El Secreto Triangular Masónico, Parte #5
Sin duda la misión mía si es que se me permite hablar de una misión masónica; y de que esto sea mío, tendría que ser la misma misión del diablo en su papel en este universo, qué es la destapar consciencias con métodos no habituales, despertar, aguijonear y tentar en busca de que usted se revele, sería mi misión la de impulsar hacia el prohibido mal de buscar un conocimiento perdido, en teoría algo de lo absurdo es señalar que hay algo más allá de lo que la religión y la filosofía marcan, un algo más allá los abismos, sería mi misión la conducir tirándoles de la mano, para cruzar las tinieblas, que a muchos los haría precipitarse en el infierno de las dudas, de la insaciabilidad de jamás sentir satisfacción por lo aprendido y buscar siempre un conocimiento más, particularmente un odio a lo establecido por la ciencia, la política y la religión, es el odio de la unidad satisfecha , el odio al orden mal fabricado . El Ser cuando está insatisfecho busca más, y se convierte en una persona muy peligrosa , pues encierra en su corazón la ideas de que lo están engañando, y diferente a otros que no tienen la curiosidad, ni la tenacidad y ni la temeridad de acercarse a ellas para resolverse a sí mismos. Yo los obligaré los instigare y también si es necesario a ir a la nada de Mefistófeles, para que justo puedan encontrar su todo yo me someto a representar este papel, yo soy una víctima una especie de Cristo expiatorio, me situó en el papel de ese vecino malvado que con su música estridente no les permite dormir , todo para que otros puedan descubrir y pasar el abismo. Soy El Judas del pensamiento masónico verdadero yo acepto el oprobio con simpatía y estoy por decir bajamente que con cierta vanidad luciferina , pero si no quiere usted despertar es sencillo , no me lea y huya de mí.
Volviendo al tema de “El Secreto Triangular Masónico” observamos que las personas responden a códigos y pautas simbólicas tácitas sin ser conscientes del todo de la evolución en una dimensión mental, que a nadie le resulta clara, es como si algo o alguien hubiera insertado en nuestras neuronas una información , que al ver un símbolo o un número reaccionáramos de cierta manera, así que hay que ser cuidadosos , de si usted no quiere exponerse a un despertar brusco, no lea estos comunicados. Sin embargo, La Masonería ofrece el ejemplo de un programa cultural consciente y totalmente voluntario, de una composición semántica que se muestra como tal y que, sin embargo, tiene, aquí está la paradoja, un reclamo universal (Órdenes masónicas internacionales, haciendo caso omiso de las diversas particularidades locales, aplicando el mismo ritual a todos los rincones del planeta), como si su valor alcanzara un absoluto al captar la esencia del ser humano, el punto nodal de sus aspiraciones.
Hacia una triangulación del masón como individuo: ¿pura metáfora o simbolismo operacional?
La masonería introduce al hombre en el "imperio de los signos", para usar la expresión algún masón acuñó sobre la cultura indígena Yaqui Mexicana. Los signos corporales y los varios símbolos marcan y dirigen al viajante , en el arduo viaje del seguidor hacía el Logro . Pero en la etapa de esta observación estos símbolos solamente son captados por los indios yaquis y no por un europeo leyendo a Carlos Castaneda, es aconsejable preguntarse acerca de la función que cumplen estos signos: simple juego de analogías en el que el individuo se mueve agradablemente; ¿O un verdadero proyecto de transmutación que involucra al ser mismo, convirtiéndolo en el objeto de un cambio radical? ¿Descifrar un lenguaje codificado o reglas de operación que modifiquen a los humanos en profundidad?
La respuesta proviene del rango de aprendiz, ya que instamos al joven masón iniciado a que pula la piedra áspera, que no es otra que él. Recordemos: "No todos los seres humanos poseen una Piedra a la Cual trabajar". De ahí la importancia dada a que si no tienes una Piedra interior primero hay que crearla, ese algo esa materia imperfecta que debe ser pacientemente ennoblecida para que el espíritu también sea ennoblecido, y cuya Metanoia de la conversión comienza durante la iniciación (Metanoia del griego μετανοῖεν, metanoien, cambiar de opinión, arrepentirse, o de meta, más allá y nous, de la mente). Se ha demostrado muy bien que el entrenamiento de los espíritus era inseparable del entrenamiento del cuerpo, que las llamadas instituciones "totales" también han entendido y utilizado brillantemente . La interacción cuerpo-espíritu / espíritu-cuerpo ha sido reconocida durante mucho tiempo, ya que en siglos remotos el ascetismo corporal, dentro de la institución religiosa y ciertas sociedades místicas, tenía como objetivo purificar el alma. Recuerda esto: "que tienes que colocarte el mandil y hacer gestos masónicos para creer el Egregor Masónico" ... "El gesto masónico es el signo externo de esta volición" “la iniciación corresponde a una mutación ontológica del régimen existencial (...)” “[...] el rito siempre requiere de sus participantes una demostración física, "una creación de presencia"
Por tanto, la imitación de ese rito primigenio ejecutado en el momento puro y fuerte de los orígenes garantizaba unos resultados eficaces. En definitiva, todas las actividades morales, artísticas o técnicas del hombre, aún las más domésticas, adquirían la fuerza de la sacralidad en la medida en que reflejaran lo mejor posible un modelo celeste preexistente que, en primera instancia, debía imitar el rito de la creación del cosmos. Según esta creencia, la energía prodigiosa desplegada por Dios al crear el mundo desde el invariable centro, continuaba hic et nunc a disposición de quien la supiera utilizar mediante el rito apropiado. De esta manera, todos los espacios sagrados y lugares consagrados a Dios (Paraíso celeste, Jerusalén celestial, paraíso terrestre, ciudad santa, montaña sagrada, templo, sancta sanctorum, incluso el alma o el “ojo” del corazón) se encontraban en correspondencia o comunicación con el centro espiritual supremo.
Alcoseri