VIERNES 21 DE OCTUBRE/2011
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 7, 18-25
Hermanos: Bien sé yo que nada bueno hay en mí, es decir, en mi naturaleza humana deteriorada por el pecado. En efecto, yo puedo querer hacer el bien, pero no puedo realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero; y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado, que habita en mí.
Descubro, pues, en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal. Y aunque en lo más íntimo de mi ser me agrada la ley de Dios, percibo en mi cuerpo una tendencia contraria a mi razón, que me esclaviza a la ley del pecado, que está en mi cuerpo.
¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, esclavo de la muerte? ¡La gracia de Dios, por medio de Jesucristo, nuestro Señor!
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
RESPONSO DEL SALMO 118
R/. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fío de ellos. Tú, que eres bueno y haces beneficios, instrúyeme en tus leyes.
R/.Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Señor, que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho. Muéstrame tu ternura y viviré, porque en tu ley he puesto mi contento.
R/.Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Jamás olvidaré tus mandamientos, pues con ellos me diste vida. Soy tuyo, sálvame, pues voy buscando tus leyes.
R/.Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO(cfr. Mt 11, 25)
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
R/.Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
PROCLAMACION DEL SANTO EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS: 12, 54-59
¡GLORIA A TI SEÑOR!
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"Cuando ustedes ven que una nube se va levantando por el poniente, enseguida dicen que va a llover, y en efecto, llueve. Cuando el viento sopla del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Si saben interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? ¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?
Cuando vayas con tu adversario a presentarte ante la autoridad, haz todo lo posible por llegar a un acuerdo con él en el camino, para que no te lleve ante el juez, el juez te entregue a la policía, y la policía te meta en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de ahí hasta que pagues el último centavo".
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESUS! .
MEDITACIòN
La desarmonía interior es una experiencia que desgarra nuestra vida. El mismo apóstol San Pablo que vivió una profunda renovación interior, al identificarse con Cristo muerto y resucitado, experimenta dicha ruptura.
Su voluntad quiere adherirse al designio divino, pero su condición humana lastimada por el pecado, lo empuja en la dirección opuesta.
Tal constatación no es para san Pablo una justificación para defender actitudes mediocres o egoístas; al contrario, es una confesión humilde de su condición pecadora, que lo lleva a confiar profundamente en Cristo Jesús.
Quien sabe leer las señales del tiempo y los cambios del clima, tendrá -como lo advierte el Señor en el tercer Evangelio- que aprender a deletrear las señales decisivas de su historia personal
La capacidad profética de leer los signos de los tiempos es una de las que más desarrolla el cristiano en el seguimiento de Jesús.
Seguirlo a Él implica aprender; estar dispuesto a formarse y a conformarse con ese ser humano nuevo que nace en la experiencia pascual.
Este camino, sin embargo, implica una dimensión de lucha, de esfuerzo, de transformación. Y la primera transformación es la apertura a la esperanza, al futuro, a la novedad que viene de Dios en todo momento.
Ese futuro es posible precisamente porque la memoria del paso de Dios nos permite tener una referencia y una experiencia de ese Dios que se empeña en que seamos libres. Al mismo tiempo, exige que valoremos el momento presente, este preciso instante, porque en él, Dios se manifiesta de manera extraordinaria; y si no tenemos la mente lista y el ojo afinado, perderemos esa posibilidad de encuentro con el Dios que crea, mantiene y defiende la vida.
Hemos de tener presentes los acontecimientos de la vida diaria, para descubrir desde allí lo que el mismo Dios nos va a revelar. Pero eso significa estar bien atentos y no dormirnos en los laureles dejando pasar este tiempo tan significativo en nuestras vidas.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMèN!
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