Paráfrasis del poema 30 de “El jardinero”
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como
yo los quiero.
Eras mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu
vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce
en tus labios,
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía
mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento
arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca
como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son
anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus
ojos de luto comienza el país del sueño.