Esa es una actitud ideal...¡pero heròica! que difìcil es controlarte cuando alguien te ofende sin motivo. Generalmente en mi caso particular, ignoro este tipo de cuestiones...pero confieso que no siempre soy "una perita en dulce". Si en un almacèn o restaurante soy tratada mal, no agredo, pero si pongo mi queja ante el gerente, una cosa es intentar comprender a los demàs, y otra permitir que vulneren nuestra dignidad.
En lo general, si en algun lugar soy atendida de mala manera, por ejemplo en una oficina gubernamental, simplemente con una sonrisa, les pregunto si estàn de mal humor, si se sienten mal, si yo en especial le soy desagradable...o simplemente si asì es la expresiòn habitual de su cara, o si su modo àspero de responder o de tratar al pùblico, es parte de su personalidad... no porque tenga algo personal en contra, claro, èsto sin perder la sonrisa jajajajja...¡da resultado! de inmediato cambian su actitud...¡hasta se disculpan!
Ahora, que si yo provoquè inconscientemente esa actitud...entonces si respondo con una sonrisa ante el insulto y ofrezco disculpas, reconociendo mi falta
En una ocasiòn, estando en una audiencia en el juzgado, llegaron dos personas de parte del presidente del Congreso del estado, y hablaron con el presidente del tribunal superior, quien a su vez, enviò a un mensajero con una nota que le entregò al juez. èste la leyò, en silencio, delante de todos los que estabamos en ese momento en la audiencia. Diò por terminada la misma, y supuestamente esperarìamos el veredicto en tres dìas, pero nos pidiò que no nos retiraramos, y a los 10 minutos, emitiò su fallo en favor de la parte contraria, dàndome "palo", dictando un auto de que no procedìa el juicio, por no haber elementos suficientes. Me volvì al juez, bastante molesta, y le dije: "que pena licenciado, que tenga usted mucha hambre para que por un sueldito miserable, como el que recibe aquì, se vea "obligado" a vender los ideales y la misiòn sagrada de la abogacìa, sinceramente, licenciado, que làstima me da usted". No me contestò nada, se puso pàlido y bajò la cabeza, yo me retirè del juzgado con la frente muy en alto, pasè por delante del abogado contrario y de los adversarios en ese juicio (que entonces sonreìan, logicamente), y desde luego, al dìa siguiente apelè legalmente, esa sentencia del juez, por considerarla totalmente injusta.
Graciasssssss Dill querida, una linda reflexiòn nos dejas hoy, tal vez tenga que aprender a ser un poquito màs paciente jejejeje
Flaquita