¡NO HAS HECHO NADA!
Un día alguien me dijo:
¡Mírate! Como estas al punto de la miseria…
A tu edad, enferma y tener que trabajar
para poder comer.
¡Tantos años y no has hecho nada!
La mire fíjate, dije pausada:
-Depende del punto de vista-
Pues... Tal vez no tengo:
Una mansión con todas las comodidades,
pero tengo un hogar.
Tal vez no tengo aire acondicionado en mi recámara
que me permita dormir plácidamente,
pero tengo los cálidos brazos del hombre
que durante tantos años me ha amado
y duermo feliz.
Un lujoso auto para trasladarme,
pero tengo amigos me acompañan en mi andar.
Dinero acumulado en una cuenta bancaria,
pero tengo el gesto de agradecimiento
de quienes están a mi lado,
la satisfacción de que a mis hijos
le brinde amor y sustento,
de que jamás les falto nada hasta verlos culminar
sus estudios como profesionistas.
Manjares que deleitar, pero mi mesa humilde
la comparto alegre con mis hijos, mis nietos
¡y hasta el platillo más pobre se vuelve exquisito
con su compañía!
No tenga una sala Luis XV y un mullido sillón
donde descansar, pero no los necesito,
pues ese lugar siempre esta repleto
de juguetes regados,
risas cristalinas de mis nietos que corren
contentos por la casa
y mi vieja mecedora rechina con algarabía
al arrullarlos
tiernamente en mis brazos.
Un plasma gigante para ver tranquila
mis programas favoritos,
pero tengo un pequeño televisor que constantemente,
mis nietos o mi esposo le cambian
de frecuencia
para ver ellos lo que ellos deseen,
finalmente terminamos jugando
o charlando muy contentos,
olvidando la programación.
La tranquilidad de tu triste soledad,
pero tengo la inquietud de la incertidumbre
por el proceder de mis hijos
y el futuro de mis nietos,
esto me motiva continuar con mas ahínco
siempre en la busca de la superación.
No tengo el tiempo que te brinda el ocio
de tu jubilación,
pero tengo la necesidad, que yo llamaría deseo,
de buscar el diario sustento,
lo cual a Dios agradezco por tener fuerza
y voluntad de hacerlo,
pues no me doblo ante la enfermedad.
Y todo esto me vuelve:
Una guerrera indomable pues jamás
me rendí ante la adversidad.
Una luchadora pues constantemente
busco un mejor futuro.
Una protectora siempre cuidando a los míos.
Una roca pues no permití que nada ni nadie
me destruyera.
Una mujer tierna pues mi regazo
siempre está dispuesto a cobijar a mis hijos,
a mis nietos.
Una triunfadora porque al fin de cuentas
tengo la presea más codiciada:
¡Una FAMILIA!
Esposo, hijos, nietos,
que son el mejor premio que Dios
pudo concederme.
En cambio tu….
¡Que tristeza me das!
En tu lujosa mansión, deleitando exquisitos manjares,
en enorme mesa de caoba
donde las elegantes sillas
lucen vacías.
Viviendo con la comodidad
que te permite el dinero reunido
en tu camino, pero al final de cuentas:
Tu casa luce hueca...fría.
Tu regazo yerto,
pues nadie corre a buscar
en él cobijo.
Y tu... ¡sola! abrazada por la cruel soledad.
Mientras yo:
¡Disfruto de un cálido hogar!
Rodeada de mis hijos,
mis nietos llenando de luz y alegría
el ocaso de mi vida.
Entonces...según yo:
¡Tengo más tesoros y riquezas que tú!
Ahora dime:
¿Quién no ha hecho nada?
Aracely Casas
Mayo 26, 2011
|