CEMENTERIO DE ELEFANTES
Juan Manuel Orozco me pregunta: “Desde pequeño me han contado historias sobre los misteriosos cementerios de elefantes, lugares donde los elefantes llegan a morir, y que se distinguen porque en ellos hay una gran concentración de huesos de elefantes. ¿De verdad existen?”
Añado más: la leyenda afirma que cuando un elefante siente que va a morir, es acompañado por sus compañeros de manada hacia esos lugares específicos, donde luego de unas horas o días fallece, siendo acompañado por sus “familiares y amigos”, por decirlo así.
Lo que se puede decir al respecto es que es en parte cierto, y en parte no.
Los elefantes (al igual que nosotros) no tienen la capacidad para saber exactamente cuándo van a morir. Sin embargo, sí que son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que están enfermos, y que por tanto necesitan un lugar donde recibir buena hidratación. Es por eso que un elefante en mala condición intentará permanecer cerca de fuentes de agua, como ríos o lagunas. Y, dado que el elefante es un ser gregario, la manada procurará no dejarle solo o sola hasta que se recupere.
Pero, claro, si resulta que la enfermedad es grave, el animal afectado no se curará, y terminará falleciendo. Y como esto es algo que se repite generación tras generación, se irán acumulando huesos en un mismo sitio.
Una parte de la leyenda que es cierta es que los elefantes sí parecen entender el concepto de pérdida que conlleva el que un miembro de la manada haya fallecido. Por ejemplo, muestran una verdadera alteración emocional al notar que su cuerpo no se mueve, y lo abandonan eventualmente, pero con gran reluctancia.
Además, se ha constatado que suelen volver meses después, y que eso no es sólo porque la zona les sirva de abrevadero periódicamente. Realmente son capaces de localizar los huesos del fallecido, los cuales tocan delicadamente, casi se diría con reverencia.
Si bien siempre hay que tener cuidado al asignarle a los animales características y comportamientos humanos, muchos de los investigadores y conocedores más serios de los elefantes están persuadidos de que ellos efectivamente comprenden, aunque sea intuitivamente, lo que significa morir.
Mañana, aprovechando el tema general, nos referiremos a los elefantes blancos.