DINOSAURIOS QUE NO FUERON II
Ligia Centeno me pregunta lo siguiente: “¿Es cierto que no existieron los brontosaurios y los pterodáctilos?”
Ayer nos referimos al brontosaurio. Hoy hablaremos de los pterodáctilos.
Lo primero que hay que aclarar, claro está, es que estos reptiles alados no eran dinosaurios, sino un tipo totalmente distinto. Además, había varias especies, desde el tamaño de un cuervo hasta aquellos cuyo cuerpo era mayor al de un ser humano alto de hoy, y alas hasta de 12 metros de envergadura (el vertebrado más grande que haya surcado los cielos fue uno de estos reptiles, llamado Quetzalcoatlus, fácilmente alcanzaba el tamaño de una avioneta actual).
Lo segundo que debe quedar claro es que de este grupo de reptiles no surgieron las aves, aunque fueron los primeros vertebrados en conquistar los cielos. Las aves surgieron mucho después, a partir de una familia de dinosaurios que desarrollaron plumas como medio de protección.
La imagen tradicional que se tiene de los pterodáctilos es el de inmensos reptiles alados, con un pico largo y una gran cresta larga detrás de la cabeza.
Esta imagen es equivocada. Los auténticos pterodáctilos eran relativamente pequeños, y sin crestas. La familia entera de reptiles voladores tiene el nombre genérico de Pterosaurios (que significa, literalmente, “lagarto volador”). Y el Pterosaurio con cresta era toda una familia denominada Pteranodon.
Hasta hace poco, se tenía la idea de que eran animales primitivos aún en su habilidad principal, o sea volar. Se pensaba que lo único que podían hacer era planear tramos un tanto largo, pero lanzándose desde acantilados o puntos altos. Pero hoy se tiene un concepto totalmente distinto, y se piensa que efectivamente eran dominadores del aire, pudiendo volar con tanta eficiencia como cualquier ave voladora actual.