CEGUERA NOCTURNA
La ceguera nocturna, en términos médicos, es denominada nictalopía, y define a una serie de afecciones que le dificultan o incluso le impiden a quien la padece ver en condiciones de poca luz. A pesar de que no se refiere específicamente a ese periodo del día, sino a cualquier momento en que la luz sea deficiente, el término “ceguera nocturna” ha terminado siendo acogido como el más exacto, puesto que al fin y al cabo es en la noche donde sobre todo se manifiesta.
Puede tener varias causas. Algunas son genéticas, otras se deben a condiciones de nutrición o lesiones. Pero en todas, la raíz del problema está en los bastoncillos, que son los receptores en la retina encargados de percibirlas diferencias de intensidad lumínica, es decir, claridad u oscuridad.
El mal funcionamiento de los bastoncillos, sea por la patología que sea, hace que cuando la luz es poca, la retina simplemente deja de enviar impulsos nerviosos al cerebro, que este pueda interpretar. Por decirlo así, a estas personas “se les va la luz” cuando para el resto hay todavía suficiente luz como para distinguir bastantes cosas.
Para algunos casos de ceguera nocturna, hay remedio. Ese es el caso, por ejemplo, de personas con deficiencia de vitamina A: si se restaura la dotación de esa vitamina, es muy posible que se alivien.
Otros casos son permanentes, sin que haya mejora ni empeoramiento. Estas personas sufrirán esa condición toda su vida, y de hecho aprenden a vivir con ella como una peculiaridad propia, algo similar a ser daltónico o poco menos.
Y, desgraciadamente, existen casos en los que la ceguera nocturna es indicativo de una degeneración en la visión. Tal es el caso de la retinitis pigmentosa, que determina que los bastones poco a poco vayan perdiendo su capacidad para captar la luz. No sólo los bastones se afectan, claro, también lo hacen los conos, que son los que captan los colores. Pero, dado que en la retina son más los bastones que los conos, justamente una de las primeras manifestaciones de la retinosis pigmentosa es la ceguera nocturna.
Esto no debe confundirse con la ceguera a los colores, que se presenta en condiciones de poca iluminación, donde los conos no son capaces de captar la luz, y entonces, entre sombras, nuestra visión se vuelve monocromática.