Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

AAAXtremecollectors
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 
 
  Herramientas
 
General: La tragedia Sobre Hiroshima 2
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: coroza2008  (Mensaje original) Enviado: 08/08/2009 19:49
El objetivo de aquel gran atentado terrorista no fue vencer al enemigo, que lo dejaba casi intacto en sus cuarteles, sino aterrorizar al mundo, sobre todo a la Unión Soviética, cuyas tropas habían vencido, tres mesesantes, a la maquinaria militar más temible de la historia, ocupando Berlín y la cancillería de Adolfo Hitler.
Estos simples datos prueban más allá de toda duda razonable –‘beyond an y reasonable doubt’, para usar un término legal que les gusta mucho a los estadounidenses-- que la bomba de Hiroshima no fue una acción de guerra “para salvar la vida de cientos de miles de soldados americanos”, como dijera Truman en todos los muchos años que, increíblemente, le quedaron de vida, sino un atentado terrorista que tuvo la misión de asesinar el mayor número de civiles inocentes con el objetivo de aterrorizar no sólo al pueblo japonés, sino a la humanidad.

La esencia del imperio estadounidense desde su más temprano inicio, en 1783, ha sido el terror en su forma más absoluta. Hay miles de hechos históricos incontrovertibles que lo prueban en estos 226 años, en que el imperio no le ha dado al mundo, sobre todo al pueblo estadounidense, un solo día de paz.

Dos semanas antes del hecho, unos científicos del laboratorio Los Alamos, en el que se realizó el Proyecto Manhattan, recomendaron que se lanzara la bomba sobre unos bosques deshabitados que se halla ban al norte de Tokío para que el emperador Hirohito, el primer ministro Kantaro Suzuki y los jefes civiles y militares pudieran ver el monstruoso poder destructivo de la bomba y el gravísimo daño que podía hacer si se lanzaba sobre una ciudad. Pensaban esos científicos que eso iba a ser suficiente para convencer al gobierno japonés que no podía continuar una guerra que, de hecho, ya estaba perdida desde hacia varios meses, como informaban entonces los más reputados analistas militares del mundo, entre ellos los del propio Japón.

Los jefes civiles y militares de Estados Unidos no conocían que la bomba iba a desatar la radioactividad que mataría a tantas personas en los meses y años por venir, porque ni siquiera lo sabían Albert Einstein, con cuyas teorías se creó el principio científico de la bomba, ni Robert Oppenheimer, jefe del Proyecto Manhattan. Los efectos mortales de la radioactividad fueron descubiertos por un médico japonés mientras trataba a unos heridos en un hospital de campaña, en la propia Hiroshima, unos días después de la explosión. O sea que los muertos que posteriormente provocara la radioactividad no hubieran sido culpa de quienes desconocían sus efectos, y la idea de que la explosión tuviese lugar en aquellos bosques cercanos a Tokío era una apropiada estrategia militar para ponerle fin a la guerra, no un monstruoso asesinato masivo de niños, mujeres y ancianos, como realmente fue.

Truman insistió y persistió, y finalmente decidió, que la bomba fuese lanzada sobre una ciudad densamente poblada, y en su centro, sellando así la suerte de los que murieron aquel día y en los meses y años posteriores y de las decenas de miles que fueron quemados, muchos de ellos con graves desfiguraciones permanentes en el rostro y el cuerpo, conocidos como los hibakushas de Japón.



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados