Poema Horizonte
de Antonio Machado
En una tarde clara y amplia como el hastío,
cuando su lanza blande el
tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en
teoría, enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo
espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el
grave soñar en la llanura...
Y yo sentí la espuela sonora de mi
paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre
canción de un alba pura.