(1778 - 1850) José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778. Yapeyú había sido fundada en febrero de 1627 por los Jesuitas y se transformó con el tiempo en el más importante centro ganadero del Río de la Plata, famoso sus zapaterías cuyos productos eran exportados a Chile y Perú
También se producían ahí diversos instrumentos musicales de gran calidad. Todo esto decayó con la expulsión de los jesuitas en 1768, pero Yapeyú siguió siendo una ciudad importante dentro de la estrategia española para estas tierras.
Así fue como el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, encomendó al Capitán don Juan de San Martín el cargo de teniente de gobernador de Yapeyú en 1774. Allí se instaló don Juan con su mujer, Gregoria Matorras, y sus hijos María Elena, Juan Fermín y Manuel Tadeo. Poco después nacerán Justo Rufino y el menor de la familia, José Francisco, quien pronto comenzó a ser cuidado por una niñera india, Juana Cristaldo que según doña Gregoria, lo consentía demasiado. Cuando José tenía apenas tres años, toda la familia debió abandonar Yapeyú y trasladarse a Buenos Aires.
El virrey Vértiz le ordenó a Don Juan hacerse cargo de la instrucción de los oficiales del batallón de voluntarios españoles. Los San Martín vivirán en la capital del virreinato hasta 1784 cuando fue aceptado el pedido de Don Juan para regresar a España. Se le encargó la dirección de un regimiento en Málaga y allí se instaló la familia. José, que tenía por entonces ocho años ingresó al Seminario de Nobles de Madrid.
Allí aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía. En 1789, a los once años ingresó como cadete al regimiento de Murcia y en poco tiempo ya tomará parte activa en numerosos combates en España y en el Norte de África. Entre 1793 y 1795 durante la guerra entre España y Francia, el joven San Martín tuvo una actuación destacada en todos los combates en los que participó, y ascendió rápidamente en sus grados militares hasta llegar al de segundo teniente. En la guerra contra las fuerzas napoleónicas y ya con el grado de Teniente Coronel, fue condecorado con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808
El joven José no olvidaba sus orígenes americanos y estaba muy al tanto de los sucesos del Río de la Plata. Al enterarse de los hechos de mayo de 1810, decidió pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana. Había tomado contacto en España con círculos liberales y revolucionarios que veían con simpatía la lucha por la emancipación americana. Salió de Cádiz para Londres el 14 de septiembre de 1811. Londres ya era por entonces la gran capital de la Revolución Industrial a cuya sombra florecían las ideas liberales, ante todo en lo económico, pero también en lo político. Allí prosperaban los grupos revolucionarios como la "Gran Hermandad Americana", una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses. Durante sus cuatro meses de estadía en Londres, San Martín tomará contacto con los miembros de la "Hermandad", sobre todo con Andrés Bello y con personas vinculadas al gobierno británico, como James Duff y Sir Charles Stuart, quienes le hacen conocer el plan Maitland.
El plan, un manuscrito de 47 páginas, había sido elaborado por el general inglés Thomas Maitland en 1800 y aconsejaba tomar Lima a través de Chile por vía marítima. San Martín tendrá muy en cuenta las ideas del militar inglés en su campaña libertadora. Finalmente en enero de 1812 San Martín emprende el regreso a su tierra natal a bordo de la fragata inglesa George Canning. “Yo serví en el ejército español desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos de Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento a fin de prestarle nuestro servicio en la lucha." José de San Martín A poco de llegar San Martín a Buenos Aires, logró que se le respetara su grado militar de Teniente Coronel y que se le encomendara la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná asoladas por los ataques de los españoles de Montevideo. Así nació el regimiento de Granaderos a Caballo.
El propio San Martín diseñará los uniformes y las insignias del nuevo cuerpo militar que se instala en el Retiro. La situación política en Buenos Aires era complicada. Gobernaba el Primer Triunvirato integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero el verdadero poder estaba en manos del secretario de gobierno, Bernardino Rivadavia, que venía desarrollando una política muy centralista que desoía todos los reclamos del interior, cada vez más perjudicado por la política económica de Buenos Aires que fomentaba el libre comercio y mantenía un manejo exclusivo del puerto y de la aduana. A poco de llegar, San Martín entró en contacto con los grupos opositores al triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica fundada por Bernardo de Monteagudo, y creó, junto a su compañero de viaje Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la Constitución Republicana.
San Martín y sus compañeros se decidieron a actuar y el 8 octubre de 1812 marcharon con sus tropas, incluidos los granaderos, hacia la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y exigieron la renuncia de los triunviros en un documento redactado por San Martín que concluía diciendo: "...no siempre están las tropas para sostener gobiernos tiránicos". Fue designado un segundo triunvirato afín a la Logia y a la Sociedad Patriótica integrado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte.
Don José se hacía tiempo también para la diversión y poco a poco fue tenido en cuenta en las selectas listas de invitados de las tertulias porteñas. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de Don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves, no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Por allí pasó Don José y surgió el romance con Remedios. Poco después, el 12 de noviembre de 1812 se casaron. Él tenía 34 años y ella 15.
El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraban por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y el prestigio del ahora coronel San Martín crecía sin cesar. Fue así que en 1814 se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano. San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado gobernador de Cuyo. En Mendoza comenzó los preparativos para su ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentó la educación, la agricultura y la industria y creó un sistema impositivo igualitario cuidando que pagaran más los que más tenían.
Todo el pueblo cuyano colaboró según sus posibilidades para armar y aprovisionar al Ejército de los Andes. El propio gobernador dio el ejemplo reduciendo su propio sueldo a la mitad.
San Martín debió enfrentar en Cuyo la oposición la oposición de los hermanos Carreras, exiliados chilenos que habían abandonado su país tras la derrota de Rancagua. Uno de ellos, José Miguel había sido presidente de la Junta de Gobierno de Chile en 1814 y se oponía a la alianza de O'Higgins con San Martín. Los tres hermanos terminaron involucrándose en las guerras civiles argentinas y murieron fusilados.
El 24 de marzo se reúne el Congreso en Tucumán. San Martín, preocupado por la demora en sancionar la independencia dirige una carta al diputado por Cuyo, Godoy Cruz. "¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? ¿No es cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos?" El 16 de agosto de 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín, la única hija de la pareja. A principios de 1817 comenzó el heroico cruce de los Andes. "Compañeros del Ejército de los Andes: La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje." José de San Martín Durante muchos tramos San Martín debió ser trasladado en camilla debido a los terribles dolores provocados por la úlcera. A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotan a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada. Afortunadamente el General Las Heras logró salvar a su cuerpo y en base a estos hombres pudo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres y vencer definitivamente a los realistas en Maipú el 5 de abril de 1818. Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Obtiene la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para su plan limeño de los que sólo llegarán efectivamente 300.000. San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno y armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane.
Mientras tanto, en Buenos Aires las cosas se complican. Pueyrredón propicia la invasión portuguesa de la Banda Oriental para combatir a Artigas y le ordena a San Martín que baje con su ejército y encabece la represión de los orientales. San Martín se niega y le aclara que "el general San Martín jamás desenvainará su espada para derramar sangre de hermanos". El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques y conducía a unos 4.800 soldados. El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco.
Una división al mando del General Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal. El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. En un principio el general se había negado a aceptar el cargo, pero el clamor popular y los consejos de su amigo y secretario, Bernardo de Monteagudo, le hicieron recordar que el peligro realista no había desaparecido, que las fuerzas del virrey se estaban reorganizando en los cuatro puntos cardinales del Perú y que por lo tanto su presencia se hacía imprescindible para terminar definitivamente con el dominio español. San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú. Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña en Ecuador. El general argentino le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha que garantizaron la rendición de Quito. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. La famosa entrevista de Guayaquil, en Ecuador, se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución políticas de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país. Tras la entrevista de Guayaquil San Martín regresó a Lima y renunció a su cargo de Protector del Perú. "La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo siempre estaré a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo." Partió luego rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de 1823.
Cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma. Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que San Martín entrara a la ciudad. En realidad Rivadavia, que siempre le había negado cualquier tipo de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los federales del Litoral. El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba su llegada para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los federales y le ofreció marchar con sus tropas sobre Buenos Aires si se llegara a producir tan absurdo e injusto juicio.
San Martín le agradeció a López su advertencia pero le dijo que no quería más derramamiento de sangre. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, pese a las amenazas, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto sin que él pudiera compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en compañía de su pequeña hija Mercedes rumbo a Europa. Merceditas tenía siete años y recién ahora conocería de verdad a su padre. San Martín comenta en una carta a su entrañable amigo Tomás Guido: "Cada día me felicito más y más de mí decisión de haberla conducido a Mercedes conmigo a Europa y arrancado del lado de doña Tomasa (su suegra). Esta amable señora con el excesivo cariño que le tenía me la había resabiado, como dicen los paisanos, en términos que era un diablotín...". En 1825 redacta las famosas máximas, una serie de recomendaciones para su educación en caso de que él no estuviera a su lado. Allí les aconseja el amor a la verdad, la tolerancia religiosa, la solidaridad y la dulzura con los pobres, criados y ancianos; amor al aseo y desprecio al lujo. Tras pasar brevemente por Londres, San Martín y su hijita se instalaron en Bruselas. En 1824 pasan a París para que Mercedes complete sus estudios.
San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg.
Pero el general seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829 llega al puerto de Buenos Aires pero no desembarca. Se entera del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Muchos oficiales le envían cartas a su barco y lo van a visitar con la intención de que se haga cargo del poder. San Martín se niega porque piensa que tome el partido que tome tendrá que derramar sangre argentina y no está dispuesto a eso. Triste y decepcionado decide regresar. Pasa unos meses en Montevideo y finalmente retorna a Francia. En 1832 una epidemia de cólera asoló Francia. San Martín y su hija Mercedes, fueron afectados por esa grave enfermedad. Los trató un médico argentino, Mariano Balcarce, hijo de un viejo amigo y camarada de armas de San Martín, el general Antonio Balcarce, vencedor de Suipacha. Mariano atendió durante meses a los San Martín, aunque podría decirse que sobre todo prestó mucha atención a Mercedes. Pero la cosa fue mutua y el 13 de diciembre de 1832 Mariano Balcarce y Mercedes de San Martín se casaron y se fueron de luna de miel a Buenos Aires.
En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribir a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones: "Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo".
San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma y úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas "por la firmeza con que sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla" y que su corazón descansara en Buenos Aires. Esta última voluntad se cumplió en 1880, cuando el presidente Avellaneda recibió los restos del libertador.
El Museo de Artes y Oficios (en francés, Musée des Arts et Métiers ) es un museo de París , Francia , dedicado al desarrollo industrial y científico , que alberga la famosa colección del Conservatoire national des arts et métier (Conservatorio nacional de artes y oficios ) de instrumentos tecnológicos e inventos científicos. El museo, declarado Museo de Francia 2002 ( Musée de France ), cuenta con más de 80 000 objetos (incluyendo 20 000 fotos y 2400 inventos 1 ) y 15 000 dibujos técnicos, 2 de los que 2500 están exhibidos y los demás conservados en el repositorio del museo Saint-Denis .
El Museo de Artes y Oficios es uno de los museos principales del país, con carácter estatal, que opera bajo la tutela del Ministerio de Educación Superior e Investigación francés. Se suele considerar que fue fundado al mismo tiempo que el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, en 1794. 1 3 Dicho conservatorio fue originalmente diseñado para capacitar a ingenieros y técnicos a través de demostraciones con objetos científicos y técnicas aplicadas. El museo conserva todos los artefactos, máquinas, modelos y dibujos (desde esbozos a gráficos) que se crearon, fabricaron o utilizaron durante los siglos XIX y XX . 4 A día de hoy sigue actualizándose con nuevas piezas gracias a la labor realizada por el Centro Nacional para la Conservación del Patrimonio Científico y Técnico Contemporáneo que fue cedido al museo por el ministerio de educación en 2003.
Representación en collage del Conservatoire nationale des arts et métiers , 1863
El Museo de Artes y Oficios ocupa los edificios del Real Priorato de Saint-Martin-des-Champs , 2 5 un antiguo conjunto arquitectónico cedido al Conservatorio en 1798, ocupando los espacios donde se alojaban los monjes de la comunidad, así como la antigua iglesia del priorato . El complejo fue reformado en gran parte durante la Monarquía de Julio y bajo el Segundo Imperio , con una decoración neogótica que adorna la nave y el coro de la iglesia. 3
Las primeras colecciones se juntaron por iniciativa del ingeniero e inventor Jacques de Vaucanson , quien en 1752 instaló un taller en el Hôtel de Mortagne , en París, donde dio demostraciones haciendo uso de prototipos diseñados y construidos por él mismo, como sus famosos autómatas. Algunos de ellos, como el molino de seda y el telar automatizado, se encuentran entre los objetos más antiguos del inventario del museo. Durante la revolución francesa, se promovió la difusión del conocimiento previamente reservado a las élites mediante la puesta a disposición de todos los ciudadanos de colecciones científicas y técnicas. A tal fin, el recién creado Conservatorio de Artes y Oficios reuniría las distintas colecciones aristocráticas de los «gabinetes de física» y de la antigua Real Academia de las Ciencias .
Abadía de Saint-Martin-des-Champs durante su restauración
Las galerías del museo abrieron sus puertas por primera vez en mayo de 1802, con una idea novedosa: guías internas que explicarían a los visitantes el funcionamiento de los instrumentos. La colección fue actualizada periódicamente a través de exposiciones nacionales de productos de la industria local, ya veces hasta exposiciones fuera de Francia. La creación de un laboratorio mecánico experimental a mediados de la década de 1850 , la instalación de la Sala de Máquinas en Movimiento en la antigua iglesia prioral y el desarrollo de cátedras de enseñanza técnica le darían a la institución la oportunidad de ampliar el alcance de sus colecciones. 3
Entre los objetos que se iban agregando a las colecciones del museo figuraban instrumentos de medición, cada vez más precisos, y piezas que atestiguaban las mejoras industriales a lo largo de las décadas (papelería, textil, pirotécnica, ingeniería civil, impresión, fotografía, cinematografía, telegrafía, radiodifusión, electricidad, ferrocarriles o aeronáutica, entre otras). A del siglo XX , la institución ya principios albergaba una sección para la prevención de riesgos laborales , a la vez que le fue cedida la Oficina Nacional de Propiedad Industrial. Transformado en un museo de rango nacional a finales de la década de 1950 , bajo el auspicio del historiador de la ciencia Maurice Daumas, el Museo de Artes y Oficios llegaría a conservar y exhibir todos los avances industriales de los siglos XIX y XX.
Sin embargo, durante una época el museo cobró cierta irrelevancia, debido a la cual a partir de 1992 pasa por una amplia renovación, que incluye la reducción de la abadía auxiliar, un proceso que duraría finales hasta los años 1990 . 6 El proyecto incluyó una amplia labor de reconstrucción de las colecciones, recuperación del inventario y estudio de las obras. Así mismo, se modernizaron los edificios y se desplazó a todas las colecciones no exhibidas o las que requieren conservación especial de su sitio de almacenamiento en el ático del museo a unas modernas instalaciones en Saint-Denis.
Los edificios antiguos del Real Priorato han sido clasificados como monumentos históricos a partir del 15 de marzo de 1993. 5
Los Carmelitas descalzos obtuvieron un Breve apostólico de Paulo V para edificar conventos de su Orden en cualquier parte de la Cristiandad; fue este el primero que fundaron en la última parte del Monte Quirinal el año de 1606.
La iglesia se fundó en 1605 como una capilla dedicada a san Pablo para los carmelitas descalzos. La propia orden dotó de fondos a la obra del edificio hasta el descubrimiento en las excavaciones de la escultura conocida como el Hermafrodita Borghese. Scipione Borghese se apropió de ella, pero a cambio, y quizá para compensar su pérdida de influencia debido a la muerte de su tío y patrón, financió el resto de la obra de la fachada y prestó a la orden a su arquitecto, Giovanni Battista Soria. Estas concesiones, sin embargo, sólo se llevaron a efecto en 1624, aunque la obra se acabó dos años más tarde.
Después de la victoria católica en la batalla de la Montaña Blanca en 1620, que hizo retroceder la Reforma en Bohemia, la iglesia fue consagrada de nuevo a la Virgen María. Una imagen maltrecha había sido recuperada del ámbito de aquella batalla por Fray Domingo de Jesús María, de dicha Orden, de las ruinas de la casa de campo de un noble cristiano bohemio, a la cual se le atribuyó la victoria, llamándola Santa María de la Victoria. La imagen fue llevada a Roma por Fray Domingo, depositándose en Santa María la Mayor en presencia de Gregorio XV.
El nombre de Santa María de la Victoria, se dio ulteriormente, en conmemoración por haber reconquistado el emperador Fernando I la ciudad de Praga en 1671. Estandartes turcos capturados en el Sitio de Viena de 1683 cuelgan en la iglesia, como parte de este tema victorioso.
La iglesia es la única estructura diseñada y completada por el arquitecto del Barroco temprano, Carlo Maderno, aunque el interior padeció un fuego en 1833 y requirió una restauración. Su fachada, sin embargo, fue erigida por Soria en vida de Maderno (1624-1626), mostrando la inconfundible influencia de la cercana Santa Susanna de Maderno.
Su interior tiene una sola nave, amplia, bajo una bóveda segmentada baja, con tres capillas laterales interconectadas detrás de arcos separados por colosales pilastras corintias con capiteles dorados que apoyan un rico entablamento. Revestimientos de mármol que contrastan entre sí están enriquecidos con ángeles y putti de estuco blanco y dorado en bulto redondo. El interior fue enriquecido progresivamente después de la muerte de Maderno; su bóveda fue pintada al fresco en 1663 con temas triunfales dentro de compartimentos con marcos ficticios: La Virgen María triunfa sobre la Herejía y Caída de los ángeles rebeldes ejecutados por Giovanni Domenico Cerrini.
Sin duda, parte de la fama de este templo se debe a albergar una de las obras maestras del Barroco, la capilla Cornaro, espectacular y teatral espacio presidido por el grupo escultórico que representa el Éxtasis de Santa Teresa, de Gian Lorenzo Bernini, quizá la obra más conocida de este autor en el campo de la escultura. En la capilla situada frente a esta, dedicada a San José, se encuentra un grupo escultórico que representa el tema del Sueño de San José, obra del escultor Domenico Guidi, que se inspira en la obra de Bernini delante de la cual se halla.1
La advocación de Nuestra Señora del Carmen se origina en el Monte Carmelo (Israel), lugar donde según la tradición judeo-cristiana vivió el profeta Elías.Foto: La Luz de María
La advocación de Nuestra Señora del Carmen se origina en el Monte Carmelo (Israel), lugar donde según la tradición judeo-cristiana vivió el profeta Elías. Fue el 16 de julio de 1251, cuando la imagen de la Virgen del Carmen se le aparece al superior general de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (carmelitas), San Simón Stock, y le entrega un escapulario, prometiendo librar del castigo eterno a los que lo llevasen. A partir de allí la devoción a la Virgen del Carmen se extendería por toda Europa y llegaría a América en el siglo XVI.
Era conocida la devoción que el Libertador José de San Martin profesaba a la Virgen
El 5 de enero de 1817 en una gran ceremonia frente a la Iglesia de San Francisco en Mendoza, San Martin hace formar al ejército de los Andes y nombra a Nuestra Señora del Carmen como generala de su ejército, le entrega su bastón de mando, y hace bendecir también la Bandera de los Andes ante el ejército y todo el pueblo de Mendoza, ceremonia que describieron Gerónimo Espejo y Damián Hudson. A las 10 junto a la iglesia de San Francisco se formó la procesión. Marchaban “San Martín, de gran uniforme, con su brillante Estado Mayor y lo más granado de la sociedad mendocina. Hubo misa solemne y tedeum. Al asomar la bandera junto con la Virgen, el general San Martín le puso su bastón de mando en la mano derecha”.
Ratificó su devoción el 12 de agosto de 1818: “La decidida protección que ha presentado al ejército su patrona y generala, Nuestra Señora del Carmen, son demasiado visibles. Un cristiano reconocimiento me estimula a presentar a dicha señora el adjunto bastón como propiedad suya, y como distintivo del mando supremo que tiene sobre dicho ejército", sostuvo el general San Martín.
El General San Martín. nombra a Nuestra Señora del Carmen como generala de su ejército.
Más tarde, después de sus triunfos, San Martin entrega definitivamente su bastón, esta vez en el silencio que acompaña a todo lo grande y dejando estas palabras: “La protección que ha prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala, la Virgen del Carmen, son demasiado visibles”.
También Manuel Belgrano, en una carta escrita el 6 de abril de 1814, le indicaba a San Martín: “…que no deje de implorar a Nuestra Señora, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa”. Así, de manera definitiva, la Virgen del Carmen se transformó en generala del Ejército Argentino.
Ambas reliquias, el bastón y la carta, se conservan hoy en el Camarín de la Virgen, en el templo de San Francisco, como mudos testigos de la parte que Ella tuvo en la grandeza de alma de nuestro Libertador. Siendo Generala del Ejército Argentino, junto a la banda, acompaña a la imagen nuestra bandera, como así también las banderas de Perú y Chile, al ser esta advocación Patrona de los dos países vecinos.
En 1910, Fray Leonardo Maldonado solicita al Santo Padre la coronación de la imagen que se llevó a cabo el 8 de septiembre de 1911. Todo el pueblo de la ciudad de Mendoza y sus alrededores concurrió a dicha ceremonia. Desde 1950 es también Patrona de las Escuelas Primarias, y en 1980 se extendió su patronazgo a sus tres niveles. En 1982 fue declarada Patrona de la VIII Brigada de Montaña.
Además de Mendoza, esta advocación se celebra en muchos lugares de Argentina
En Buenos Aires, es patrona de:
Cañuelas.
Lobos.
General Rodríguez.
Zárate.
Las Flores.
Lobería.
Tres Arroyos.
Benavídez.
General Lamadrid.
General Villegas.
Pasteur.
Carmen de Areco.
Carmen de Patagones.
Chivilcoy.
En las provincias de:
Córdoba.
Tucumán.
Santiago del Estero.
Entre Ríos, Corrientes.
Formosa, Misiones.
Jujuy, Salta.
Santa Fe, se la venera muy especialmente.
Fue declarada “Patrona de Chile” y, en Bolivia, por el Papa Pío IX.
Resto de América
El 24 de octubre de 1923, fue declarada Patrona de Chile y de Bolivia, por el Papa Pío IX
También es venerada en
Venezuela.
Uruguay.
Puerto Rico.
Perú.
Panamá.
Nicaragua.
México.
Guatemala.
Ecuador.
Colombia.
Países donde, por su intercesión, muchos navegantes y navíos extraviados fueron encontrados.
El mar no es solo lugar de vacaciones y descanso, sino, sobre todo, es el escenario cotidiano de muchas personas que viven de él, marinos, pescadores que trabajan y luchan. Ese inmenso azul supone una forma de vida, ardua y difícil, para muchos pueblos. Todos aquellos que se enfrentan a situaciones de peligro, han encontrado consuelo y protección en la Virgen del Carmen a lo largo de los siglos.
Las gentes de mar se encomiendan a ella para que la pesca sea buena, para que el tiempo sea claro, para superar los peligros. Esta gente de mar, agradecida y devota rinde culto a su Patrona. La invocan como un faro de esperanza en medio de las tormentas y como un refugio seguro en momentos de peligro.
VIDEO | 22 de Julio de 1947: Evita es recibida por Vicent Auriol, el presidente de Francia
Tuvo una agenda bastante apretada, con importantes reuniones para firmar acuerdos internacionales.
La “Gira del Arco Iris” de Evita por Europa y Sudamérica se realizó con el objetivo de fortalecer relaciones en el exterior, en un contexto de post Segunda Guerra Mundial. La primera dama fue enviada por Juan Domingo Perón para representar al gobierno peronista y al país. En primer lugar, llegó a España, donde se entrevistó con el general Francisco Franco y miles de españoles se rindieron a sus pies. Después se instaló en Italia, Portugal, Francia, Suiza, Mónaco, el Vaticano, Brasil y Uruguay.
El 22 de julio de 1947, la “abanderada de los humildes” llegó a Paris. Fue recibida por Georges Bidault, ministro de Exteriores francés. Además, la esperaba un grupo de mujeres y de niños que se mezclaban con las banderas de Argentina y de Francia. Las autoridades de la capital del país galo pusieron a disposición de Eva el automóvil del general Charles De Gaulle, un honor que hasta el momento sólo se había reservado para el primer ministro británico Winston Churchill. Con ese rodado, la oriunda de Los Toldos conoció la catedral de Notre Dame.
Evita ingresó a Notre Dame y se entrevistó con el monseñor Roncalli, quien en 1958 se convertiría en Papa y recibiría la denominación de Juan XXIII. Fuentes cercanas a la primera dama, sostienen que durante la entrevista que tuvieron, la joven argentina de 27 años le explicó la idea de realizar una fundación de ayuda social (la cual crearía al regresar al país) y recibió como respuesta: “Le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea”. Ambas las cumplió con excelencia.
Durante el tiempo en Francia, Evita estuvo hospedada en el Hotel Ritz. Tuvo una agenda bastante cargada de reuniones para firmar acuerdos internacionales. Uno de ellos fue con el presidente Vincent Auriol, con quien firmó un tratado que incluía el intercambio en particular de cuero, carne, cereales, aceites, y quebracho a cambio de acero, automóviles, diversos productos mecánicos, y en particular máquinas textiles, productos químicos.
“En su entrevista con el ministro de Relaciones Exteriores, Georges Bidault, uno de los principales dirigentes de la resistencia interior a la ocupación alemana, Evita le planteó que era muy desagradable que Francia, país amigo de la Argentina, tuviera una calle en París y una estación del Métropolitain que se llamara Obligado, por la batalla de la Vuelta de Obligado. Le recordó que la Escuadra naval anglofrancesa había logrado ganar la batalla, pero había pedido la guerra. Y le pidió que le cambiaran el nombre.
Dos días después, cuando se firmaban los acuerdos comerciales por los cuales la Argentina otorgaba a Francia un crédito para compras de cereales de 200 millones de dólares, el presidente Vincent Auriol le comunicó que en aras de la renovada amistad franco argentina serían cambiados los nombres de la estación del Métropolitain y de la calle”. De esta manera, la calle Vuelta de Obligado pasó a denominarse “d’Argentine”. Evita, una luz en la historia argentina que dejó su rastro en París.
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The order was established on March 14, 1815 by the Spanish King Ferdinand VII in honor of the Queen of Castile Isabella I with the original name "Royal ...
2 oct 2021 — It was created on March 14, 1815 by King Ferdinand VII in honor of Queen Isabella I with the intent of “remembering the firm allegiance to ...
25 may 2023 — ... Isabella the Catholic. This recognition is a distinction of the Spanish State, instituted by King Ferdinand VII on March 14, 1815, with the ...
Comenzado en 1792 para reemplazar el heredado de los jesuitas, que estaba ubicado cerca del Río Carcarañá, en el actual distrito Aldao. El convento se albergaba desde 1796 a los religiosos en un edificio de estilo colonial; y se hallaba aún inconcluso en 1813, cuando el 3 de febrero fue empleado por las tropas del entonces Coronel de Caballería José de San Martín para albergarse antes del combate de San Lorenzo, el primer enfrentamiento en la Guerra de Independencia Argentina y único combate librado por San Martín en lo que hoy es suelo argentino.
La iglesia, comenzada en 1807, es obra del arquitecto Juan Bautista Segismundo, también autor de la Recova de Buenos Aires. Además de esta, el conjunto incluye los edificios del convento, el seminario y dos colegios. En el refectorio principal se instaló el hospital de campaña tras el combate, y allí falleció el sargento Juan Bautista Cabral; los muertos fueron sepultados en el huerto.
Hoy funciona en las instalaciones el Museo Histórico del Convento San Carlos, con exhibiciones de arte religioso, un cementerio en el que una urna contiene las cenizas de los caídos en la batalla de San Lorenzo, y varias salas conservadas como monumentos históricos: una celda que alojó al coronel San Martín, el refectorio, y exhibiciones sobre la construcción del convento y la obra de los frailes.
El convento de San Lorenzo tiene además otros antecedentes que ilustran sobre su merecimiento histórico:
En una de sus habitaciones se instaló la primera escuela pública que se abrió en el país después de la Revolución de Mayo; el Colegio San Carlos
En él se firmó el 12 de abril de 1819 el armisticio de San Lorenzo, entre los representantes de Manuel Belgrano y los del General Estanislao López.
Frente al convento fue vencida en 1840 la escuadra francesa que pretendió remontar el Paraná
El 16 de enero de 1846 el general Lucio Norberto Mansilla enfrentó en el mismo sitio a un gran convoy compuesto de unidades del gobierno de Montevideo, escoltadas por buques de guerra ingleses y franceses.
Por ley n.º 12.648 del 2 de octubre de 1940 fueron declarados Monumento Nacional el convento y el campo contiguo, al que se lo denomina "Campo de la Gloria", en honor y referencia a la batalla de San Lorenzo, aunque no fue ese el lugar exacto de la misma.
El convento San Carlos ya no existe como tal en la Orden de Frailes Menores, puesto que fue suprimido y sus religiosos fueron reubicados. La Parroquia San Lorenzo Mártir que se ubica junto al histórico convento fue entregada a la Arquidiócesis de Rosario en el año 2020, por lo que actualmente es atendida por un sacerdote diocesano.