Por Ronny Ugarte
Un lector que no quiere que conste su nombre me solicita que me refiera a la hipótesis sobre que pueda existir una especie de primate, emparentada con los homínidos, que habite en el mar y haya evolucionado hacia una forma con aleta posterior, como cola de pez o delfín. Es decir, si podrían existir las sirenas.
Mucho del interés en este tema resurgió después de un presunto documental donde se presentaba evidencia aparentemente sólida sobre la posible existencia de sirenas reales. Posteriormente sus creadores revelaron, sin ninguna reticencia, que se trataba de un falso documental, una película de ficción que contienen elementos verídicos pero que en esencia es una ficción.
Yo ya me había referido al tema del documental con anterioridad, precisamente aclarando por qué no era verídico. Pero ahora que se me da la oportunidad, quiero referirme a aquello del mismo que sí podría tener asidero valedero.
Para empezar, si bien el documental en sí es un montaje (y nunca pretendió engañar a nadie en ese sentido), lo que plantea es bastante inquietante y digno de tomar en consideración (lo cual era lo que inicialmente pretendía).
Una de las hipótesis más discutidas y hasta rechazadas por la comunidad científica es que nosotros nos volvimos simios bípedos y con la piel desnuda debido a que tuvimos ancestros que vivieron, durante algunos milenios, como criaturas semiacuáticas. Efectivamente, como lo afirma el documental, compartimos muchas características con los mamíferos marinos: piel desnuda, capa gruesa de tejido adiposo, capacidad para mantener la respiración instintivamente y a voluntad bajo el agua, columna relativamente flexible. Según esta hipótesis, en algún momento los cambios climáticos y geológicos hicieron que esos ancestros volvieran al interior de los continentes, por lo que su evolución hacia seres totalmente acuáticos quedó únicamente en esos intentos.
Pero la posibilidad de que una rama de esos homínidos haya optado por adentrarse en los océanos no debe ser desechada sin más. Perfectamente podría haber ocurrido. Lo que pasa es que no tenemos evidencia alguna de eso, y por tanto por ahora sería sólo una interesante idea, que no hay por qué desechar, pero tampoco dar como un hecho.