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General: El Sentido de ritualización humana
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 25/04/2016 22:34 |
El Sentido de ritualización humana
Debemos
ser honestos, gran parte de la humanidad, no se complace con las explicaciones
de las Religiones, ni se encuentra optimista con las
explicaciones que la Ciencia nos ofrece, duda de la política y de los medios de
comunicaciones, claro duda de los
adivinos de carpas de ferias, duda de todo y es cuando busca explicaciones más
serias a las que se les ofrecen en el mundo. Y es cuando recurre a buscarlas en
el Hermetismo Masónico. Es evidente las
Universidades le han fallado a la humanidad, y que no decir las religiones, y
peor aún la Política. Ya no dan respuestas sino sólo problemas agravados, la
Ciencia ha provocado un daño en la
naturaleza, la religión ha provocado guerras y la política hoy sólo da de
dolores de cabeza a la humanidad. Por ello la Humanidad voltea hoy a ver hacia
la Masonería pues ya antes ha dado pruebas de solucionar eficazmente la problemática
mundial.
El Sentido de ritualización humana, es inherente al Ser humano , y la masonería toma esta idea hasta el día de hoy
Desde
tiempos prehistóricos, el hombre siempre ha tenido la necesidad de desarrollar
una cultura mística, a la que no debemos de llamar alternativa , sino una
cultura más acorde con su interioridad y con el mismo universo . El miedo a lo
desconocido y la necesidad de hacer sentido del mundo que le rodea, ha inducido
al hombre desde hace miles de años para crear sistemas de creencias y rituales
"mágicas" pero también un sistema acorde con la misma Naturaleza . El
hombre buscó el significado de los fenómenos de la naturaleza y de su propia
existencia, y así se la ha pasado buscando una vía certera a la Realidad , y al
Orden .
La
Prehistoria se considera sin documentación escrita. La Prehistoria se divide en
la Edad de Piedra, el bronce y el hierro. La Edad de Piedra se divide en dos
períodos: Paleolítico o Antigua Edad de Piedra, y el Neolítico o la Edad de
Piedra pulida.
El
Paleolítico, la etapa más temprana de la Prehistoria, comenzó hace unos dos
millones de años y terminó alrededor de diez mil años. En ese momento hubo una
evolución física importante de los homínidos: fueron los primeros humanos
modernos, es decir, la especie "homo sapiens" - acompañado por la
evolución física correspondiente evolución cultural con el tamaño de sus
cerebros.
El
período Paleolítico, o de piedra, se divide en tres etapas: Baja, Media y Alta.
Su desarrollo está vinculado a las cuatro fases de la Edad de Hielo, separadas
por intervalos templados conocidos como edades entre hielo.
En el
hombre paleolítico deificó a las fuerzas de la naturaleza.
Un
descubrimiento clave del Paleolítico era el fuego - después de eso, el hombre
empezó a cocinar la carne y cocer verduras. Por los homínidos fuego grupos se
reunieron, protegida del frío, de los ataques de depredadores, y por medio del
lenguaje, desarrollado sus creencias. Con el uso del fuego, los humanos
empezaron a tener más control sobre lo que estaba sucediendo a su alrededor.
El hombre
llega a un desarrollo más físico, intelectual y espiritual, en Neolítico, como lo demuestran hallazgos
fósiles. El desarrollo de su inteligencia, el lenguaje verbal y simbólico. Ellos
También crearon dioses que representaban a la fertilidad como una de las
principales preocupaciones del hombre primitivo fue la preservación de la
especie. Debemos aclarar que los dioses para estos pueblos, no eran propiamente
lo que nosotros pensamos hoy por dioses, sino eran ejemplificaciones de la misma
naturaleza.
En el
hombre neolítico continuó con la idea deificar
las fuerzas de la naturaleza, y creía en la vida después de la muerte, por la forma en que entierren a sus muertos debajo
de grandes losas de piedra como menhires y dólmenes , los enterraban , con su
ropa, armas, adornos y ofrendas diversas .
El hombre
es el único animal con una clara percepción de la inevitabilidad de su muerte.
La capacidad de prever , organizar , analizar , pronosticar fue (lo que ocurrió
con la evolución de los lóbulos prefrontales) ha dado lugar a la conciencia de
la muerte. Estas ceremonias funerarias que incluían el entierro de los
alimentos y los utensilios a los difuntos sugieren no sólo la conciencia de la
muerte, sino también una ceremonia ritual ya desarrollado para mantener a los
muertos en vida más allá de la vida.
Con el
tiempo hubo una evolución y, como el hombre comenzó a organizar sus vidas de
una forma más racional, se sintió la necesidad de ir más allá de las relaciones
con las fuerzas que llenaron el Universo: También empezó a temer las acciones
de "superar" que "creó" todo ese universo. Así eran las
religiones nacidas - religiones consisten en un cuerpo organizado de creencias
que va más allá de la realidad del orden natural y tiene como objeto
"sobrenatural" ,sagrado o paranormal .-
De ahí surge
la idea de ritualización de la humanidad
y la Masonería recoge esta idea hasta el día de hoy.
Alcoseri
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Psicología Masónica
Para entender a la Masonería, una organización multicultural que guarda “misterios casi insondables ” debemos ubicar la masonería en un nuevo marco del pensamiento haciendo una lectura psicológica de la estructura simbólica de la masonería. Puesto que la masonería tiene las características propias de cada país que refleja el temperamento nacional, elaborar un tratado completo sobre la materia seria una empresa enormemente compleja. Para facilitar la tarea será necesario centrar nuestra atención en una forma concreta de la simbología masónica: utilizaremos la empleada por la Gran Logia Unida . Es una forma fácilmente comprensible, muy extendida por todo el mundo; y es también bastante característica del ritual tal y como se manifestó en otros lugares, concretamente en el Oficio de América. Ya que todas las grandes logias preservan de algun Modo, los principios universales de la masonería, los lectores familiarizados con la simbología masónica que se utiliza en el continente europeo y en otras partes del mundo no tendrán ningún problema a la hora de relacionar nuestros descubrimientos con su propia experiencia. Nuestra “psicología masónica” será una psicología de desarrollo porque el crecimiento estaba implícito en el paradigma organizativo del Nuevo Orden Mundial, y estará orientado hacia la deidad. A este respecto, aunque utilizaremos mucha terminología moderna, nuestras ideas contrastaran con la psicología de hoy, que esta basada, con algunas notables excepciones, en los supuestos materialistas de la ciencia del siglo XXl. Comenzaremos definiendo la estructura dentro de la que opera la francmasonería, un marco muy diferente del materialismo que caracteriza a nuestra sociedad industrial. La masonería presupone el sistema metafísico que vimos encarnado en el plano de la catedral gótica. Describe la metafísica considerando la “regular progresión de la ciencia desde el punto a la línea, de la línea a la superficie, de la superficie al sólido”. Esta idea, tomada del ritual del Segundo Grado, es en realidad el mecanismo neoplatónico que usa un lenguaje matemático para describir el proceso por el cual la deidad dota de existencia al universo. Desde esta perspectiva geométrica, el proceso se inicia con un punto como elemento fundamental: el punto se mueve, y al hacerlo genera una línea; la línea se mueve en una dirección no paralela a sí misma y genera un plano (superficie); el plano, moviéndose de igual manera, genera un sólido. Las características geométricas de esta sucesión de figuras son tales que cada acción confiere existencia a un objeto que pasee características propias, pero que también contiene –e incluye sus características- el objeto que lo generó. Así, por ejemplo, el sólido, que está definido por las reglas de la geometría tridimensional, contiene el plano del que procede, y las leyes de la geometría sólida son las de la geometría del plano con alguna complejidad añadida. Los neoplatónicos utilizaban este idioma geométrico para describir el proceso mediante el cual la divinidad (el punto, la esencia y fundamental fuente de todo) se proyectaba en la existencia a través de los niveles progresivamente más complejos del espíritu (la línea), la psique (superficie) y finalmente la materia (sólido). Cada uno de estos “mundos” contiene en sí mismo el nivel siguiente del que procede: esta misma historia la encontramos en la interpretación mística del Génesis cuando dios “crea” el mundo del espíritu “forma” el mundo de la psique y, finalmente, expele (proyecta) a Adán y Eva al mundo físico mediante el proceso de la encarnación. Como podemos ver se trata del mismo esquema que está implícito en el plano de la catedral y también la misma jerarquía que observamos en toda la ”dimensión de la conciencia” que imaginaron los sabios del Renacimiento. Son sin duda las bases de casi toda la filosofía occidental anterior al siglo XIX. En el contexto de este esquema, las ciencias físicas, que surgieron durante la última parte del Renacimiento, se ocupa de lo sólido, del mundo físico, y aún hoy casi todos sus practicantes ignoran o niegan la existencia de todos los demás niveles de progresión. La francmasonería se ocupa de la superficie, esto es, de la psique; pero, a diferencia de la ciencia contemporánea, no ignora las otras partes del sistema metafísico. Por el contrario la francmasonería se basa en la premisa de que el individuo que explora su psique puede y debe comprometerse y dejarse guiar por su dios y desarrollar su papel activo en el mundo físico. Esta es la razón por la que la creencia en un ser supremo sea un prerrequisito para ser miembro de la Orden y de que se inste a sus miembros a profesar diligentemente sus respectivas religiones. Más allá de esta exigencia fundamental, la naturaleza del dios del masón, sus libros sagrados y su forma de culto no son asunto del Oficio. La francmasonería concibe que el ser humano posee un cuerpo, un psique/ alma, un espíritu y un contacto con su divina fuente. Supone que la psique humana también contiene cuatro niveles que reflejan esa estructura mayor de cuatro niveles. En términos específicos representan la psique mediante el Templo de Salomón, que describe como un templo de tres pisos dentro del cual se puede tener conciencia de la presencia de la divinidad. Dibujaremos una línea paralela entre estos tres pisos –el patio, la cámara central y el sanctasantórum- u los tres niveles del modelo psicológico de la conciencia de Jung, la conciencia individual, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo. No debería sorprendernos encontrar estos y otros paralelismos entre estos dos sistemas. Después de todo, son estudios sobre la misma cosa que se han realizado en dos períodos diferentes de nuestra cultura, separados trescientos años uno del otro. El candidato a masón es introducido en este templo de tres plantas por medio de la participación de las ceremonias de los Tres Grados, gracias a las cuales avanza en su grado titular desde su inicio como Aprendiz, pasa por el grado intermedio de Compañero, hasta el grado final de Maestro Masón. Este proceso suele realizarse en un periodo de pocos meses. Si desea practicar la masonería como un Misterio, como un medio de desarrollo psicológico, el nuevo Maestro Masón pasará muchos años considerando las implicaciones de la simbología del Oficio y observando el modo en que sus principios rigen su vida. Si persevera, recapitulará –en los acontecimientos de su experiencia cotidiana- el progreso del ritual que realizó a través de los grados simbólicos, y con estos medios conseguirá con el tiempo esa clase de madurez psicológica que implica su título de Maestro Masón. Es una larga y ardua tarea, es la labor de toda una vida. Cuando el candidato ha sido admitido en la francmasonería, la ceremonia de iniciación se lleva a cabo en una logia del aprendiz que se celebra, en sentido metafórico, en el patio del Templo de Salomón. El patio representa esa parte de la psique que esta en íntimo contacto con el mundo material. Es, utilizando los términos del Jung, la conciencia individual. Aunque el Primer Grado y su obra se encuentran completamente relacionados con el patio, el candidato le informa que existen dos pisos superiores en el templo que podrá explorar a medida que avance en su Oficio. Esos pisos superiores reservados a los hermanos de rango masónico más alto, representan el inconsciente del candidato, y este símbolo nos da una explicación del tal mal comprendido tema del secreto masónico. El Oficio presenta el inconsciente como un cuerpo de material considerado “secreto”. A medida que el candidato avanza en el rango masónico –símbolo de que es un desarrollo psicológico progresivo- esos “secreto” son revelados en los sucesivos grados que representan la penetración en el inconsciente característica de la madurez individual Cuando el candidato ha llegado al Segundo Grado, en la ceremonia de paso es conducido a la Logia de los Compañeros, situada, en sentido figurado, en la cámara central del Templo del Rey Salomón. La cámara central del templo alegórico representa el alma, que posee muchas características del inconsciente personal (utilizando de nuevo la terminología de Jung) y cuando mire la simbología de la logia del Compañero verá que ese trabajo en el Segundo Grado entraña un serio trabajo psicológico. Siguiendo por el momento con la terminología Jung, la logia del Maestro Masón representa un nivel que corresponde de un modo general al inconsciente colectivo. Esta logia se encontrará “en la puerta de acceso hacia el sanctasanctórum”, que se entiende como una parte de la psique que está en intimo contacto con el espíritu de modo similar a la forma en que el patio esta conectado con el cuerpo. Finalmente, trabajando en el seno de la estructura psicológica, especialmente en los niveles elevados, se puede ser consciente de la presencia de la divinidad. Dentro de la logia masónica, que es una representación física de la estructura alegórica que hemos escrito anteriormente, existe siempre un símbolo compuesto llamado las Tres Grandes Luces, integradas por el “volumen” de la Ley Sagrada, la “escuadra” y el “compás”. Algunos de estos objetos tienen más de un significado en la simbología del Oficio, pero en este símbolo fundamental representan los tres niveles superiores de la estructura metafísica del individuo. La escuadra representa la psique, el compás el espíritu y las Sagradas Escrituras representan la divinidad, la fuente divina a la que se acogen. Las variadas configuraciones en que se presentan objetos en cada grado describen hasta qué punto la psique de un individuo está bajo la influencia de su espíritu, aunque todas las configuraciones hacen hincapié en el hecho de que el individuo, igual que todo el universo, tiene su origen fundador en la deidad que sostiene la estructura completa. Aunque el nuevo masón debe realizar sus actividades sólo en el patio – su consciencia individual del mundo físico- se le enseña un número de principios mediante los que, de acuerdo a los “Misterios”, el universo (y su propia psique) opera, y considerando estos principios podemos obtener alguna pista sobre la dinámica de la psique como la representa el Oficio. El Cuadro del Primer Grado es un dibujo que, en principio, parece ser una colección heterogénea de símbolos masónicos, pero que es realidad una pintura integrada que se utiliza para ilustrar el funcionamiento de los principios universales. Examinaremos los principales. Los ornamentos de la logia son el “pavimento cuadrado”, el “borde dentado” o de mosaico y la “estrella flamígera”, que algunas veces se presenta como Gloria. Todos juntos describen lo que podríamos llamar la Ley de la Unidad. La estrella flamígera o Gloria representa el universo relativo completo tal y como es en realidad –desde el punto de vista de la deidad -, una manifestación única consistente y gloriosa de la deidad. El pavimento cuadrado representa el universo tal y como se presenta ante nosotros, que estamos encarnados en un mundo físico; el blanco y el negro se alternan, activo y pasivo, fácil y difícil, complementarios en el mejor de los casos, opuestos a menudo. Pero la característica de un pavimento cuadrado es que las piezas individuales se unen para formar un todo único e integrado, el pavimento mismo. Esta noción será reforzada por el borde, que rodea todo como una única entidad, un sistema interactivo y único en el que cada elemento está relacionado y afecta a los demás. La Ley de la Dualidad está representada en el Cuadro del Primer Grado en varios niveles diferentes. En el nivel más general (el del espíritu) aparecen el sol, la luna y las estrellas. El luminoso y ardiente Sol y la suave, pálida y cambiante Luna son antiguos símbolos de la complementariedad, y quizá las presentaciones simbólicas fundamentales de ese principio que se repiten los cuadros blancos y negros del pavimento en el nivel más detallado y materialista. En el nivel intermedio de la psique la idea de dualidad está expresada por las columnas dóricas y jónicas; forman parte de una idea más compleja que veremos a continuación. La Ley de Dualidad también está representada en términos del ser humano individual por las dos líneas paralelas que delimitan el “punto en el interior del circulo”. Los trabajos ingleses hablan de Moisés (el profeta) y Salomón (el legislador), papeles que expresan la idea de exuberancia y restricción. La noción de complementariedad es aún más obvia en el uso americano, donde las líneas paralelas están asociadas con San Juan Bautista (a mediados de verano) y San Juan Evangelista (a mediados de invierno). El principio de Dualidad establece que cuando se percibe una cosa de modo tal que pueda existir independientemente de su fuente divina, su complemento también parece existir para proporcionarle equilibrio. La colocación de los símbolos de dualidad en varios niveles del cuadro es una advertencia de que el fenómeno de la dualidad y el potencial de la polarización y la oposición se desatan tan pronto como se presente cualquier intento de separación procedente de la totalidad de la divinidad; por ello esto es un principio que está relacionado con todo el mundo psicológico. El principio mencionado en los antiguos textos masónicos como la “regla de tres” esta claramente representado en el Cuadro del Primer Grado por tres columnas, que son uno de sus más destacados protagonistas. Sus diferentes estilos arquitectónicos transmiten la idea (utilizando una máxima tomada de Vitruvio) de que hay tres “agentes” que abarcan todos los niveles de la logia/psique: Un agente activo, exuberante, creativo y expansivo (la columna corintia); un agente pasivo, reflexivo, tradicional y restrictivo (la columna dórica); y un agente equilibrado, consciente y coordinado cuya obligación es mantener a los otros dos en un equilibrio dinámico (la columna jónica). Este concepto destacará soberanamente en la discusión de la obra masónica. La logia, como hemos visto, tiene cuatro niveles, y estos se reflejan en el cuadro. El pavimento cuadrado representa el patio, en íntima relación con el mundo físico. La zona media –denominadas por las columnas- representa la cámara central del alma, la esencia de la psique; los cielos remiten a la puerta de acceso, en íntimo contacto con el espíritu. El cuarto nivel, la divinidad misma, está representado por la Gloria, situada en el centro del cuadro. Los puntos cardinales de la brújula situados al borde del Cuadro definen la dirección Este-Oeste, que tiene una considerable importancia en la simbología del Oficio, como vamos a ver. Es la dirección de la “dimensión de la consciencia” que, como apuntábamos antes, es la materia de estudio del misticismo del Renacimiento. La escalera de Jacob, que aparece en el Cuadro del Primer Grado, muestra un camino en dirección Este-Oeste. Este símbolo, representa los niveles jerárquicos de la consciencia, tiene varias formas. Por el momento será suficiente reseñar que la escalera tiene tres peldaños principales: La fe, la esperanza y la claridad. Estas tres representan los estados de animo de los individuos en cada uno de los Tres Grados; la fe para el aprendiz, que ignora la naturaleza de la cosa a la que aspira y debe confiar en aquellos que le enseñan; la esperanza para el miembro, que puede visualizar buena parte de la naturaleza del impulso que le lleva a anhelarlo; y la claridad para el Maestro Masón, que ha conseguido su meta y es capaz de educar a los más jóvenes. La estructura simbólica que analizamos constituye la introducción general a la metafísica que se le da al Aprendiz, el nuevo estudiante de los Misterios, al comienzo de su carrera en la masonería. Es una representación del mundo psicológico como un todo y una descripción general del ámbito de la obra masónica. Antes de considerar la naturaleza de la obra que debe cumplirse en términos de desarrollo psicológico en cada grado hay un grupo más de símbolos que hemos mencionado de soslayo que demanda nuestra atención. Se trata del punto dentro de circulo cercado por dos líneas paralelas, el volumen de la Ley Sagrada y la representación de la escalera de Jacob. Estos objetos suelen aparecer juntos, incluso en los cuadros más antiguos; y deben interpretarse como un símbolo único. En conjunto representan a un ser humano individual en el seno del mundo psicológico. Las dos líneas paralelas que simbolizan los principios activos y pasivos representan en el individuo esas mismas cualidades exuberantes y restrictivas presentes en las columnas corintias y dóricas que representan el mundo psicológico en libertad. La función equilibradora corre a cargo de la “columna de la consciencia”, representada en el mundo psicológico por la columna jónica, y en la psique del ser humano individual por la escalera con sus tres peldaños principales: fe, esperanza y claridad. Estas tres divisiones sugieren que la psique individual tiene tres niveles importantes (que corresponden a los tres grados). El círculo, confinado entre las líneas paralelas, y el volumen de la Ley Sagrada representan el radio de consciencia del individuo cuando comienza su trabajo, e indican que en ese estadio de desarrollo sólo se es capaz de percibir el símbolo de la deidad (el volumen de la ley sagrada). La escalera que sube desde el pavimento cuadrado, situado al Oeste, a la Gloria, situada en el Este, sugiere que mediante la aplicación del conocimiento se puede llegar a ser consciente de la propia deidad. Los principios mencionados más arriba definen el modelo masónico de la psique. El masón que entiende el Oficio como un modo de crecimiento personal conoce estas ideas primero como conceptos intelectuales, y luego, con la práctica, llega a tener consciencia de su realidad a través de su experiencia en curso de su actividad diaria en el mundo físico. Esto es, de hecho, un enfoque muy antiguo del desarrollo individual. Está basado en la idea de que si uno hace un esfuerzo real por comprenderse a uno mismo, sus motivaciones y comportamiento, la deidad (o sus agentes) proporcionará las experiencias que facilitará ese aprendizaje. Durante la ceremonia de iniciación se dice al candidato “... sin descuidar los deberes cotidianos del lugar que ocupas en la vida, debes avanzar diariamente en el conocimiento masónico”; una instrucción clara para el candidato que debe observar lo que pasa en su vida, interpretarlo en el contexto de la simbología del oficio y aprender de la experiencia. Se le introduce de modo simbólico una clase de acontecimientos que puede afrontar recurriendo a esos dramas rituales llamados los Tres Grados. PRIMER GRADO – APRENDIZ. Cuando el candidato es admitido en una logia masónica, su condición de Aprendiz viene representada por la “piedra bruta”, el primero de un conjunto de tres símbolos que el Oficio llama las tres Joyas Inmutables. Un sillar es una piedra para la construcción; un sillar en bruto es una piedra que todavía no se le a dado la forma que requiere el lugar que ocupa en la estructura. La francmasonería considera la humanidad como un “templo de Dios”; y es exactamente esta evidente coincidencia – se espera que el candidato utilice las experiencias de su propia vida para trabajar en sí mismo y transformarse en una piedra adecuadamente “desbastada” que ocupe su lugar único en ese templo- la que se persigue. Sin embargo, el símbolo sugiere mucho más. La piedra bruta es una piedra individual, una piedra que ha sido arrancada de la roca. En términos humanos representa al ser humano individual. Ahora bien, una persona puede, si es eso lo que elige, considerarse esencialmente un ser miembro de un grupo o sociedad que no ejerce un control personal sobre sí mismo; se desarrolla dentro de ese grupo o sociedad, se apoya en ella, acepta sus valores como propios, y las experiencias de su vida son las de los miembros de la sociedad. Esta persona es como la piedra de la construcción que todavía no se ha arrancado a la roca, una parte de la masa general. Al participar en la ceremonia del Primer Grado, el candidato recibe de modo simbólico una mirada en el interior de la naturaleza de su propia psique. Si conduce una seria atención al trabajo de la logia y trata de comprenderla del modo que ya hemos mencionado, tarde o temprano llegará el momento en que de “todo se unirá” y verá que todo su interior es una representación de la simbología. Cuando haya mirado de esta manera, cuando haya tenido la experiencia real (no simbólica) que le indique que el es un individuo con responsabilidad individual sobre sus actos y sobre las situaciones en que se encuentre. El material que constituye el Primer Grado estimula al candidato a mirar en el interior de sí mismo y de los trabajos de la psique, y esta es la razón por la que uno debe querer ser miembro de la masonería. Nadie debe asumir esa clase de responsabilidad hasta que se sienta preparado para hacerlo. La responsabilidad individual por los actos de cada cual es un concepto que se desarrollará a medida que el candidato progrese en los grados, y aquí, al comienzo de su carrera masónica, el candidato recibe una indicación de cómo se llevará a cabo ese desarrollo. Dentro de la logia existen siete Oficiales; cuando la logia se considera un modelo de la psique, estos siete Oficiales se identifican con los siete niveles de la conciencia. Esta idea se desarrolla más ampliamente en el Segundo Grado, pero en la Apertura del Primer Grado se nos dice que el Guarda Interno debe estar “bajo el mandato del Primer Vigilante”. El Guarda Interno, como veremos luego, presenta el nivel de la conciencia que hoy se llama “ego”, y el ritual dice que el Aprendiz debe colocar su ego bajo el control de algún agente del interior de su psique llamada el Primer Vigilante, que es similar al “yo” en la terminología de Jung. En otras palabras, el establecimiento de esta “relación de mando” se refiere a un proceso similar al surgimiento del arquetipo del yo. Examinando esta noción podemos hacernos una idea de la naturaleza del trabajo masónico. Mucha gente piensa que la consciencia del ego son ellos mismos, antes de ponerla bajo el control del yo deben reconocer primero que el ego no son “ellos”, sino un nivel de su conciencia que deben utilizar. Ahora el ego tiene acceso a una serie de formas de trabajar; y el sistema masónico tiene tres: actuar, pensar y sentir, representadas por medio de sus rituales, sus lecturas y sus oraciones. Al participar en estas actividades y observar su proceso mental al mismo tiempo, el individuo ve como funciona su ego y lo identifica como algo que le pertenece. Además puede observar a las personas y a las distintas imágenes que establece el guardia interno/ego para relacionar al individuo con el mundo en las diferentes situaciones sociales de su vida. Y lo que es más importante, al “mirar en el interior”, a menudo en busca de una percepción de su estado interno, se percata de la existencia del Primer Vigilante / yo y del hecho de que, si escucha, tendrá acceso a una excelente orientación. Al principio esta orientación se manifiesta como una “corazonada”; con la practica puede depurarse hasta convertirse en una facultad fiable. Esta “relación de mando” entre el Guarda Interno y el Primer Vigilante recibe el nombre de “camino de la Honestidad” en algunas tradiciones, por que su establecimiento exige no sólo que el candidato “se pregunte para sus adentros”, sino también que sea escrupulosamente honesto consigo mismo. Tal honestidad le lleva a examinar su consciencia y a empezar a cuestinarse el comportamiento habitual de toda su vida. Establecer esta “relación de mando” entre Guardia Interno y Primer Vigilante, sacar a flote el yo y volver hacia él en busca de una orientación es unos de los trabajos más importantes del Aprendiz. Otra de sus tareas principales consiste en equilibrar la parte de la psique que está en contacto con el mundo físico. Ahora ya hemos visto nuestro análisis de las Tres Columnas del Cuadro que hay tres principios que funcionan en todos los niveles de la psique en forma de funciones activas y pasivas equilibradas por los actos de la consciencia. Estas funciones están representadas en cada uno de los grados por las herramientas de trabajo necesarias para la tarea de cada nivel, y en el “patio” esas herramientas de trabajo son herramientas de acción. Describen esas funciones psicológicas íntimamente relacionadas con el mundo físico. Las herramientas de un aprendiz son: el mállete, una herramienta de fuerza activa que nosotros equiparamos con la capacidad psicológica de experimentar la pasión, y que simboliza la alegría, la furia, el compromiso serio, etc.; el escoplo, una herramienta pasiva y restrictiva –recibe los golpes del mállete y los dirige en una dirección muy concreta -, que podemos equiparar a la capacidad de análisis, clasificación, cálculo, y pensamiento racional; y el gramil de veinticuatro pulgadas, un instrumento para medir que dirige y equilibra las otras dos funciones. Las veinticuatro pulgadas aluden al tiempo, y puede que un pasaje bíblico nos ayude a perfeccionar esta idea “... hay una estación para todas las cosas...” El gramil de veinticuatro pulgadas representa la capacidad de la conciencia para identificar la función psicológica adecuada a cada momento. Equipados estos conceptos, el individuo se compromete en primer lugar a tomar conciencia de las tres “herramientas” (esto es, de las capacidades que representan) en su estructura psicológica, luego a someterlas al control de la consciencia y finalmente mantenerlas en equilibrio. Lo hacen “sin descuidar los deberes cotidianos del lugar que [él] ocupa en el mundo”, o sea, aplicando los conceptos a los acontecimientos diarios de su propia vida. Como podrá reconocer cualquiera que se haya esforzado por aceptar un carácter violento o uno obsesión duradera, el asunto de someter las herramientas de trabajo y de análisis y de la pasión a un control consciente supone un duro y considerable trabajo, y confiere un cierto realismo al término “obra masónica”. No obstante, si persevera, la persona que trabaja en este sentido comienza a reconocer que reacciona ante los acontecimientos cada vez con menos frecuencia y, por el contrario, se sorprende a sí mismo seleccionando sus acciones de entre un repertorio de respuestas cada vez más amplio. Esta elección tan importante es el comienzo de lo que el individuo bien puede llamar “mi voluntad”; y con esa capacidad para una mayor elección llega el momento de elegir egoístamente, de modo malévolo y destructivo, y la responsabilidad de elegir líneas de comportamiento constructivas e integradoras. Hay una parte de la ceremonia de los grados primero y segundo en la que al candidato se le exige que refiera una pequeña parte del ritual de los vigilantes. Este “examen ante los vigilantes” representa el proceso interior de la consciencia mediante el cual se guía y estimula al individuo en trance de desarrollo limite voluntariamente su emergente capacidad de elección. Este proceso de auto disciplina exige en general que el individuo considere sus motivaciones, y puesto que estas suelen ser inconscientes, el esfuerzo conduce con toda naturalidad al Segundo Grado. |
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“HERMETISMO” es un sendero místico-iniciático que, mediante mesoterismo, esoterismo y metafísica promueve ese estudio, meditación, ciencias auténticas, entendimiento, filosofía ancestral, discernimiento como también; la investigación sobre Dios Padre, Diosa Madre e Hijo (Consciencia Espiritual) o Simbolismo Cosmogónico. Dicha travesía fue difundida por Aquel Respetado Maestro Denominado Hermes Trismegisto, he ahí porqué del nombre HERMÉTICO. Según EL HERMETISMO venimos al mundo para aprender, desaprender, reaprender, recordar nuestra multidimensionalidad, amar incondicionalmente, purificarnos, perdonarnos, escucharnos, enseñar y evolucionar proactivamente. Shalom Hermanos/Hermanas. |
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