¿Congelamiento súbito?
La explicación que se da en la película es que en el ojo de la enorme tormenta la presión es tan baja que, a falta de humedad en el aire, el mismo no puede retener calor, y por tanto lo absorbe violentamente de cualquier superficie que se ponga en su contacto.
Miercoles 17 de Julio del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
Jorge Azofeifa Guzmán me escribe lo siguiente: “Hace algún tiempo vi la película ‘El día después de mañana’ en donde se mostraban violentos cambios climáticos para la Tierra, que incluía una nueva era glaciar huracanes en ciudades muy lejos de las costas. ¿En la realidad son posibles estos cambios tan drásticos y en una escena me sorprendió que llego un punto de congelación que todo moría y el viento no corría?”
La explicación que se da en la película es que en el ojo de la enorme tormenta la presión es tan baja que, a falta de humedad en el aire, el mismo no puede retener calor, y por tanto lo absorbe violentamente de cualquier superficie que se ponga en su contacto. Suena bien, y en teoría ello representaría que un animal de sangre caliente perdería rápidamente todo su calor corporal, de hecho casi instantáneamente.
Y para darle credibilidad a esa escena, previamente cuentan que se han descubierto cadáveres de mamuts en tan perfecto estado de conservación, que la única explicación sería que se congelaron instantáneamente y luego nunca más se descongelaron.
Básicamente, la historia de los mamuts es cierta. No son muchos los casos, pero efectivamente se han encontrado una decena de cadáveres de los cuales incluso se ha podido extraer su sangre, y gracias a ella se ha podido corroborar que los mamuts estuvieron emparentados con los actuales elefantes asiáticos.
Como no se tenía una idea sobre cómo podrían haberse conservado tan bien esos mamuts, se postuló como posibilidad precisamente la que plantea la película. Y es que el buen estado era desconcertante: no sólo todos los tejidos estaban intactos (salvo por el hecho de su congelación), sino que incluso sus contenidos estomacales estaban a medio digerir, lo que indicaba que habían fallecido de manera rápida, posiblemente por congelarse rápidamente.
De hecho, hoy en día se cree que efectivamente, en esos casos, sí que se dio una congelación acelerada, casi instantánea. Pero no por algún problema atmosférico por sí mismo, sino por la combinación de un clima más frío que lo común (en esa era glacial en que vivían) y el haber caído en algún pozo de agua, cubierta por una capa de hielo delgado y nieve que no permitió a los desafortunados animales percatarse de que pisaban en donde su peso no podía ser soportado, siendo luego incapaces de salir del agua excesivamente fría y muriendo por hipotermia de modo rápido (posiblemente no más de diez minutos).