Frederik de Klerk a la sombra de Mandela
Jueves 08 de Agosto del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
Un lector que no quiere hacer constar su nombre me escribe lo siguiente: “Mi cosulta es la siguiente: en la eliminación del apartheid en Sudáfrica hubo dos figuras importantes, Frederik De Klerk y ese gran hombre Nelson Mandela. Si ambos fueron importantes, ¿porque casi nunca se le reconoce a De Klerk por lo menos no en la magnitud de Mandela, hasta pasó al olvido? ¿será por haber sido parte del régimen?”
Es cierto que la figura de De Klerk permanecerá siempre a la sombra de la de Mandela, pero ello no significa que internacionalmente o en la misma Sudáfrica no se le reconozca ni se le guarde gran respeto y cariño por su papel en la eliminación del Apartheid.
Para aquellos que no tengan claro de qué se trataba ese sistema, era un conjunto de leyes segregacionistas que desplazaban a la mayoría negra tanto de los beneficios sociales y económicos, como de su participación en los estratos de poder, incluso con frecuentes manifestaciones de violenta represión estatal.
El último representante de la línea “dura” del Apartheid fue P. W. Botha, conservador quien gobernó Sudáfrica hasta 1989.
Fue en su mandato cuando se dieron a conocer al mundo con mayor difusión los excesos represivos del régimen, y emergió la figura de Nelson Mandela, quien llevaba décadas en prisión por puras motivaciones política, como símbolo de la misma.
Fue tanto el repudio internacional contra el Apartheid (incluidos varios bloqueos económicos por parte de países europeos y de otras regiones, que fueron paulatinamente aislando a Sudáfrica) que para las elecciones de 1989 caló el mensaje del candidato (también conservador, pero moderado) Frederik De Klerk, quien al ganarlas y asumir el poder inició una serie de reformas con un fin claro: acabar con el sistema del Apartheid.
Los gestos más notorio de ese afán de reforma fue la liberación de Mandela y varios de sus asociados, la legalización del partido liderado por éste y la convocatoria a elecciones con el compromiso de aceptar sin reservas el resultado, que como se suponía, fue un triunfo de Mandela, quien así fue el sucesor en la presidencia de De Klerk.
Hoy en día el mismo De Klerk dice que el más grande sudafricano de la historia ha sido Mandela, con toda la modestia de los grandes hombres, pues no cabe duda de que fue la postura hacia la reconciliación de Mandela la que permitió que Sudáfrica se sanara de sus heridas.
Pero nadie niega que quien cimentó las bases para que ello fuera posible fue De Klerk, y eso se le ha reconocido con varios premios, incluido el Nobel de la Paz que compartió con Mandela en 1993.