Martes 27 de septiembre/11
Primera lectura
Del libro del profeta Zacarías: 8, 20-23
Esto dice el Señor de los ejércitos:
"Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades. Y los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra y les dirán:
`Vayamos a orar ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos'. 'Yo también voy'.
Y vendrán numerosos pueblos y naciones poderosas a orar ante el Señor Dios en Jerusalén y a implorar su protección".
Esto dice el Señor de los ejércitos: "En aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera tomarán por el borde del manto a un judío y le dirán: 'Queremos ir contigo, pues hemos oído decir que Dios está con ustedes'".
Palabra de Dios.
¡Te alabamos, Señor!.
Salmo responsorial 86
Responso: “Dios está con nosotros”.
Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú eres más querida para Dios que todos los santuarios de Israel. R/.
De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. Egipto y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro y Etiopía, serán como tus hijos. R/.
Y de ti, Jerusalén, afirmarán: "Todos los pueblos han nacido en ti y el Altísimo es tu fortaleza". R/.
El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo, convertido en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán, bailando: "Tú eres la fuente de nuestra salvación". R/.
ACLAMACIÓN antes del santo evangelio (Mc 10, 45)
Responso: “Aleluya, aleluya”.
El Hijo del hombre vino a servir y a dar su vida por la redención de todos. R/.
Proclamación Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 51-56
¡gloria a ti, señor!
Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén.
Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
"Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?".
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.
Palabra del Señor.
¡Gloria a ti, Señor Jesús!.
Meditación
Para ir de Galilea a Judea deben pasar necesariamente por Samaría. Judíos y samaritanos se detestan mutuamente. Por eso los habitantes de aquella población no los quieren recibir, y así se explica la reacción violenta de los discípulos al pedir un castigo severo para aquel pueblo.
Pero Jesús reprende a sus discípulos y les hace ver que su misión no es destruir, sino construir; no es condenar, sino salvar.
Precisamente por las graves divisiones que existen entre pueblos y naciones es que se generan las guerras y las masacres.
Los catòlicos estamos llamados a proponer la justicia, la verdad, el amor y la paz como las únicas rutas que pueden conducir a la construcción de una nueva humanidad.
Sumemos nuestros esfuerzos para derrumbar todos los muros que nos dividen e impiden la fraternidad y la solidaridad.
Por la lectura del santo evangelio, sean perdonados nuestros pecados.
¡amén!
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