Allí en su alcoba, se tumbó en la cama,
no quería ver aún la tenue luz.
Allí en esa oscuridad que la envolvía, quería notar su esencia.
Alargó sus manos, pero no la encontró en sus sábanas.
Si permanecía su olor.
La buscó en su piel, que aún lo recordaba junto a ella.
Movió sus manos, cómo moviendo el aire,
allí noto su aroma, ése que queda en el ambiente.
Al igual que queda el sabor de sus besos.
El recuerdo de sus caricias.
Se dio cuenta que no tenía que buscarlo en el ambiente,
ni en sus sábanas, ni tampoco en su piel.
Él siempre estaba con ella.
Conchita
Osuna
|