Martes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario
JULIO 5 DEL 2011
PRIMERA LECTURA
DEL Libro de Génesis 32,23-33.
Aquella noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos sirvientas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Iaboc. Después que los hizo cruzar el torrente, pasó también todas sus posesiones.
Entonces se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Al ver que no podía dominar a Jacob, lo golpeó en la articulación del fémur, y el fémur de Jacob se dislocó mientras luchaban. Luego dijo: "Déjame partir, porque ya está amaneciendo: .Pero Jacob replicó: "No te soltaré si antes no me bendices".
El otro le preguntó: "¿Cómo te llamas?", "Jacob", respondió. El añadió: "En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido".
Jacob le rogó: "Por favor, dime tu nombre". Pero él respondió: "¿Cómo te atreves a preguntar mi nombre?". Y allí mismo lo bendijo.
Jacob llamó a aquel lugar con el nombre de Peniel, porque dijo: "He visto a Dios cara a cara, y he salido con vida".
Mientras atravesaba Peniel, el sol comenzó a brillar, y Jacob iba rengueando del muslo. Por eso los israelitas no comen hasta el presente el nervio ciático que está en la articulación del fémur, porque Jacob fue tocado en la articulación del fémur, en el nervio ciático.
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
Salmo responsorial 17(16),1.2-3.6-7.8b.15.
Oración de David. Respuesta: "Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor".
Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño. R.
Emane de ti la sentencia, miren tus ojos la rectitud. Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche, aunque me pruebes al fuego, no encontrarás malicia en mí. R.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu misericordia, tú que salvas de los adversarios a quien se refugia a tu derecha. R.
Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme. Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante. R.
proclamaciòn del santo Evangelio según San Mateo 9,32-38.
¡gloria a ti, señor!
En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel".
Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios".
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
palabra del señor
¡gloria a ti, señor jesus!
MEDITACIONes
En la primera lectura la escena que leemos es de las que pueden evocar en nosotros unas realidades de tipo místico, más allá de los conceptos rigurosamente claros. ¡Hay que dejarse impresionar por la densidad de símbolos tan expresivos!
Para Jacob, la situación es dramática: vuelve a su país después de un exilio de veinte años... Se entera que su hermano Esaú le espera con un ejército... ese hermano a quien arrebató el derecho de la primogenitura y que juró vengarse, matándolo.
Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres con sus dos siervas y sus once hijos, pasaron por el vado del torrente Yabboq... e hizo pasar también todo lo que poseía... Comienza pues por asegurar, tanto como humanamente puede, todo lo que más aprecia. ¡Parece un hombre próximo a enloquecer!
Jacob se quedó solo.
Siempre estamos solos ante las opciones más decisivas. Jesús también luchará solo en el Huerto de los Olivos. ¿Y yo? ¿Mis soledades, mis responsabilidades, las sé afrontar?
Aquella noche, alguien luchó con él hasta rayar la aurora. Es de noche.
Un combate en la noche. Contra un "desconocido".
La incertidumbre es lo peor en nuestra condición humana. Puedo dejar que mi imaginación reconstruya ese combate que dura y dura toda una noche.
Tratamos de aplicarlo luego a nuestros debates, a nuestras luchas... a los combates de la humanidad. ¡Batirse hasta rayar el alba!
Viendo que no le podía someter le tocó en la articulación femoral y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con Aquél Hombre. No es pues un combate ficticio, sino una lucha dura de la que se sale con heridas y señalado para toda la vida. ¡En adelante Jacob quedará cojo! ¡Un hombre cojo!
Jacob dijo: «No te soltaré hasta que me hayas bendecido.» El desconocido le preguntó: « ¿Cuál es tu nombre?» —Me llamo Jacob. —En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres.
Así, sin saberlo, se había batido contra Dios.
Lo que se juega en nuestras luchas es a menudo más grave de lo que parece. Jacob, como nosotros, acababa de vivir la gran batalla de la «oración» en la forma simbólica de la lucha contra Dios: ¡la Biblia tiene esas audacias! Jacob había recibido antes de su padre Isaac una «bendición divina»..., pero ahora ya dudaba de ella. Todo parecía decirle que Dios le abandonaba. Y este abandono se concretizaba en él en el miedo terrible de afrontar la venganza de su hermano Esaú. Entonces sacó fuerzas de flaqueza y durante toda la noche rogó a Dios y combatió: «Dame de nuevo aquella bendición de antaño... ¡sálvame!»
Jacob... Israel... Sabemos que el cambio de nombre tiene un profundo significado. «Jacob», era el "astuto", "el que suplanta al otro", ese hermano menor que había tomado el lugar del primogénito. "Israel" es "el vencedor" el que ha soportado la prueba de la fe y ha salido airoso, aunque "herido".
En nuestra oración podemos pensar en cada uno de esos símbolos para concretizarlos en nuestra propia aventura espiritual.
meditacion del salmo
Es un salmo de sùplica individual. Una persona inocente está viviendo la dura experiencia de ser perseguida y, por eso, se dirige al Señor pidiendo justicia y venganza contra cuantos la oprimen.
El justo cree en el Dios que escucha su clamor; que presta oídos a su súplica, en el Dios que se alía con el justo, su protector.
El justo es, para Dios, como las niñas de los ojos. Dios lo protege como el águila que esconde a su cría a la sombra de sus alas.
Es, por tanto, el Dios de la Alianza, comprometido con la justicia “en cuerpo y alma”, como un guerrero victorioso.
¿Y Jesús? Como ya hemos visto a propósito de otros salmos de súplica, también Jesús estuvo vitalmente comprometido con los que padecieron la injusticia, llegando incluso a dedicarles una bienaventuranza: “Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5,10). El evangelio de Juan afirma que Jesús conocía el interior de las personas (2,25).
Podemos rezar este salmo cuando somos objeto de injusticias, cuando nos sentimos amenazados o injustamente perseguidos, o cuando querernos solidarizarnos con alguien que atraviesa por alguna de estas situaciones.
Cuando queremos que se haga justicia en una sociedad injusta donde reina la impunidad; Cuando necesitarnos fuerzas y luz que nos ilumine en la lucha por la justicia, en la defensa de los derechos humanos, en la búsqueda de una mayor conciencia ciudadana...
meditacion del Santo Evangelio
En El Santo Evangelio, leemos que después de que Jesùs expulsó al demonio, comenzó a hablar el mudo.” Así sucede con nuestra alma: aspira dones espirituales muy elevados y nosotros la tenemos callada con un demonio que le impide hablar todas las cosas buenas de Dios.
Este demonio seguramente es nuestro orgullo y soberbia que nos mantiene tan irreconciliables con Dios como lo pudiesen estar la noche y el día al mismo tiempo. Sin embargo, para superar estos obstáculos que nos impiden ser santos sólo nos queda la esperanza de ser curados por Cristo. Sólo con su presencia permitiremos dejar hablar a nuestra alma todas esas palabras bellas que quiere transmitir de Dios, del perdón, del consuelo, del amor, de la paz.
Hoy día Cristo no se olvida de nosotros. Él desea seguir curando enfermos y expulsando demonios, pero “le faltan” pies y manos, “le faltan” corazones y bocas, “le falta” la fuerza corporal de la juventud para que todos queden sanos.
Podría permitir que el mundo se convirtiese en un instante pero no lo hace por respeto a nuestra libertad, el don más grande después de nuestra fe.
Qué hermosa lección sacaríamos de este evangelio si nos diésemos cuenta de esta compasión que siente Jesucristo por nosotros. Compasión de ver a tantas ovejas sin pastor y que sienten la necesidad de recibir la salud pero que no pueden por falta de esos pastores entregados y generosos, "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos".
Pidamos a Cristo que nos envíe hombres y mujeres que no teman dar su vida para seguir a Cristo incondicionalmente: "Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Por la lectura del santo evangelio, sean perdonados nuestros pecados.
¡amen!
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