Al estudiar la Filosofía masónica podemos empezar por abajo, con la ética y la moral; por arriba, con la consideración de las verdades metafísicas y esotéricas; o, finalmente, por el medio, en el punto focal en que el espíritu y materia, acción y pensamiento se dan cita en la psicología humana. La entrada inferior es la preferida por los estrictamente prácticos, masones que, no son dados a especulaciones y cuyo principal cuidado es apagar en el corazón de los hombres los horribles fuegos de las ambiciones, fanatismos y los apasionamientos. Por la puerta superior van aquellos cuya vocación es pensar y especular, los filósofos y teósofos natos. El acceso del medio da entrada a los expositores de lo que se ha llamado el mundo espiritual, a los devotos contemplativos de la India, los sufíes del Islam, los místicos del fin de la Edad Media y, en la tradición protestante. Por esta puerta central, y precisamente por serlo, haremos nuestra entrada en la materia de la masonería. La psicología de la Filosofía masónica tiene su fuente en la metafísica y desemboca lógicamente en un modo de vida y un sistema ético característicos. Partiendo de este punto medio de la doctrina, le es fácil a la mente moverse en cualquiera de ambas direcciones. En la presente sección limitaremos nuestra atención a un solo rasgo de esta psicología tradicional —el más importante, aquel en que más enfáticamente insisten todos los expositores de la Filosofía masónica y, podríamos añadir, el menos psicológico. Pues la doctrina que se ilustrará en esta sección pertenece a la antología más bien que a la psicología; a la ciencia, no del yo personal, sino de aquel eterno Yo que está en el fondo de los yos particulares, individualizados, y que se identifica con la divina Base o es por lo menos afín a ella. Fundada en la experiencia directa de los que cumplieron las necesarias condiciones de tal conocimiento, esta enseñanza se expresa del modo más sucinto en la fórmula sánscrita tat tvam así ("Eso eres tú"); el Atman, o inmanente yo eterno, es uno con Brahm, Principio Absoluto de toda existencia, y la finalidad última de todo ser humano es descubrir el hecho por sí mismo, hallar quién es él realmente. Cuanto más Dios está en todas las cosas, tanto más está fuera de ellas. Cuanto más está dentro, tanto más fuera. Sólo lo trascendente, lo completamente otro, puede ser inmanente sin ser modificado por el devenir de aquello en que reside. La Filosofía masónica enseña que es deseable y aun necesario conocer la Base espiritual de todas las cosas, no sólo en el interior del alma, sino también fuera, en el mundo, y, más allá del mundo y el alma, en su alteridad trascendente —"en el cielo". Aunque El Gran Arquitecto del Universo “Dios” está presente en todas partes, sin embargo sólo es presente a ti en la parte más honda y más central de tu alma. Los sentidos naturales no pueden poseer a Dios ni unirte a Él; aun más, tus internas facultades de entendimiento, voluntad y memoria sólo pueden lanzarse hacia Dios, pero no ser el lugar de su habitación en ti. Mas existe una raíz u hondura de ti de donde surgen todas estas facultades, como líneas de un centro, o como ramas del tronco de un árbol. Esta hondura es llamada centro base o fondo del alma. Esta hondura es la unidad, la eternidad —casi dije la infinidad— de tu alma; pues es tan infinita que nada puede satisfacerla o darle descanso sino la infinidad de Dios, contradecir lo dicho antes, pero la contradicción no es real. Dios dentro y Dios fuera —he aquí dos abstracciones que pueden ser contempladas por el entendimiento y expresadas en palabras. Pero los hechos a que estas nociones se refieren no pueden ser advertidos y experimentados sino en "la parte más honda y más central del alma". Y esto es cierto no menos de Dios fuera que de Dios dentro. Mas aunque las dos nociones abstractas han de ser advertidas para emplear una metáfora espacial en el mismo sitio, el carácter intrínseco del advertimiento de Dios dentro es cualitativamente diferente del advertimiento de Dios fuera, y cada uno es a su vez diferente del advertimiento de la Base como simultáneamente dentro y fuera, como Yo del que percibe y al mismo tiempo como "Aquello de que todo este mundo está infundido". Cierto jovencito fue mandado a un maestro, con el que estudió hasta cumplir los veinticuatro. Después de aprender todos los preceptos Bíblicos, regresó al hogar lleno de presunción en la creencia de que poseía una educación consumada, y era muy dado a la censura. Su padre le dijo: — hijo mío, tú que estás tan pagado de tu ciencia y tan lleno de censuras, ¿has buscado el conocimiento por el cual oímos lo inaudible, y por el cual percibimos lo que no puede percibirse y sabemos lo que no puede saberse? —¿Cuál es este conocimiento, padre mío? —preguntó. Su padre respondió: —Como conociendo un terrón de arcilla se conoce todo lo que está hecho de arcilla, pues la diferencia es sólo en el nombre, pero la verdad es que todo es arcilla, así, hijo mío, es el conocimiento que, una vez adquirido, nos hace saberlo todo. —Pero sin duda esos venerables maestros míos ignoran este conocimiento, pues, si lo poseyesen me lo habrían comunicado. Dame, pues, tú, padre mío, este conocimiento. —Así sea —contestó el padre... Y dijo—. Tráeme un fruto de un árbol de granadas. —Aquí está, padre. —Rómpelo. —Roto está, padre. —¿Qué ves ahí? —Unas simientes, padre, pequeñísimas. —Rompe una. —Rota está. —¿Qué ves ahí? —Nada. El padre dijo: —Hijo mío, en la esencia sutil que no percibes ahí, en esa esencia está el ser del enorme árbol del grandado . En eso que es la sutil esencia, todo lo que existe tiene su yo. Eso es lo Verdadero, eso es el Yo, y tú, , eres Eso. —Por favor, padre —dijo el hijo—, dime más. —Así sea, hijo mío —respondió el padre, y dijo—: Pon esta sal en agua, y vuelve mañana por la mañana. El hijo cumplió lo mandado. A la mañana siguiente, el padre dijo: —Tráeme la sal que pusiste en el agua. Buscóla el hijo, pero no pudo encontrarla, pues la sal, por supuesto, se había disuelto. El padre dijo: —Prueba el agua de la superficie de la vasija. ¿Cómo es? —Salada. —Prueba del medio. ¿Cómo es? —Salada. —Prueba del fondo. ¿Cómo es? —Salada. El padre dijo: —Tira el agua y vuelve. Hízolo el hijo, pero la sal no se perdió, pues la sal existe para siempre. Entonces dijo el padre: —Ahí igualmente, en ese cuerpo tuyo, hijo mío, no percibes lo Verdadero pero ahí está realmente. En eso que es la esencia sutil, todo lo que existe tiene su yo. Eso es lo Verdadero, eso es el Yo, y tú, eres Eso. El hombre que desea conocer el "Eso" que es "Tú" puede ponerse a la obra de una de tres maneras. Puede empezar dirigiendo la mirada hacia adentro, a su tú particular y, por un proceso de "morir para el yo" —yo en el raciocinio, yo en la voluntad, yo en el sentimiento— llegar por fin al conocimiento del Yo, el interno Reino de Dios. O bien puede empezar con los tús que existen fuera de él e intentar advertir su esencial unidad con Dios y, Dios mediante, uno con otro y con su propio ser. O, finalmente (y ésta es sin duda la mejor manera), puede procurar abordar el Eso último desde dentro y desde fuera, de modo que llegue experimentalmente al advertimiento de Dios como a la vez el principio de su propio tú y de todos los demás tús, animados e inanimados. El ser humano completamente iluminado sabe, con Law, que Dios "está presente en la parte; más honda y más central de su alma"; pero es también, y al mismo tiempo, uno de aquellos que, ven todas las cosas, no en proceso de devenir, sino en el Ser, y se ven a sí mismos en el otro. Cada ser contiene en sí mismo todo el mundo inteligible. De ahí que Todo está en todas partes. Cada uno es Todo, y Todo es cada uno. El hombre, tal cual es ahora, ha cesado de ser el Todo. Pero cuando deja de ser un individuo, se eleva de nuevo y penetra el mundo entero. En la más o menos oscura intuición de la unidad que es la base y principio de toda multiplicidad, tiene la filosofía su fuente. Y no sólo la filosofía, sino asimismo la ciencia natural. Toda ciencia, es reducción de multiplicidades a identidades. Adivinando el Uno dentro y más allá de los muchos, hallamos una intrínseca plausibilidad en cualquier explicación de lo diverso en términos de un solo principio. La eterna búsqueda reaparece, desarrollada y enriquecida, en cada época, y fue finalmente sistematizada, en el siglo 18 de nuestra era. La enseñanza simultáneamente teórica y práctica, como lo es la de todos los verdaderos expositores de la Filosofía masónica está resumida en los siguientes párrafos. El deseo de Ser es aquello de que está penetrado el universo, pero que nada penetra; que hace brillar todas las cosas, pero que todas las cosas no pueden hacer brillar... La naturaleza de la Realidad una debe conocerse por la clara percepción espiritual de uno mismo; no puede conocerse mediante un buscador Análogamente, la forma de la luna sólo puede conocerse por los ojos de uno mismo. ¿Cómo podría conocerse por otro? ¿Quién, sino el deseo de Ser Libre el que, es capaz de quitar las ligaduras de la ignorancia, la pasión y la acción egoísta? La liberación no puede alcanzarse sino por la percepción de la identidad del espíritu individual con el Espíritu universal. No puede alcanzarse ni por el adiestramiento físico ni por el conocimiento intelectual, ni por la práctica con devoción de ceremonias religiosas, ni por el simple estudio... La enfermedad no se cura pronunciando el nombre de medicina, sino tomando medicina. La liberación no se alcanza repitiendo las palabras "_Dios mío libérame", sino únicamente experimentando directamente a Dios EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO... Dios es el Testimonio del espíritu individual y de su obrar. Es el conocimiento absoluto... El masón verdadero es el que comprende que la esencia del GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO que es Conciencia Pura y advierte su completa identidad. La identidad de Dios es afirmada en centenares de textos sagrados... Casta, credo, familia y linaje no existen en Dios. Dios no tiene nombre ni forma, trasciende el mérito y el demérito, está más allá del tiempo, el espacio y los objetos de la experiencia sensoria. Tal es Dios, y "tú eres Eso". Medita esta verdad dentro de tu conciencia. Supremo más allá del poder expresivo de las palabras, con todo, puede ser aprehendido por los ojos de la pura iluminación. Pura, absoluta y eterna Realidad, tal es el Gran Arquitecto, y "tú eres Eso". Medita esta verdad dentro de tu conciencia... Aunque Uno, es la causa de muchos. No existe otra causa. Y con todo Dios es independiente de la ley de causalidad. Tal es Dios, y "tú eres Eso". Medita esta verdad dentro de tu conciencia... La verdad del GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO puede ser comprendida intelectualmente. Pero aun en los que así la comprenden el deseo de separación personal está muy arraigado y es potente, pues existe desde el tiempo incomenzado. Crea la idea: "Yo soy el autor, yo soy quien experimenta." Esta idea es la causa de la servidumbre a la existencia condicional, nacimiento y muerte. Puede ser apartada sólo por el ansioso esfuerzo por vivir constantemente en unión con Brahm. Por los sabios, el desarraigo de esta idea y del ansia de separación personal es llamado Liberación. Es la ignorancia lo que nos hace identificarnos con el cuerpo, el yo, los sentidos o cualquier cosa que no sea el Dios. Sabio es el hombre que vence esta ignorancia por dedicación a la labor masónica ... |