Hebreos 11:3
El origen del Universo
Desde siempre el origen del mundo, de los seres vivos, y especialmente del hombre, ha preocupado al ser humano. A lo largo de los últimos siglos se han elaborado muchas teorías para excluir al Creador. Incluso si admitiésemos que ciertas mutaciones fuesen posibles, ¿quién habría formado el primer elemento de este Universo y le habría dado la capacidad para diversificarse de una forma tan prodigiosa? Reconozcamos modestamente que eso es inexplicable por medio de la razón humana.
En el primer capítulo de Génesis Dios nos revela, por medio de un relato simple y majestuoso, el desarrollo de su trabajo de creación. Habló, y fue hecho. Él fue quien creó a partir de la nada. El creyente, colocándose humildemente en su posición ante el Creador, cree sencillamente lo que Dios le dice a través de su Palabra.
Ese Dios que creó el Universo únicamente por el poder de su palabra, ese Dios infinito en su grandeza, también es el Dios infinito en su amor. “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16). Si creemos lo que Dios nos dice con respecto a su obra creadora, también debemos creerlo con respecto a la obra de redención, que nos libera de la esclavitud del pecado. Si por la fe comprendemos que el mundo fue creado por la Palabra de Dios, también por la fe podemos ser salvos.