EL PRISIONERO MASÓN
Un Masón fue condenado a prisión perpetua por incomodar a un viejo tirano.
Después de 2 años preso y de comportarse en forma ejemplar, los carceleros empezaron a considerarlo un prisionero modelo y hasta se habían hecho amigos.
Por ello se le permitió que hiciese su celda un poco más cómoda y sus hermanos masones le hacían llegar regalos, además de visitarlo con frecuencia, y le llevaron las 3 liturgias masónicas , la de aprendiz, compañero y maestro.
Transcurrido un tiempo , este hermano masón dijo a sus guardianes:
-Yo soy herrero y ustedes están mal retribuidos, incluso pasan tanto tiempo encerrados en esta prisión , que bien podrían considerarse también presos junto conmigo. Si ustedes pudieran proveerme de algunas herramientas y de unos trozos de metal confeccionaré pequeños objetos decorativos que pueden vender en el mercado. El producto de las ganancias lo repartiríamos con beneficios para ambas partes.
Los guardianes se declararon de acuerdo y poco después de las manos del artesano salían objetos muy bien trabajados cuya venta acrecentó el bienestar de todos.
Finalmente, un día, cuando los carceleros acudieron a la celda se encontraron con que el hombre había desaparecido. Sacaron como conclusión que ese hombre debía haber sido un mago escapista , ya que era imposible saliera de la celda.
Al cabo de muchos años, el viejo tirano fue derrocado, se revisó el caso del masón , y se puso en evidencia el error de la sentencia y el masón fue perdonado. Entonces el masón pudo abandonar su escondite y compareció ante el juez, quien lo había hecho llamar para preguntarle cómo había logrado escapar.
El masón dijo:
-Una verdadera fuga sólo es posible con la adecuada concurrencia de ciertos factores. Uno de mis hermanos masones encontró al cerrajero que había hecho la cerradura de la puerta de mi celda y otras cerraduras de la cárcel. Entonces en las liturgias masónicas calcaron las formas de las llaves; se hizo en el justo ahí , donde están los rituales . Mis hermanos masones confiaron en que yo caería en la cuenta de que esos trazados correspondían a las cerraduras. También debía conseguir los materiales necesarios para hacer las llaves, poder martillar y trabajar el metal en mi celda. Tuve que tentar la codicia y la necesidad de los guardianes, para que no se suscitasen sospechas. Tal es , la historia de mi fuga.
Moraleja del cuento: todo está ahí justo en las 3 liturgias masónicas para escapar de la prisión psicológica en donde estamos encarcelados
Alcoseri