¡Sí..!
Las alfombras lloran la ausencia
de sus huellas
y las paredes sudan
clamores
que inundan el recuerdo
de sus pasos.
La ventana empaña sus cristales
al descubrir que en la pared
no cuelgan
cuadros sino penas
y que sobre los tapices
planea el eco insomne
de
unos pasos de otros días.
En las macetas florecen
telarañas cuajadas de memorias
donde cada
pétalo es un beso
y cada flor una caricia
y cada día un abrazo
y cada
sombra un espejo
y cada noche el reflejo
de su piel sobre la mía
y cada
instante una angustia
que se arrastra en las alfombras
de mis noches y mis
días.
El jardín luce esperanzas
marchitadas que contemplan
la ventana que
refleja
las paredes que contienen
los dolores que declaman
los quejidos
que caminan
el camino que conduce
a las alfombras que calladas
sufren
la ausencia de sus pasos.
Y caminan mis recuerdos
las alfombras de otras huellas
y pasea en las
paredes
la fragancia de su ausencia
y dibujo en los
cristales
cicatrices tapizadas
con dolores desteñidos
con deseos
desplumados
con reproches sin palabras
y discursos sin sentido.
Sí.
Soledad.
Ni más
ni menos.