Prosopagnosia
Miercoles 21 de Agosto del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
A propósito de la columna de ayer, donde se me consultaba sobre si una persona que nunca antes en su vida hubiera visto su propio rostro por ningún medio sería capaz de identificar su foto entre varias, si se le sometiera a esa prueba por primera vez, se me ocurrió que podría comentarles sobre una extraña afección que impide a quien la padece reconocer los rostros que contempla.
Se denomina prosopagnosia, término acuñado en 1947 por el médico Joachim Bodamer, quien la definió como “la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio como del de los demás, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de determinada persona”.
Dicho de otro modo, estas personas ven un rostro, pero no son capaces de conjuntar sus componentes (forma de los ojos, nariz, boca, cabello, cejas, orejas, y su distribución) del modo que lo hacemos el resto de los mortales como medio primario para reconocer a nuestros semejantes. Incluso se pueden valer de características propias del rostro pero que son excepcionales y peculiares de la persona: por ejemplo, un lunar en la nariz, algún tic, o una cicatriz, es decir, el contexto, para reconocer a sus familiares y amigos, pero en ningún caso recordarán su rostro, ni serán capaces de comprender gestos y por tanto se les dificultará también el comprender las emociones de las otras personas. También se dan casos de personas que pueden percibir más claramente los rostros femeninos que los masculinos, o viceversa.
Pero en la mayoría de los casos, si se les pone a dibujar un rostro, demostrarán que dominan la forma de la nariz, los ojos, etcétera, pero no podrán colocarlos en su lugares correspondientes. Para distinguir a los otros individuos, estas personas se valen de medios indirectos, como su voz o su aspecto corporal, pero cuando ven un rostro es más o menos cuando usted mira un bosque desde las alturas; sabe que cada sección es distinta de las otras, pero es incapaz de diferenciarlas.
Sorprendentemente, se estima que de cada mil personas, al menos 25 tienen esa afección, pero ni ellas mismas son conscientes, pues la misma es poco conocida. Existe, eso sí, una figura pública que tiene la sospecha de haberla adquirida debido a un periodo de consumo excesivo de drogas que reconoce, pues en la actualidad confiesa que encuentra sumamente difícil distinguir los rostros de las personas, y eso le ha creado serios problemas de socialización. Se llama Brad Pitt.