Las flores de la primavera salen,
como el apasionado dolor del amor no
dicho;
y con su aliento, vuelve el recuerdo de mis canciones antiguas.
Mi
corazón, de improviso, se ha vestido de hojas verdes de deseo.
No vino mi
amor, pero su contacto está en mi cuerpo
y su voz me llega a través de los
campos fragantes.
Su mirar está en la triste profundidad del cielo,
pero
¿dónde están sus ojos? Sus besos zigzaguean por el aire,
pero sus
labios, ¿dónde están?