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General: La tragedia Sobre Hiroshima 4
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: coroza2008  (Mensaje original) Enviado: 09/08/2009 08:32
El gobierno del primer ministro Kantaro Suzuki hizo dos proposiciones de paz. La primera era que Japón aceptaba rendirse si se reconocía a Hirohito como monarca constitucional y símbolo del Sintoísmo, la religión nacional. Truman la rechazó de plano. La otra era la abdicación de Hirohito si se respetaba la religión del país que consideraba al Emperador una deidad. Truman la rechazó también.
De acuerdo al Koshitsu Shinto, o sea el Sintoísmo de la Casa Imperial, Hirohito, el Emperador Showa, o sea el Emperador #124 del país, era descendiente del dios Amaterasu Ohmikami, uno de las deidades originales.

Por supuesto que todo eso es una suprema tontería para engañar a los ignorantes y dominar a los pueblos a través del culto, o sea el terrror sicológico, como todas las religiones, pero de la misma forma en que se respeta al Cristianismo, se debe respetar al Sintoísmo. Son dos novelas amenas en que los personajes centrales no son como Don Quijote sino como Supermán, y una no es mejor que la otra.

Esa actitud en extremo fanática de Truman, de rechazar los principios de una religión, era de una intolerancia tan exagerada que no se había visto jamás en la historia, y era el equivalente a hacer lo que no se hizo, o sea exigirle al pueblo alemán que dejase de creer en Jesucristo para que dos meses y medio antes se le pudiera aceptar la rendición.

El ultimatum de Postdam exigía “la rendición incondicional de todas las fuerzas armadas japonesas” y no hacía alusión alguna a Hirohito como símbolo religioso. Kantaro Suzuki, entonces, declaró:

--Nuestro gobierno no considera que el ultimatum tiene mucho valor en este momento. Lo que hemos de hacer es mokusatsu , o sea ignorarlo, como si no se hubiese recibido.

Era evidente que el Primer Ministro esperaba otra comunicación por parte de Truman en la que, por lo menos, se hiciese alguna alusión al Emperador como símbolo de la religión del país. Truman interpretó la palabra mokusatsu no en su verdadero significado, sino en el que a él le convenía, o sea que se trataba de un rechazo total al ultimatum. De haber dicho Truman tan sólo que respetaría su religión nacional, Japón se hubiese rendido; pero eso no le convenía al Imperio Terrorista porque no hubiera podido, entonces, aterrorizar al mundo con el supremo artefacto del terror.

La suerte de Hiroshima estaba sellada.



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