EXITO O MISERICORDIA
Pr. Jorge Luis Urra González.
Nunca antes en la historia de la iglesia cristiana se habían vivido momentos de tantos retos y desafíos como en la actualidad. Yo creo sin temor a equivocarme que el corazón de Dios está en el desarrollo, crecimiento y extensión de los Grupos Familiares en nuestra ciudad y en el mundo entero, el poder llevar el mensaje de Jesucristo a las multitudes, donde se encuentren, es una labor emocionante y tremenda, y forma parte del plan personal de Dios para la sanidad de las naciones antes que el Señor regrese.
Dios nos ha encomendado predicar el evangelio, en estos días es un desafió urgente debido a la necesidad y el dolor del mundo en que vivimos porque la gente a nuestro alrededor necesita de las buenas nuevas de salvación. En el libro, Aguas Refrescantes, la escritora Alice Gray cuenta que la Madre Teresa de Calcuta, asistió a una reunión con reyes, presidentes, hombres de estado, procedentes de todo el mundo, y allí estaban todos con sus coronas, joyas y sedas, mientras la Madre Teresa llevaba su sari recogido con un alfiler de criandera. Uno de los nobles habló con ella de su obra con los pobres entre los más pobres de Calcuta. Le preguntó que si ella no se sentía descorazonada al ver tan pocos éxitos en su Ministerio. La Madre Teresa contestó, "no, yo no me descorazono... verá usted, Dios no me ha llamado a un ministerio de éxito, sino a un ministerio de misericordia". Y es precisamente a ese estilo de vida de compasión, amor y misericordia a lo que hemos sido llamados como hijos de Dios. Yo creo que debemos considerar la palabra éxito en un buen sentido cuando queremos usarla para señalar la verdadera satisfacción personal de lo que queremos ser en la vida cristiana, cuando desarrollamos hábitos de oración, ayuno, estudio de la palabra, y una vida devocional, ¡es maravilloso!; y entonces para nada nos debe preocupar como el mundo nos juzgue, ¡vale la pena vivir así!
Sin embargo, muchas veces se usa la palabra éxito para enmarcar la aprobación del público, las riquezas, el poder político, o la influencia social, y desgraciadamente estamos refiriéndonos a algo hueco, superficial y vacío. El culto que estamos rindiendo a la palabra éxito en este último sentido es casi una idolatría, y debemos cuidarnos mucho de eso, porque entonces la palabra éxito llega a convertirse en algo dañino y letal.
Quizás de momento no veamos mucho éxito en lo que estamos haciendo, pero si cultivamos diariamente ese estilo de vida de compasión, amor y misericordia por los perdidos, veremos grandes milagros en nuestras vidas, y en las vidas de cientos de personas que serán salvadas por nuestro testimonio, y por nuestra vida de entrega a la obra de amor y de misericordia de nuestro buen Dios, esa oportunidad la tenemos en nuestra iglesia en el llamado a involucrarnos en el desarrollo de los Grupos Familiares, en poder salir, y hallar a las gentes donde se encuentren, con sus luchas, sus problemas, sus inseguridades, ellos estarán deseosos de escucharte a ti, cuando les hables de la bondad y del amor de Dios, cosas comenzarán a ocurrir en tu vida, en la vida de tus hijos y de tu familia, porque cuando nos convertimos en portadores de la palabra y de la bendición de Dios, todas las cosas en nuestra vida cambian; Cuando veas lo que Dios hará por medio de ti en tu comunidad, quedarás asombrado, y cuando te pregunten si estás teniendo mucho éxito en lo que estas haciendo por el Señor, quizás puedas decir, "Dios no me ha llamado a un ministerio de éxito, sino de misericordia".