¡Y sigamos bailando! con la disposiciòn y el ànimo en alto.
Si aprendemos a poner en Manos Divinas nuestros problemas o contratiempos, nada nos altera, estamos abiertos a la reconciliaciòn, al perdòn, a la comprensiòn, a la alegrìa y por ende a la paz interna. Cuando èsta la logramos...la felicidad toca a nuestra vida.
Muchas gracias Chiqui!, una excelente presentaciòn con profundas reflexiones.
Flaquita