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General: La Inmortalidad del Alma según la Masonería
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De: Kadyr (Mensaje original) |
Enviado: 20/08/2024 17:19 |
La Inmortalidad del Alma según la Masonería
Hermanos Masones y No Masones , fue a partir de la exaltación al sublime grado de maestro masón, que puedo decirles, fue una de las ceremonias que mayor impresión me causaron y me permitió darme cuenta que nuestro mayor logro al final de nuestra vida es haber trascendido en pensamiento, obra y regeneración.
Bajo esa premisa, he logrado comprender que el aprendiz como energía luminosa representa la vida; la maestría como fuerza sombría representa la muerte, sin embargo, entre ese espacio, el Masón desarrolla amplias capacidades y aprende de la naturaleza a tener precauciones tomando en cuenta las señales de la decadencia y prepararse para encararlas a tiempo, y superarlas; incluso la Masonería en la Exaltación Al Sublime Grado de Maestro nos enseña a cómo derrotar a la Misma Muerte, lo da claro en alegorías secretas, y son poco entendibles para el que no pone atención, a la liturgia del Tercer Grado.
De esta manera, en el transcurso de su existencia el hombre como ser individual, familiar y social tiene la facultad, aunque también la obligación, de preservar su especie vinculándola a una organización económica, política, social y cultural perfectamente armonizada, así como el darse cuenta que en correcta cuadratura con el ciclo de la naturaleza, cuenta con periodos sabiamente determinados, con límites al igual que la noche y el día, en fin, aceptar esa eterna dualidad en constante movimiento. –
Octavio Paz dijo: “…Oscuramente sabemos que vida y muerte no son sino dos movimientos, antagónicos pero complementarios, de una misma realidad.
Creación y destrucción se funden en el acto amoroso (sexual); y durante una fracción de segundo el hombre entrevé un estado más perfecto…Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos solos. Nada tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, si no es esa otra caída en lo desconocido que es el morir”. Para Octavio Paz, nuestras vidas son un diario aprendizaje de la muerte. Más que a vivir se nos debe enseña a morir. Y cuando se nos enseña, se nos enseña mal.
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De: Kadyr |
Enviado: 20/08/2024 17:21 |
En nuestra Augusta Institución Masónica, el grado de maestro es emblema de la muerte y del renacimiento perpetuo de la naturaleza; es la tierra que nutre a sus hijos; es una madre que llena sus sagrados deberes; un buen padre para la familia; es la caridad hacia nuestros hermanos. En la liturgia del tercer grado se nos dice: “las ideas en materia animada o inanimada, son abstracciones del entendimiento, pues lo que se llama muerte es una forma de vida.
Esos fenómenos, que distinguimos con la palabra vida o muerte, son los efectos naturales de las acciones y reacciones de los elementos y nada tienen que ver con el alma. Ella rige al cuerpo, más no lo vivifica.
El movimiento perpetuo de la composición y la descomposición, que ya nos presenta fenómenos de vida o ya de muerte, es el resultado de la atracción y del influjo de los imponderables.
En Masonería, al menos en la Masonería Regular , se nos dice de la Inmortalidad del Alma , y es requisito para convertirse en Masón creer en un Ser Supremo y en la Inmortalidad del Alma.
Pero, más allá de esto , en las Liturgias Masónicas, no se brinda un concepto del Alma , no hay un dogma masónico de definición del Alma , y deja a cada masón en su personal criterio de definir el alma de acuerdo a un juicio personal, aun así , al interior de las logias se debate sobre el Alma constantemente, siempre estos debates son llevados con cautela , ya que no se puede imponer nunca el criterio de un masón , sobre el criterio de los demás.
A este punto , el Tema del Alma , puede llevarnos a campos filosóficos , religiosos, esotéricos, de mayéutica , científicos y hasta políticos, estos temas pueden llevarnos a fanatismos , a fantasías, a teorías de las más diversas.
Hay un punto que debemos entender y es que la palabra “Alma” para muchos significa una cosa y para otros tantos otra muy diferente , al parecer y lo poco que nos dicen las Liturgias masónicas, es que nuestra Alma Humana , no es inmortal , sin que puede llegar a convertirse en Inmortal , gracias a ciertos métodos masónicos no muy bien definidos por las Liturgias ,pero que bien podemos intuir este “Método” al paso de los años en el trabajo y el estudio de lo Masónico.
Si somos conscientes de la materialidad de nuestro cuerpo, parece más difícil admitir que el cuerpo también es comprendido a través de todo un conjunto de representaciones. De hecho, organizamos nuestras vidas en torno a una determinada concepción del mundo, pero también en torno a una determinada concepción del cuerpo. Si concebimos el cuerpo como el lugar íntimo de una mutación ontológica del régimen existencial, no ocurre lo mismo cuando, se define el cuerpo como una máquina bilógica . Hay que admitir que nuestra era hereda tal concepción mecanicista del cuerpo donde toda la vitalidad de éste parece haber quedado en suspenso. Asimismo, por paradójico que parezca, esta concepción mecanicista del cuerpo parece ser el resultado de una concepción trascendental del alma de la antigua Grecia donde el cuerpo aparece como el elemento inferior que constituye al hombre.
Desde cierta tradición platónica, hemos asociado fácilmente el cuerpo con una carga, una tumba, un simple receptáculo del espíritu del que nos gustaría deshacernos. « Algunos dicen que el cuerpo es la tumba del alma, porque allí está enterrada durante esta vida ».
Ciertamente, Platón no desarrolla un odio hacia el cuerpo « en su filosofía », pero abre el camino de alguna manera. Platón centra esencialmente su pensamiento en una separación del cuerpo y el alma, de lo sensible y lo inteligible. El cuerpo se va entendiendo poco a poco como el lugar íntimo de la enfermedad, el sufrimiento, la vejez y la muerte. Y el alma parece ser la única fuente de plenitud. Al menos eso es lo que nos dice cierto tipo de filosofía que afirma una clara oposición entre cuerpo y mente, cuerpo y alma, cuerpo y razón, cuerpo y conciencia, y que más bien ha logrado consolidarse en la mayoría de las ideologías, desde Platón hasta nuestros días. Hay aquí todo un debate filosófico muy interesante que no debemos evitar pero sin caer en la confusión . Existen muchas teorías filosóficas o religiosas que intentan definir el alma, demostrar su carácter divino o inmortal. La concepción que Platón tiene del alma es, por ejemplo, radicalmente diferente de la de Gurdjieff , ya que él dice que nacemos sin alma , y solamente con la posibilidad de crearla . Asimismo, ciertas concepciones filosóficas del alma a veces pueden ser amplias hasta el punto de que no siempre es fácil distinguir alma y espíritu. Por ejemplo, Platón integra la mente, es decir todas las facultades intelectuales del hombre (actividad mental), en su concepción del alma. De hecho, Platón admite un tipo del Alma básica ,es decir deseos más bajos como hambre o sed, el Tumos (─μoς) que define lo emocional, y finalmente lo emocional Logística (λογιστικoν) que traduce el « » razonable. Epicuro, por su parte, adopta una concepción material y ya no trascendental del alma. Este último es mortal al igual que el cuerpo. La muerte del alma es una explosión de átomos en el cuerpo. Epicuro rechaza la idea de un carácter divino del alma. Para Freud, el alma designa el aparato psíquico o mental y ya no tiene nada que ver con una concepción religiosa.
Lo que hay que destacar aquí es la extrema diversidad de concepciones del alma, cuerpo o espíritu. Hay que admitir que es muy difícil navegar entre estas numerosas teorías filosóficas o religiosas. Sin embargo, podemos ver un hecho recurrente desde Platón que es el deseo constante de separar el (cuerpo) material y el (espíritu, alma, logos) inmaterial, y extraer una jerarquía donde se entienda al cuerpo como el elemento inferior que constituye al hombre. Al menos, esto es lo que surge de las concepciones filosóficas que se han impuesto hasta ahora en el mundo occidental.
Sin embargo, es necesario citar a ciertos pensadores al margen de las corrientes dominantes que tenían la profunda convicción de que el cuerpo no podía reducirse así y que, por el contrario, era fuente de alegría y poder vida. Spinoza y Nietzsche contribuyeron así a una filosofía que revela el cuerpo como ser-poder, es decir, la instancia existencial que permite al hombre construir el mundo, habitarlo y convertirse en lo que es. En Nietzsche, el hombre es un cuerpo y el alma lo que pertenece al cuerpo. Hay más razón en el cuerpo que en la razón misma.
Nietzsche, escribió “Así habló Zaratustra”, y ahí Nietzsche nos explica que, despreciar el cuerpo equivale a denigrar la vida misma. El alma es en sí misma una invención conceptual que apunta a la ruina del cuerpo, apunto Nietzsche , y agregó : «Dondequiera que esté la doctrina de espiritualidad pura, sus excesos destruían la fuerza nerviosa: enseñaba a despreciar el cuerpo, a descuidarlo o atormentarlo, y atormentar y menospreciar al hombre mismo por todos sus instintos [...]
Nuestro objetivo como masones no es negar o despreciar los puntos filosóficos , pero tampoco aceptarlos sin mediar estudio y reflexión, sino mejor darle al alma y al cuerpo su verdadero valor. « El cuerpo tiene sus razones por las que la razón ignora », se podría decir usando las palabras de Pascal. No podemos contentarnos con colocar la razón como la única autoridad legítima y absoluta capaz de dirigir, gobernar o elevar a los hombres. Incluso si el racionalismo cartesiano ha demostrado la fuerza obvia de la razón humana, particularmente en lo que respecta al progreso técnico y social. Hoy debemos reconocer que el mito progresista defendido por la filosofía de la Ilustración ha tenido su día, que ya no satisface las necesidades de los hombres de hoy. Debemos entender que, el individualismo «, la razón instrumental, la omnipotencia de la tecnología , la ciencia y el económico ya no despiertan el apoyo de antaño, ya no funcionan como mitos fundacionales o como objetivo para lograr algo superior ».
Al seguir adoptando esta posición hegemónica, el proyecto prometeico sólo refuerza el poder subterráneo de otras instancias existenciales que son el cuerpo, lo lúdico, lo imaginario o lo emocional. No podemos conformarnos con una concepción del mundo que reduzca al hombre a un animal racional. Más bien, el hombre es un animal complejo compuesto por una pluralidad de instancias existenciales. El cuerpo es parte de él, al igual que la imaginación. Luego debemos cuestionar la relación que tiene el cuerpo con el enfoque masónico, y mostrar así que la concepción masónica del cuerpo está más cerca de la de los indios Yaquis en México o de los Dogones en África, que de la resultante de la Ilustración.
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De: Kadyr |
Enviado: 20/08/2024 17:22 |
El reino de la Ciencia y el reinado de Prometeo
Saliendo del oscurantismo religioso. Éste es uno de los muchos objetivos que se pueden dar a la filosofía masónica . Del ’homo racionalis quien emerge de la Ilustración atrae a un nuevo hombre que despega de una desacralización del mundo. « La originalidad del « hombre moderno », es su novedad respecto a las sociedades tradicionales, es precisamente su deseo de considerarse como un ser puramente histórico, su deseo de vivir en un Cosmos » radicalmente profanado.
El racionalismo prometeico apunta así a la degradación de lo sagrado, la muerte de Dios Según Nietzsche, el fin de los mitos.
La llamada Masonería especulativa surge en el corazón de una filosofía de la Ilustración que defiende la idea del progreso racional. Es esencialmente el reduccionismo cartesiano el que permitirá el surgimiento de la modernidad haciendo al hombre « maestro y poseedor de la naturaleza » y así desarrollar el mito prometeico que tomó forma en el Siglo de las Luces. La modernidad ha desarrollado un tipo de conocimiento que permite transformar radicalmente el medio ambiente, introducir máquinas capaces de realizar el trabajo de un hombre, relevarlo, transportarlo en un tiempo récord, para facilitar los intercambios económicos, para desarrollar la riqueza... El progreso moderno es innegable, excepto quizás en términos de relaciones humanas: surgimiento del individualismo. La modernidad establece una concepción racional del mundo donde las relaciones humanas se definen en torno a un contrato social.
Esta racionalización de las relaciones sociales se produce ante todo en el propio cuerpo. Todo esto nos hace estar atentos a la forma en que las instituciones modernas se injertan en cuerpos individuales para disciplinarlos y luego controlarlos. Hay un experimento social donde el proyecto se basa el de una prisión modelo que adopta un dispositivo capaz de controlar y monitorear todas las acciones de los presos desde un mismo punto de observación. El objetivo de la estructura panóptica es permitir que un individuo, alojado en una torre central, observe a todos los prisioneros, encerrados en celdas individuales alrededor de la torre, sin que puedan saber si están siendo observados. Por tanto, este dispositivo debía crear un « sentimiento de omnisciencia invisible » en prisioneros. La experiencia nos mostró cómo este sistema logró extenderse a otro tipo de estructuras sociales como escuelas u hospitales.
La legitimidad social de un individuo depende, por tanto, de su respeto por el contrato social, es decir, su capacidad de obedecer e integrar una concepción racional del mundo que reivindica la protección y superioridad del ego individual sobre el nous comunitario. Por el contrario, en la sociedad tradicional, el individuo obtiene su legitimidad demostrando su valentía durante las pruebas iniciáticas, generalmente pruebas físicas. El hombre moderno siempre debe mostrar « sumisión a la estructura social », para demostrar su legitimidad en cada momento presentando su identidad civil. En la sociedad moderna, la legitimidad depende esencialmente de la posición social y económica del individuo, lo que no ocurre con la sociedad tradicional : los individuos son legítimos en la medida en que todos hayan sido sometidos a pruebas iniciáticas. Es el rito de iniciación lo que los determina socialmente. Este modo de legitimación es radicalmente diferente del que pone en vigor la sociedad moderna, ya que es la administración la que determina al individuo y ya no la iniciación.
Vemos, por tanto, que los tiempos modernos corresponden a una matematización del mundo, del cuerpo, a un cálculo preciso de las relaciones humanas donde la improductividad no tiene cabida : esta es la hiperracionalización que conduce al desencanto con el mundo del que habla el Libro 1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell .
La película de Chaplin, Tiempos modernos esto se explica por sí mismo. La imagen que también es relevante para mostrar los rasgos característicos de la modernidad es la del metro : prácticamente vemos lo que sucede en un tren subterráneo durante las horas pico. Cientos de individuos están agrupados (y ¿existe conexión corporal?), mientras se ignoran unos a otros. Esta es una hermosa imagen que revela el espíritu prometeico.
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De: Kadyr |
Enviado: 20/08/2024 17:22 |
La filosofía progresista de la masonería
La masonería, como institución filantrópica, ha actuado como garante del mito progresista y del mito del homo racionalis, lo que evidentemente ha permitido avances considerables en muchos ámbitos. Por lo tanto, no cuestionamos en modo alguno la contribución fundamental de la Ilustración ni la posición de la masonería, simplemente estamos sugiriendo que ciertos valores minoritarios en un momento determinado podrían desempeñar hoy un papel importante en el cambio social actual. Lo que nos parece interesante destacar es este tesoro que la masonería ha podido preservar: la iniciación. De hecho, la masonería ofrece un enfoque iniciático que refleja un conjunto de valores diferentes de los defendidos por la filosofía de la Ilustración. Son estos valores, específicos de cualquier rito de iniciación, los que deseamos actualizar. « Entonces, en progresismo del siglo XX, a este progresismo que trata de explicar el mundo en su totalidad, tal vez no sea inapropiado oponerse a un pensamiento tradicional progresivo , que al final no supo cómo involucrar todos los aspectos de la realidad humana ».
Por tanto, la masonería no se reduce a un simple club filosófico. Sabía salvaguardar la iniciación, un proceso mítico-social de la memoria antigua que consiste en transformar ontológicamente el régimen existencial de un individuo tanto a nivel espiritual como corporal. Porque como han demostrado la etnología y la antropología, los ritos de iniciación conectan cuerpo y mente. La transformación espiritual implica la transformación del cuerpo individual. En este sentido, la filosofía progresista del enfoque masónico implica una armonización de los opuestos (coincidencia opositora) que coloca cuerpo y mente en el mismo nivel igualitario.
A diferencia de una educación académica moderna que se limita a la simple transmisión de conocimientos, la iniciación masónica ofrece herramientas que permiten situar mejor el ser humano en el plano de la Mayéutica a la vez que la corporal en el mundo a la manera de las artes marciales. La escuela iniciática masónica enseña habilidades interpersonales en base a la fraternidad, no hay beneficios monetarios, ni materiales en Logias solo amor fraterno. Rituales, gestos y signos de contacto son herramientas que permiten al Masón construir una forma de estar en el mundo. « Consideradas desde otro ángulo, las iniciaciones seculares que nos ofrecen las escuelas, empresas, organizaciones e instituciones miembros aparecen como iniciaciones en saber y en saber hacer. La iniciación masónica apunta cada vez más lejos: pretende ser iniciación en saber hacer
Vamos , « Dentro del templo: una experiencia de…Así, la iniciación masónica sitúa al cuerpo en el lugar que le corresponde, tanto como modo de liberación, como modo de legitimación y modo de socialización.
Un modo de liberación mediante el aparataje masónico
El cuerpo es ante todo el caso que liberará al profano de sus cadenas. Sin embargo, las pruebas simbólicas sufridas durante la iniciación masónica siguen siendo pruebas que despiertan nuestros sentidos. Privado de vista, el destinatario se descubre como un cuerpo discapacitado y precario. Es la profunda revelación de la trágica realidad de la existencia humana lo que reforzará el paso al grupo de expertos. El receptor comprende entonces hasta qué punto las condiciones de la existencia humana son insoportables (mortalidad, vejez, enfermedad, etc.): un shock simbólico y sensorial provoca así un estallido existencial. La conciencia del neófito se ve así perturbada por la presencia simbólica de la muerte, la precariedad y el sufrimiento. El objetivo de la iniciación masónica no es encerrar la conciencia individual en una visión morbosa de la vida, sino, por el contrario, liberarla de una existencia no auténtica .Por tanto, cualquier progresión iniciática implica una regresión.
Para el mundo masónico, la existencia en el mundo profano no es auténtica, solamente refleja la forma en que el hombre trata de esquivar la muerte, el masón huye de «del parloteo mental » y, por lo tanto, mentaliza su verdadero ser. Para la Masonería la existencia auténtica consiste en afrontar la muerte, el vértigo para afrontar nuestra realidad existencial. La filosofía, en el sentido de Heidegger, debe hundirnos en la angustia. El filósofo es quien se abre a la preocupación, pero una preocupación que pretende ser metódica. La vida cotidiana se experimenta sin esa preocupación. El hombre se adapta a la vida diaria oscureciendo la posibilidad de su propia caída. El hombre inventa un mundo en el que asciende constantemente (Prometeos).
El Masón debe darse de su propia mortalidad, todo para afrontar previamente esta etapa que se le abre. Porque la vida profana es facticia y se basa en olvidarnos que somos mortales . Se trata de captar las raíces de la vida artificial para comprenderla mejor de alguna manera. El hombre no sólo vive, debe llevar una vida. No podemos existir quedándonos allí. El hombre existe en la medida en que está en movimiento, donde está en logro. No se trata de permanecer en el corazón de la angustia toda tu vida. Esto rápidamente se volvería insoportable e imposible. Esta es una preocupación metódica que te recuerda que la vida social se basa en el caos. Esto permite, entre otras cosas, estar mejor equipado para llevar la vida. La masonería nos enseña humildad y coraje.
La existencia auténtica se abre a partir del choque del contingente. En el encuentro con la nada, me descubro como un ser creativo que tiene la capacidad de sacar algo de la nada. La ansiedad nos hace comprender el posible ser que somos. En el diario vivir, el hombre huye de su propia contingencia. « Siempre terminamos muriendo, pero por ahora no nos preocupamos ». Mientras estemos vivos, la muerte aún no parece presente ni, por tanto, amenazante. La iniciación masónica como caída nos hace descubrir nuestro futuro poder, en definitiva nos libera. Liberado de los miedos vinculados a la caída del cuerpo, el Masón puede entonces vislumbrar con calma las potencialidades íntimas de su ser corporal.
La iniciación masónica sitúa al cuerpo como modo de legitimación. Es el lugar donde se inscribe la imaginación común, los signos distintivos, que hacen del neófito un iniciado reconocido por otros iniciados. ¿No dicen también que los masones se reconocen mediante señales y toques? Es, por tanto, el cuerpo, y no el lenguaje conceptual, el que permite el reconocimiento y la legitimidad.
¿Cómo se produce la iniciación de las sociedades primitivas ? Tomemos el caso del totemismo. El día de su iniciación, el cuerpo del neófito está marcado por signos totémicos que le indican el clan al que ahora pertenece. El cuerpo es el primer lugar en el que se injerta la imaginación social de un clan o tribu. Las máscaras y la ropa amplían dicho marcado totémico. Cada clan tiene una determinada forma de peinarse, vestirse y caminar. Los tatuajes, escarificaciones o cualquier otra marca corporal reflejan el deseo de todos de pertenecer al mismo clan, y perderse por completo a través de un ideal común que le dé legitimidad existencial.
El masón ciertamente no tendrá que someterse a tales marcas corporales, pero sigue siendo el hecho de que usa ropa u adornos importantes ( signos totémicos ), como delantal o mandil, guantes y otros collarines y bandas , lo que precisamente le da esta legitimidad. El mandil masónico simplemente nos recuerda que el masón fue iniciado en el mismo molde simbólico que sus hermanos y hermanas. En las iniciaciones tribales se muestra que el cuerpo se conecta fundamentalmente y que cualquier adorno del cuerpo es una extensión del cuerpo. « El cuerpo tatuado, “percé”, decorado de forma vistosa, en definitiva, el cuerpo se exacerbó aunque sea por un momento en la búsqueda de un espíritu común: el que me conecta con el otro ».
Los gestos, ornamentos, rituales y otras técnicas del cuerpo también constituyen una especie de conocimiento secreto que sólo los iniciados conocen, esto les permite reconocerse y legitimarse mutuamente.
La iniciación masónica promueve la socialización a través del cuerpo: la socialidad corporal. Se podría decir que el cuerpo establece una conexión. Contrariamente a la lógica moderna, no es el lenguaje conceptual el que produce relaciones sociales en la sociedad iniciática, sino la conexión corporal. Se pierde el habla, pero el cuerpo está ahí para conectar a los hombres. Para entender lo que implica la sociabilidad corporal, no sería inútil tomar el ejemplo del deporte. El simple hecho de participar en el esfuerzo físico con los demás, en el contacto carnal y emocional, es suficiente para crear un vínculo fraterno. No faltan ejemplos para resaltar la eficacia de la conexión corporal, especialmente en el entorno deportivo.
La sociabilización masónica se basa, pues, en toda una ciencia de los gestos, de los rituales pero también de los estados de ánimo corporales que generalmente observamos fuera de los atuendos, especialmente durante las fiestas fraternales. Hay que decir que trabajar en una logia abre el apetito, y como tan bien dice la sabiduría popular: « Después del ejercicio, comodidad ». Es la comida, el pan, el vino lo que espera el trabajador exhausto. Pero también está la alegría de experimentar un cuerpo esperando y el placer de disfrutar juntos de un momento deslumbrante: el momento dionisíaco del proceso iniciático, donde el disfrute y la intoxicación se entrelazan con la recreación y la intimidad. De hecho, la relación consigo mismo, con los demás, con el mundo, con lo divino, se vive aquí a través de la corporalidad. Sin cuerpo no hay hermandad.
La cadena de unión también refleja dicha conexión corporal porque el tacto ( y no necesariamente el esfuerzo físico ) es suficiente para provocar un vínculo excepcional, especialmente en una sociedad donde se ha convertido en tabú. « La cadena de la Unión en Masonería también reúne físicamente a los masones , colocando a los involucrados en un círculo hombro con hombro. Todos se toman de la mano, el brazo derecho pasa por encima del izquierdo.
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De: Kadyr |
Enviado: 20/08/2024 17:23 |
A través de la cadena de unión, mi relación con los demás cambia y ya no se basa en la ética social, pero afirma la necesidad de tocar al otro y de ser tocado por ese otro. El otro vuelve a ser aquel que me toca y a quien me gusta tocar; ya no es sólo esta extrañeza con la que construyo la sociedad de los hombres. « Otros ya no es una abstracción con la que debo unirme para construir una sociedad futura no menos abstracta, la otra es la que toco, y con el que hago algo que me toca ».
Al ocupar su lugar en la cadena de unión, el hermano afirma su lugar en la orden masónica, y también demuestra que es un eslabón esencial, y que sin él, es decir, falta un eslabón, la cadena se debilitaría.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 20/08/2024 17:30 |
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