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De: Tatiana (Mensaje original) |
Enviado: 03/03/2010 23:32 |
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EL CUERPO DE
CRISTO
Luis Díaz Arcocha El Correo
Nunca hable con
él. No tuvimos oportunidad de hacerlo. Pero nos conocíamos de sobra, por las
numerosas veces que me dió la comunión en la misa dominical de los
Trinitarios de Algorta.
Sosteniendo con la izquierda la copa llena de
Hostias Consagradas, tomaba con dos dedos de su mano derecha una de ellas, la
alzaba y sin dejar de mirarla, pronunciaba las preciosas palabras: "El Cuerpo de
Cristo", depositándola en el hueco de mi mano, al tiempo que yo respondía:
"Amén".
Jose Marí Lidón ha muerto. Le han matado. Le han asesinado.
Delante de su mujer. Sin escrúpulos. Sin sentimientos. Sin nada. Como siempre,
desde hace más de veinicinco años. Y han sido los que se autoproclaman
liberadores del pueblo vasco.
Los que aún reciben el calificativo de
gudaris. Los que cuando son detectados y separados de la sociedad, polarizan la
compasión de algunos hasta la hipocresía más abyecta, traducida en advertencias
aún enemigo construido por ellos mismos, enemigo necesario para su propia
subsistencia. Subsistencia de los asesinos y de sus justificadores. Y también
de los que aparentando ansias de paz, lamentan los éxitos de la policia que los
captura. Que Dios les perdone a todos. Y que nos ayude a nosotros a aprender
como perdonarles en el futuro, cuando exista alguna recepción de este hipotético
perdón. Los hijos de Jose Mari tienen una vida por delante. La horrible
injusticia que están sufriendo ahora no se les borrará jamás, aunque
la misión de su propia existencia centrará en gran parte su atención. Pero su
viuda, la mujer que compartió con él toda su vida, incluso su colaboración
parroquial, la que también entregaba lo mejor de sí misma en servicio de todo lo
que lo necesitara, ella, ella no tiene nada a lo que pueda aferrarse, nada que
pueda suscitar en su interior un atisbo de ilusión, de alegría, de esperanza. Y
sin embargo, resurgirá. Levantará su espíritu, estoy convencido, como lo levantó
mi madre, cuando asesinaron a mi hermano. Porque tiene fe en el más allá. Porque
sabe, por convicción y por vivencia que Dios Padre, Abba, por encima del mal,
por espantoso que sea, nos quiere y cuida de nosotros, con medidas que se
escapan de nuestra base de datos, de nuestro entendimiento, de nuestro cerebro
humano.
Se que un domingo de estos, más pronto o más tarde, no importa el
tiempo, la viuda de José Mari me dará la comunión. Desde aquí quiero decirle que
si en ese momento, cuando alce la Hostia consagrada ante mí y diga las palabras
"El Cuerpo de Cristo", ve que mis ojos están llenos de lágrimas, que sepa que
son de alegría, que son de esperanza, que son de agradecimiento a ella, y a
nuestro Abba, nuestro Aitacho que nos arropa con lo más grande que tenemos,
nuesto único asidero, nuestra fuerza, nuestra fe.
Que Jose Marí, desde
la esencia de Dios en la que se encuentra, nos ayude a mantenerla.
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De: Tatiana |
Enviado: 23/01/2013 19:31 |
Que Jose Marí, desde
la esencia de Dios en la que se encuentra, nos ayude a mantenerla.
Sonia
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