Síntesis del documento de la II Jornada del Espacio Masónico de España
Desde Aristoteles y Spinoza hasta Heidegger, Sartre o Camus pasando
por Kant, la ética, en tanto ciencia del comportamiento, como una
introspección honda de los valores y vivencias que anidan en cada ser
humano, se ha ido construyendo a lo largo de la historia y es objeto
de la filosofía desde su mismo origen.
La sociedad industrial primero y la de la información y comunicación
después, así como los rápidos avances en el conocimiento científico y
técnico, han introducido una considerable variación en costumbres y
aspectos morales que determinan nuevos matices en la vida y en la
convivencia.
La posmodernidad ha aportado un ansia de exclusividad que confunde lo
sustancial con lo aparente y en esa sociedad de la novedad, todo es
efímero. Es una nueva versión del fanatismo que fructifica en
insolidaridad, en el desprecio por el equilibrio con el entorno y en
la explotación irracional de la naturaleza por el hombre, justificada
por un más que dudoso y, desde luego, nada ético progreso.
En cuestiones fundamentales, el mundo ha cambiado poco, la explotación
se ha vuelto más brutal. El aumento del poder adquisitivo conlleva una
mejora en la calidad de vida acompañada de la generalización del
consumismo como nueva religión. Los avances científicos que por un
lado facilitan la vida, paradójicamente, aumentan las diferencias
sociales haciendo a las nuevas mayorías cada vez más dependientes de
las oligarquías dominantes. La economía actual no se encuentra al
servicio de la humanidad, sino de unos pocos que ponen en jaque
incluso a los propios Estados, obligándoles a tomar decisiones que no
sólo van en contra de la mayoría de los ciudadanos, sino que están
dirigidas exclusivamente a seguir aumentado los beneficios de la
minoría. El dominio de los organismos de poder es cada vez mayor, los
poderes reales y los poderes fácticos han adquirido un nivel global de
poder que aleja cada vez más la posibilidad de control por parte del
individuo, por no enfatizar que la manipulación informativa produce
una sociedad cada vez mas sumisa y acrítica.
La precariedad, la incertidumbre, la desaparición de referentes hacen
que se alcen de nuevo voces que reclaman reflexión y un nuevo
paradigma social para afrontar estos nuevos retos.
Esta posmodernidad globalizada, obliga a redefinir la manera de ser en
el mundo y al establecimiento de nuevos códigos. Si queremos enseñar a
nuestros hijos a pensar y crecer intelectual, emocional y moralmente;
a vivir y convivir, siempre en un marco de tolerancia y unidad entre
el ser y el hacer, entre pensar y actuar, se hace necesario una
reacción épica a esta nueva moral dominante y a su razón imperante. Se
trata de la lucha del hombre por mantenerse erguido.
Tanto en el Siglo de las Luces como en el XXI, reconocer a los demás
como iguales, luchar por la libertad y buscar la fraternidad de los
seres humanos en un mundo armónico han sido pilares de un
comportamiento y un discurso ético y al mismo tiempo divisa de la
masonería porque la ética implica una reflexión sobre la moral, un
análisis crítico de esas reglas que nos permite llegar a conclusiones
acerca de nuestro comportamiento social.
Esta postura ética implicaría la lucha por construir unas estructuras
sociales que se basen en el Desarrollo Sostenible de todas las
sociedades humanas; donde los recursos estén equitativamente
distribuidos, y donde la compulsión consumista de Occidente, muchas
veces asentada en la explotación de hombres y recursos de otros
continentes, se frene y sea sustituida por un consumo responsable y
racional.
Buena parte de los problemas de la humanidad se resolverían con una
justa distribución de los recursos, con la ayuda real a un desarrollo
económico para la población de los países afectados, y no para sus
corruptos gobiernos.
¿Cuál es el método para alcanzar este objetivo?. Sin duda pasa por una
educación integral que posibilite la capacidad crítica para volver a
ser dueños de sí mismos. Por recuperar el poder del individuo en las
democracias, porque la tolerancia guiada por la razón sea la única ley
moral, el camino para refundar la idea de progreso de la Humanidad.
Por forzar a nuestros Gobiernos desde una decidida actividad ciudadana
a que primen en las relaciones internacionales el pleno respeto a los
Derechos Humanos frente a los diferentes intereses financieros o
estratégicos. Si queremos un mundo justo debemos comprometernos y
actuar con justicia luchando por el ejercicio de nuestra libertad
individual, alejando de nosotros ese gran enemigo interno que es el
miedo.
En la esperanza de que la ilustración se imponga al fanatismo, la
libertad de conciencia, la laicidad, la comprensión y la tolerancia
deberán ser el mortero que una las piedras que deberemos aportar
nosotros en la eterna construcción del templo.
La Masonería adogmática no existe sino por sus valores de libertad
absoluta de conciencia, de tolerancia y de aspiración a la mejora
material y moral de la humanidad. Defendemos que la piedra de toque
para construir el siempre inacabado edificio, debe ser esa vieja roca
firmemente tallada por aquellos que nos precedieron. Para afrontar los
nuevos retos bastan las viejas herramientas, los principios del
humanismo que se encuentran en la base de nuestra filosofía desde el
mismo momento en el que nacimos como Órdenes y permanecen inmutables,
ellos que deben alumbrar nuestro caminar por el tiempo, no son otros
que la libertad, igualdad y fraternidad.
Las Obediencias que componemos el Espacio Masónico de España, como
parte de la sociedad civil organizada, siempre trabaja y ofrece su
apoyo en la difícil tarea de conseguir una sociedad más libre, más
igualitaria y más fraterna.
Madrid, 3 de Abril de 2011
Gran Logia Simbólica Española - Gran Logia Femenina de España
Gran Oriente de Francia (logias en España) - Federación Española del
Derecho Humano
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