VIERNES 14 DE OCTUBRE/2011
PRIMERA LECTURA
DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS: 4, 1-8
Hermanos: ¿Qué diremos de Abraham, padre de nuestra raza? Si Abraham hubiera obtenido la justificación por sus obras, tendría de qué estar orgulloso, pero no delante de Dios.
En efecto, ¿qué dice la Escritura? Abraham le creyó a Dios y eso le valió la justificación.
Al que, gracias a su trabajo tiene obras, no se le da su paga como un regalo, sino como algo que se le debe. En cambio al que no tiene obras, pero cree en Aquel que justifica al pecador, su fe le vale la justificación.
En este sentido, también David proclama dichoso al hombre a quien Dios tiene por justo, independientemente de las obras:
“ Dichosos aquellos cuyas maldades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido sepultados. Dichoso el hombre a quien el Señor no le toma en cuenta su pecado”.
PALABRA DE DIOS.
¡TE ALABAMOS, SEÑOR!.
SALMO RESPONSORIAL 31
R/. “Perdona, Señor, nuestros pecados”.
Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni engaño.
R/.“Perdona, Señor, nuestros pecados”.
Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado.
R/.“Perdona, Señor, nuestros pecados”.
Alégrense con el Señor y regocíjense los justos todos, y todos los hombres de corazón sincero canten de gozo.
R/.“Perdona, Señor, nuestros pecados”.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO(Sal 32, 22)
R/. “Aleluya, aleluya”.
Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor, puesto que en ti hemos confiado.
R/.“Aleluya, aleluya”.
PROCLAMACIÒN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 12, 1-7
¡GLORIA A TI, SEÑOR!
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse.
Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas”.
Yo les digo a ustedes, amigos míos:
No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer:
Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito:
A Él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos".
PALABRA DEL SEÑOR.
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS!.
MEDITACIÓN
El discípulo sabe que su existencia cristiana marca un nuevo comienzo.
Quien se ha incorporado a la muerte y resurrección ha sentado las bases de un nuevo proyecto de vida.
La muerte, violenta o serena ya no se vive de forma angustiada, ni temerosa. Es el tránsito de una existencia frágil y caduca a una vida plena.
Las persecuciones atemorizan a los cristianos, pero la confianza en Dios los fortalece.
El apóstol san Pablo expone una serie de argumentos tomados de la Escritura para animarnos a vivir confiando en Dios. Si Dios rehabilita aún a los culpables, lo hace por su amor desmedido. Desde esas premisas no tiene sentido abrigar sentimientos de temor o desconfianza en nuestra relación con el Padre.
La levadura de los fariseos es la distorsión de una piedad que se erige a sí misma como modelo de perfección, olvidando que la voluntad de Dios no es el narcisismo o el engreimiento personal, sino el servicio generoso y desinteresado a los más pequeños.
El auténtico cristiano debe ser consciente del peligro que implican los modelos de perfección basados en una piedad individualista o sectaria.
El modelo de vida cristiana no es otro que Jesús, siempre abierto a los demás y disponible para el servicio y la acogida.
Tenemos que ser fieles a Dios, a su amistad y palabra manifestada en Jesús.
Dios es quien tiene la soberanía sobre nuestra vida y proyecto, por tanto, es necesario poner nuestra confianza y valentía en Aquél que es el Señor de la creación y de la historia.
Padre Juan Alarcón Cámara S.J.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMÉN!
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