ya, otras están en vías de cumplimiento, y, si nosotros no hubiésemos escuchado, de la boca misma del Maestro la lectura de estas profecías hace más de siete años, ante el infinito de la Mar, que les daba, si es posible, aún más amplitud y majestad, podríamos creer que fueron escritas después. Mas, al mismo tiempo que muestra las catástrofes inminentes para los Pueblos sometidos a las Leyes implacables de los Ciclos históricos, su corazón se desangra ante esta Fatalidad que parece inevitable y que podría sin embargo no serio. Y exhorta a sus hermanos los humanos a abandonar la falsa vía para seguir la Vía verdadera, aquella que les ha indicado, desde hace ya veinte años, aquella que todavía les indica. Les suplica, en fin, que quieran hacer el ensayo leal de los únicos medios que pueden todavía oponerse al Destino y salvar a la Humanidad. Y en esto es verdaderamente hombre, hombre a quien "nada de lo que es humano le es extraño", y ése no es el menor de sus títulos en nuestra veneración y en nuestro afecto profundos. Es hacia 1903, tal como lo indican ciertas alusiones a los acontecimientos de entonces, que fue compuesta la Obra que libramos hoy en día al público. Notas dispersas y partes completas, las recolectamos piadosamente, y no quisimos ser de ellas, estrictamente, más que los simples ordenadores. Advertimos de ello al lector, que comprenderá así por qué hemos tenido que rechazar en apéndice, un fragmento escrito sobre un modo y en un estilo del todo diferentes al conjunto de la obra. Y si hemos conservado y publicado este fragmento inacabado, es en la convicción de que será leído con placer por todos aquellos que han conocido al Maestro y que le han frecuentado un poco; pues lo reconocerán ahí por entero con esta fina ironía, este espíritu chispeante y esta exquisita mezcla de sales atica y gala que ponían tanto encanto, originalidad, y a veces lo imprevisto, en sus conversaciones más elevadas y más serias. En cuanto a la forma y a la división de la obra, no hablaremos de ella; es lo bastante clara, sobre todo ahora que ciertas planchas del Arqueómetro han sido difundidas y reproducidas un poco por todas partes. https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/fa673293c0c1da70/ba5477f5f77b989d?lnk=gst&q=Arque%C3%B3metro#ba5477f5f77b989d |
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El Arqueómetro y la Masonería
"El Arqueómetro" es una obra literaria voluminosa que trata de ser una herramienta universal para encontrar la "clave para todas las ciencias, religiones, políticas y artes".
Su autor o más bien uno de sus autores es Alejandro Saint-Yves d'Alveydre , nacido en París, 26 de marzo de 1842 - y fallecido en Pau 5 de febrero de 1909, masón esoterista francés y autor de varios libros enredados. En sus obras cubre grandes períodos históricos y trata los temas con una profundidad inusitada, revelando un contacto real con fuentes originales de la Tradición Iniciática y su calidad de Maestro Masón .
Hay quienes lo consideran miembro egregio de la Agartha Shanga de aquella época. Y aunque su lenguaje podría ser claro, el uso de neologismos y la referencia continua a conceptos de Teogonía y Cosmogonía, dificultan la fácil comprensión de los contenidos.
Fue guía de distinguidos discípulos tales como Gerard Encausse Papus, fundador de la Orden Martinista. Y Ch. Gougy el arquitecto realizador de los planos arqueomébros de la Sociedad Civil "Los Amigos de Saint Yves". La clave del "El Arqueómetro" es retomado por otros autores tales como el Dr. Serge Raynaud de la Ferriere (París 1916 - Niza 1962), autor de "El Libro Negro de la Francmasonería".
Al leer el Arqueómetro , uno como masón advierte que no tiene las claves para su interpretación, o bien la llave para abrir el misterio de ese libro, tal vez algún grupo o escuela aun los posea , pero , de todos modos lo poco o mucho que uno pueda entender de ese libro se da cuenta que los grados filosóficos masónicos del 4º al 33º mantienen una estrecha relación con ese Libro llamado Arqueómetro.
Alexandre Saint-Yves d'Alveydre confió a sus amigos cercanos, como Papus, Barlet o Victor-Émile Michelet, que esto lo había comenzado su difunta esposa. A la Muerte de Alexandre Saint-Yves d'Alveydre el 5 de enero de 1909, "El Arqueómetro " no estaba aún terminado. Papus reúne ideas y ayuda a la elaboración del Libro, otros amigos de Saint-Yves, algunos escritores competentes en música, arquitectura, esoterismo, que inmediatamente se pusieron a trabajar y recogieron notas, bocetos, bocetos que dejó Saint-Yves. En 1912, pudieron publicar este importante trabajo que se presenta en dos partes: una parte filosófica y una parte operativa.
Para el propósito de este artículo, solo puedo seguir una descripción rápida de este Libro:
La parte filosófica de " Alexandre Saint-Yves d'Alveydre " lleva el título: "Verdadera sabiduría" y se divide a su vez en dos partes principales tituladas respectivamente: La sabiduría del hombre y el paganismo, La sabiduría de Dios y el cristianismo. A su vez, cada una de estas dos partes se subdivide en tres capítulos. Así es como, en la primera parte, Saint-Yves trata sucesivamente con la regresión mental, el error triunfante y la muerte espiritual, esta desescalada que afecta a nuestra sociedad es la consecuencia directa del surgimiento del paganismo desde la antigüedad y a lo largo de la historia europea. En la segunda parte, Saint-Yves demuestra que el cristianismo puede guiar a los hombres en el camino, a través de la verdad, a la vida. Es, por supuesto, sobre el camino cristiano, la verdad del Evangelio y la Vida espiritual.
Hemos notado que el esquema a manera de Mándala seguido por Saint-Yves d'Alveydre evoca, por un lado, la Caída (regresión mental, triunfo del error, muerte espiritual), y por otro, Regeneración o Reintegración (según Escuelas de iniciación). Las dos opciones, paganas o cristianas, frente a las cuales se encuentra el hombre, se presentan aquí en las dos bandejas de una balanza. Es el dominio de nuestro libre albedrío inclinar este equilibrio hacia uno u otro lado. La parte operativa de "El Arqueómetro" consiste en un planisferio que, a primera vista, puede evocar a algo como un zodiaco, paro más bien parecen ser varias herramientas: un reportero de grados, un compendio Arquitectura y una regla musical.
De hecho, "El Arqueómetro" tiene la idea de ser un compendio de todos los saberes , así , según los proyectos de su autor, vocación de ser un instrumento universal aplicable a las artes, la arquitectura y las ciencias iniciáticas. Desde un punto de vista puramente etimológico, "El Arqueómetro" está compuesto, según Saint-Yves, de dos palabras sánscritas: Arka y Matra. El primero de los dos se relaciona con el sol, el emblema central del sello divino; el segundo está relacionado con la medida de la madre, viviendo en la Palabra-Dios como todos sus pensamientos creativos. La yuxtaposición de estas dos palabras, la primera vinculada al principio de fertilización y la otra a la matriz, recuerda esta serie de dualidades bien conocidas: Padre / Madre, Iod / Él, Naturaleza / Naturaleza, Espíritu / Materia.
Yo leí ese libro hace más de 30 años , incluso antes de iniciarme masón , me atormentaba no entender claramente la idea central del libro, me dirigí a otros estetistas de Monterrey México muy versados en Cábala judía, y una de dos o estaban igual que yo de confundidos o al explicarme más enredaban más las cosas , luego cuando aparece la internet hable con masones españoles, colombianos y alemanes que hablaban español e igual ellos más sinceramente me decían no entendían el trasfondo del Arqueómetro, tal vez alguien que nos lea en esta ocasión 15 de Abril de 2020, pudiera darnos luz al respecto de este libro.
Aun así, el marco limitado de este estudio, sólo puedo describir al ver las gráficas del Libro, las líneas principales de un planisferio arqueológico que tiene la forma de una rueda compuesta de seis círculos concéntricos y un círculo central (7 en total), de 4 triángulos equiláteros entrelazados de dos en dos y con 12 rayos delimitando doce sectores de 30 ° cada uno, correspondientes a las 12 Casas del Zodiaco. Este planisferio se ilustra con los 3 colores fundamentales que son amarillo, rojo y azul (amarillo, magenta y cian, en impresión; oro, gules y azul, en heráldica).
A través del juego de sus diferentes amalgamas, estos tres colores fundamentales producen inicialmente 9 colores derivados o secundarios. En estas diferentes combinaciones, encontramos los números esenciales de la aritmología sagrada: 3 (número de lo ternario, base de todas las creaciones astrales o terrestres), 4 (número de lo cuaternario, que gobierna la regeneración y reintegración), 7 (número de septenario atribuido al Espíritu ya la iniciación), 9 (número del Neuvenaire que ordena la disolución), 12 (número del duodénaire que simboliza el universo y la eternidad).
Al examinar los círculos concéntricos y subir desde la periferia hacia el centro, descubrimos en el exterior (coloreado en rosa pálido) 12 insignias, cada una con una letra adánica y su valor numérico y rodeadas por otras cinco letras tomadas de los alfabetos asirios, Siríaco, caldeo, samaritano y latino. Luego, todavía subiendo hacia el centro, un segundo círculo (no coloreado) que contiene doce letras morfológicas, un tercer círculo (no coloreado) decorado con siete notas musicales de las cuales cinco se repiten, un cuarto círculo (también coloreado en rosa pálido) decorado de los doce signos del zodiaco, un quinto círculo (sin color) en el que se colocan los siete símbolos planetarios de los cuales cinco se repiten, a veces enderezados, a veces invertidos, un sexto círculo sin color y sin ninguna inscripción o símbolo.
El círculo central (no coloreado) está dividido en dos hemisferios por una línea horizontal; al sur de esta línea, vemos un pentagrama musical en el que está colgada la nota MI ("E",) que, a horcajadas sobre la línea diametral, forma el punto central de "El Arqueómetro"; al norte de la línea está inscrita la letra morfológica del Sol. De esta manera, ARKA, el principio, está representado por el círculo central y MATRA, la matriz, por los seis círculos concéntricos. Este primer acercamiento a "El Arqueómetro" ya nos permite extraer algunas lecciones. El círculo central, dominio de la luz (sol) y de la Palabra (nota "MI"), se difunde en todo el universo que está representado aquí por los círculos concéntricos hundidos en el mundo del espacio (signos planetarios del quinto círculo) , tiempo (signos zodiacales del cuarto círculo), sensación (notas musicales del tercer círculo).
También existe la doctrina rosacruz de los tres mundos: el mundo humano ubicado en los círculos 1 y 2, el mundo angelical ubicado en los círculos 3, 4 y 5, el mundo divino ubicado en el sexto círculo y en el círculo central. La doctrina cabalística de los cuatro mundos se manifiesta a través de la siguiente distribución: al sexto círculo corresponde el mundo de la Acción, al segundo, el de la Formación, al tercero, cuarto y quinto, el de la Creación, al sexto, el de Emanación, estos cuatro mundos nacen de En-Soph, la Divinidad Suprema, que reside y reina en el círculo central y, más exactamente, en el punto central de "El Arqueómetro".
La doctrina Marinista , de Martinès de Pasqually, fundador de los Caballeros-Cohen del Universo a fines del siglo XVIII y basada en los fenómenos de la caída y la reintegración, nos proporciona una clave para leer los círculos. Por lo tanto, comenzando desde el centro para ir a la periferia, somos testigos de la caída adámica que hace que el AD-AM abandone el aspecto de Dios y pierda la Palabra en cascada en los mundos inferiores cruzando los otros seis círculos donde la Luz pierde gradualmente su brillo para conducir a la Oscuridad, donde solo tiene acceso a los símbolos sustituidos que están inscritos en estos círculos, y, por un buen equilibrio, a la Reintegración cuando del hombre caído comienza el lento proceso de iniciación de su ascenso hacia la Luz cruzando, esta vez desde la periferia hacia el centro, los círculos concéntricos. Finalmente, aún podríamos ver en el planisferio arqueológico un diagrama universal si consideramos que está construido a la manera de una célula cuyo círculo central sería el nucléolo, que contiene los genes eternamente reproductivos (Luz y Palabra), el sexto círculo, el núcleo que distribuye la información genética, del quinto al segundo círculo, el citoplasma en el que gravitan los electrones (símbolos, signos, números y letras morfológicas), el primer círculo, el protoplasma.
Dentro del planisferio arqueológico hay cuatro triángulos equiláteros entrelazados de dos en dos a la manera de la Estrella de David; uno está orientado Norte-Sur, es decir verticalmente, el otro Este-Oeste, es decir horizontalmente. El Triángulo cuyo ápice está en el NORTE y que descansa sobre el elemento TIERRA es el Triángulo de la Palabra y de Jesús. Se compone de las letras "IeShO" y su valor numérico (sumando los valores de las tres letras) es 316. Es la expresión de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Triángulo cuyo ápice es hacia el SUR y se basa en el elemento EAU es el Triángulo de Marie. Se compone de las tres letras Ma, Ri y H cuyo valor total es 248. El Triángulo cuyo vértice está hacia el OESTE y que descansa sobre el elemento AIRE es el Triángulo de los Ángeles Sagrados. Se compone de las letras La, Ka y Za cuyo valor total es 137. El Triángulo cuyo vértice está en el ESTE y que se basa en el elemento FEU es el Triángulo del Cordero o Aries . Se compone de las letras HE, OU y T cuyo valor total es 84.
Los siete círculos y los cuatro triángulos cortan el planisferio arqueológico en 12 casas de 30 ° cada una y dentro de las cuales se leen las correspondencias entre los diversos elementos simbólicos (letras, signos, planetas, notas musicales). Las Misiones y "El Arqueómetro" constituyen la columna vertebral de la obra de Saint-Yves d'Alveydre. Sus publicaciones y trabajos dieron lugar a numerosos artículos y conferencias durante su vida. Así, en 1882 fue llamado a pronunciar un importante discurso ante el "Congreso Internacional de Arbitraje y Federación de Paz" en Bruselas.
Ahora viene la parte política del asunto , pues ahí dijo:
Con pasión y convicción del ideal político sinárquico. Un hombre decidido a no separarse de los asuntos de la ciudad y muy interesado en el naciente sindicalismo (ley de Waldeck-Rousseau de 1884), fundó en 1886 el "Sindicato de prensa profesional y económica", del cual ocupó la función de archivero En 1893, su investigación le valió la Legión de Honor, un alto honor francés. Para proteger sus derechos con respecto a las adaptaciones de "El Arqueómetro", depositó dos patentes, una en París, 26 de junio de 1903, la otra en Londres, 25 de junio de 1904. En otra área, Es cierto que Saint-Yves d'Alveydre no pertenecía ser portavoz de ninguna sociedad iniciática como la (masonería, martinismo, rosacruz u otra). Tenía, hace unos años, una carta de su mano escrita dirigida a Papus por la cual rechazó cortés pero firmemente la propuesta que le había hecho para ser iniciado en la Orden Martinista.
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Más tarde, un escritor francés llamado Henri Coston, un gran reportero de la prensa , afirmó que Saint-Yves era además de un iniciado masón , era el gran maestro del martinismo , uno de los invisibles desconocidos. La posteridad no retuvo el nombre Alexandre Saint-Yves d'Alveydre como alguien destacado en nada , a no ser de que fuera el autor de libros esotéricos, así , su nombre no aparece en ningún diccionario o enciclopedia. Pocos estudiosos han estudiado su trabajo, quizás debido a las controversias que rodean la idea política sinárquica y la aparente dificultad de entender "El Arqueómetro". En verdad, uno se pierde al leer este Libro , y pocos de nosotros hemos intentado la aventura que requiere una investigación más a fondo. Esto no quiere decir que este libro del Arqueómetro tenga alguna de las Grandes Claves para descifrar este Universo, por ello ¡Qué maravilloso universo podemos descubrir a través de este trabajo tan original! Este día en medio de una cuarentena por el coronavirus ha sido y sigue siendo mi intención darlo a conocer a la mayor cantidad de personas posible, a ver si alguien da con la clave y nos la explique, porque siento que algo importante se nos escapa . Alcoseri
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Ahora les presento una carta
Arqueometro - 23 mayo 1911 - Carta de LOS AMIGOS DE SAINT-YVES Hace dos años apenas que nuestro venerado Maestro, abandonando el mundo visible, ha franqueado la Puerta de las Almas, para unirse por siempre en el Verbo divino al Alma angélica, que fue siempre, aun invisible, su sostén y su vida aquí abajo. La desaparición de este luminoso genio le ha hecho surgir de todas partes una cantidad de discípulos, y no podríamos sino estar dichosos por ello, si ciertos de estos convencidos de ayer, exagerando un poco su celo de neófitos, no intentasen persuadirse a sí mismos, y persuadir a otros, de que son verdaderamente los depositarios de las confidencias supremas del Maestro, y de sus más íntimos pensamientos. Es inútil añadir que todos conocen a fondo el Arqueómetro, cuya descripción exacta, que nosotros tenemos de la mano misma de su Inventor, es sin embargo enteramente inédita todavía. Algunos no vacilan en dar interpretaciones cabalísticas de este Instrumento de interpretación. Otros, que no se sonrojan de afirmar conocer los últimos secretos de la Ciencia arqueométrica, prometen iniciaciones grandiosas y fantasmagorías que no existirán jamás, a Dios gracias, más que en su imaginación exaltada. Otros, en fin, apelando a Saint-Yves, libran por todo pasto, a sus lectores, elucubraciones de un anticlericalismo y de un antipapismo verdaderamente demasiado rudimentarios e infantiles, dignos a lo sumo de un subcomité electoral de pueblo o de una Logia de décimo orden del G.'. O.'., y que hubiesen valido a sus autores, en vida del Maestro, para ser clavados en la picota por una de estas fustigantes palabras de las que él tenía el secreto. Entre los espíritus que leyeron y apreciaron sinceramente a Saínt- Yves, algunos han podido preguntarse por qué sus Amigos parecían poner tan poco empeño en defender su memoria. La razón de ello es simple. Un ser como el que no echaremos nunca lo bastante de menos, no tiene necesidad de ser defendido; aún cuando muerto en la Tierra, es lo bastante poderoso para defenderse solo, habiendo dejado tras de sí suficientes obras inéditas para cerrar la boca a todos los impostores. La que publicamos hoy es una magnífica prueba de ello. Ella llega en su momento, en el momento querido y escogido por el Maestro, y responde como un trueno a todas las demencias propaladas desde hace dos años bajo el abrigo de su nombre. Complemento y sello final de las "Misiones", este libro es la verdadera Introducción al Estudio del Arqueómetro. Nunca, en ninguna de sus obras anteriores, ha desvelado Saint-Yves, como aquí, el fondo de su pensamiento intimo; nunca, en ninguna, han sido los Misterios tan audazmente escrutados por él; nunca, como aquí, se ha revelado él tan completamente. No es solamente el genio cristiano, el Renovador inspirado de la Sinarquía el que reconoceremos; es el verdadero sucesor de los Nabis antiguos, el último Profeta. Una Dama terrible corre en su obra de Isaías moderno, tan severa para los Fariseos y los Escribas contemporáneos como el hijo de Amós lo fue para los Letrados y los sacerdotes de Judá. Tan aterradoras son sus visiones tocantes al porvenir de Francia y de Europa, recaídas hoy en la peor Anarquía pagana; muchas, ¡ay!, se han realizado ya, otras están en vías de cumplimiento, y, si nosotros no hubiésemos escuchado, de la boca misma del Maestro la lectura de estas profecías hace más de siete años, ante el infinito de la Mar, que les daba, si es posible, aún más amplitud y majestad, podríamos creer que fueron escritas después. Mas, al mismo tiempo que muestra las catástrofes inminentes para los Pueblos sometidos a las Leyes implacables de los Ciclos históricos, su corazón se desangra ante esta Fatalidad que parece inevitable y que podría sin embargo no serio. Y exhorta a sus hermanos los humanos a abandonar la falsa vía para seguir la Vía verdadera, aquella que les ha indicado, desde hace ya veinte años, aquella que todavía les indica. Les suplica, en fin, que quieran hacer el ensayo leal de los únicos medios que pueden todavía oponerse al Destino y salvar a la Humanidad. Y en esto es verdaderamente hombre, hombre a quien "nada de lo que es humano le es extraño", y ése no es el menor de sus títulos en nuestra veneración y en nuestro afecto profundos. Es hacia 1903, tal como lo indican ciertas alusiones a los acontecimientos de entonces, que fue compuesta la Obra que libramos hoy en día al público. Notas dispersas y partes completas, las recolectamos piadosamente, y no quisimos ser de ellas, estrictamente, más que los simples ordenadores. Advertimos de ello al lector, que comprenderá así por qué hemos tenido que rechazar en apéndice, un fragmento escrito sobre un modo y en un estilo del todo diferentes al conjunto de la obra. Y si hemos conservado y publicado este fragmento inacabado, es en la convicción de que será leído con placer por todos aquellos que han conocido al Maestro y que le han frecuentado un poco; pues lo reconocerán ahí por entero con esta fina ironía, este espíritu chispeante y esta exquisita mezcla de sales atica y gala que ponían tanto encanto, originalidad, y a veces lo imprevisto, en sus conversaciones más elevadas y más serias. En cuanto a la forma y a la división de la obra, no hablaremos de ella; es lo bastante clara, sobre todo ahora que ciertas planchas del Arqueómetro han sido difundidas y reproducidas un poco por todas partes.
Ahora vamos Grado Masónico 32º Sublime Príncipe del Real Secreto y su relación con las ideas del Arqueómetro.
Al igual que el Secreto del Arqueómetro el Real Secreto de este Grado masónico es el compendio de todas las ideas. Al progresar rumbo al final de este grado y buscamos seriamente el Real Secreto que se encubre como la ciencia oculta de los antiguos, recordamos, "La fe comienza donde la razón se hunde agotada." La magia, después de todo, es tan solo la ciencia absoluta de la naturaleza y de sus leyes. Así la Estrella de la Esperanza brilla para nosotros tan verdaderamente como cuando, como un imán, atrajo a hombres sabios a Belén. Hoy, como a la hora de la creación inicial del universo entero, la Balanza del Equilibrio es la fuerza ultra activadora en el plan eterno del Omnipotente. De este modo, el vacío y la materia, la materia y la antimateria, lo positivo y lo negativo, luz y obscuridad, hombre y mujer, atracción y repulsión, el mal y el bien, justicia y misericordia, son Pares de Opuestos ejemplos de lo que la Magia de la Balanza puede crear bajo ley del equilibrio universal. Vos buscaréis la Doctrina Santa; la Estrella Flamígera de la Verdad, el Real Secreto de la creación. Así lentamente subimos hacia el objetivo final, el estado de la perfección.
Alcoseri
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