Cebada
Leemos en la Escritura: “Tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel” (Dt. 8:8). “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?... Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido” (Jn. 6:9, 13).
La Biblia está colmada con referencias a la cebada, la cual se encuentra entre los granos más conocidos en la antigüedad y más nutritivos jamás cultivados. De hecho, algunos eruditos dicen, que la Fiesta de los Panes sin Levadura era la festividad antigua de la siega de la cebada que se convirtió en la celebración de la Pascua: “Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos... Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová...” (Lv. 23:4, 6).
Expertos en historia bíblica dicen que la cebada no es tan valiosa como el trigo. Pero era el alimento básico de las multitudes y como tal un rasgo prominente de estos primeros hebreos. Por consiguiente, el hecho que la cebada se mencione tan a menudo demuestra que el pueblo del período bíblico consumía grandes cantidades de este grano, el cual desempeñaba un papel vital en su salud y sanidad, fuera que lo supieran o no.
Por miles de años la cebada ha disfrutado de gran reputación como alimento que mejora la potencia, el vigor y la fortaleza. A los gladiadores romanos a menudo se les llamaba «hordearil» que significaba «comedores de cebada», porque este grano se le añadía a su dieta para aumentarles la energía antes de sus enfrentamientos. Hoy sabemos por estudios, que la cebada es uno de los tres almidones balanceados, y que el arroz y la papa son los otros dos. Son ricos en complejos carbohidratos que alimentan el cuerpo con una corriente constante de energía.
Incluso hoy, la cebada todavía es un alimento importante a través de todo el Medio Oriente, lo cual tal vez es la causa para la tasa generalmente baja de enfermedades del corazón en esa parte del mundo. En algunos lugares la cebada se recomienda como “medicina para el corazón”. Los nutricionistas dicen que contiene un tipo de fibra que puede aminorar el riesgo de las enfermedades del corazón al reducir los niveles de coágulos en las arterias. En estudios médicos se ha comprobado que una dieta que incluya cebada abundante, tres veces al día, ha reducido el nivel del colesterol en un 15%.
Ese mismo alto contenido de fibra mantiene normales las funciones intestinales, alivia el estreñimiento y protege contra una amplia variedad de problemas digestivos. También puede ayudar a bloquear el cáncer. Como cualquiera que ha hecho un estudio de la Biblia sabe, el pan hecho con cebada u otras harinas de grano entero, era considerado tan vital para la buena salud y una vida larga, que se le llamaba «el báculo de la vida». No sorprende que los expertos en medicina moderna, estén haciendo investigaciones respecto a sus beneficios.
Se ha descubierto que la cebada es efectiva para acabar con la producción del colesterol malo que hace tanto daño a nuestras arterias, tanto que puede provocar ataques de apoplejía y al corazón. En un interesante estudio sobre animales, los investigadores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos descubrieron que la producción del colesterol malo se redujo en un increíble 18% cuando se le añadió a su dieta grandes cantidades de cebada.
En estudios continuados, científicos de la Universidad Estatal de Montana descubrieron que una dieta alta en cebada tenía exactamente el mismo efecto en las personas. En ese estudio un grupo de hombres comió gran cantidad de cereal, pan, bizcochos y molletes hechos de harina de cebada. Después de seis semanas y de comer cebada tres veces al día, los niveles de colesterol descendieron un promedio de 15%. Esos cuyos niveles de colesterol eran los más altos al comienzo, fueron los que mostraron la mejoría más significativa. Otro grupo consumió el mismo producto hecho de harina de trigo o de salvado, pero su conteo de colesterol no disminuyó, llevando a los investigadores a concluir que la respuesta tenía que encontrarse en la fibra que contiene la cebada.
Otro estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Winsconsin encontró que los pacientes a quienes se les practicó cirugía de corazón abierto, los niveles de colesterol descendieron de un 9 a 18% si su dieta postoperatoria incluía cápsulas de cebada. El aceite claramente tiene el mismo efecto como el grano en la producción de colesterol del hígado. Los investigadores ahora dicen que el siguiente paso, es descubrir cuál de los diferentes tipos de cebada contiene los ingredientes más poderosos para combatir el colesterol.
Esos mismos investigadores también están examinando la cebada y sus ingredientes para saber si puede usarse en la lucha contra el cáncer. La mayoría de las semillas, incluyendo la cebada, contienen químicos naturales llamados inhibidores de la proteasa. Significativamente, estas poderosas fuentes de energía van en contra de los agentes que causan el cáncer en nuestros cuerpos y ayudan a derrotarlos por completo antes que comiencen a formarse. Investigadores en Israel recientemente sustituyeron la harina de trigo usada para hacer pan y bizcochos por harina de cebada y se la dieron a pacientes que sufrían de estreñimiento crónico, quienes se habían convertido en dependientes peligrosos de los laxantes.
Un increíble 79% de esos pacientes, quienes consumían a diario tres o cuatro productos hechos a base de cebada, se curaron sin ningún tratamiento médico adicional. Para asegurarse por completo de los resultados, los médicos entonces le suspendieron la cebada a los pacientes. A no dudar, casi todos en el grupo de estudio volvieron una vez más a tener problemas de estreñimiento y al cabo de un mes volvieron a necesitar atención médica. Algunas variedades de cebada contienen más fibra que otras. Por eso cuando vaya al supermercado o a las tiendas de remedios naturales, busque por el término en inglés unpearled. Esto quiere decir que la cebada no ha sido procesada y que por lo tanto contiene más fibra lo cual ayuda a disminuir la presión sanguínea.
Cebada hervida
• 1 taza de cebada
• 3 tazas de agua
• 1 pizca de sal
Lave la cebada y colóquela en una cacerola con agua y sal. Permita que hierva y cocínela a fuego lento por una hora. La cebada se expandirá tres veces en su volumen. Sírvala con mantequilla o salsa en lugar del arroz.
Agua de cebada
El agua de cebada es un remedio antiguo que presuntamente ayuda a aclarar la piel y detiene la formación de arrugas.
• ½ Taza de miel o más si gusta.
• 8 tazas de agua
• 1 taza de cebada
• 1 pizca de sal
Lave la cebada, luego combínela con agua y sal en una tetera grande. Permita que hierva y cocínela a fuego lento por lo menos por dos horas o hasta 24 horas. Entre mayor sea el período de cocción, más espesa será el agua de cebada. Añada agua conforme estime necesario para mantener su nivel a unas cinco tazas. Cuele el agua, añádale sabor con la miel y sírvala después de enfriarse.
Publicado por Lucky: CREADAS A IMAGEN DE DIOS