De: ADMINISTRADORES (Mensaje original) |
Enviado: 18/11/2011 06:20 |
VIERNES 18 DE NOVIEMBRE/11
PRIMERA LECTURA
DEL PRIMER LIBRO DE LOS MACABEOS: 4, 36-37. 52-59
En aquellos días, Judas y sus hermanos se dijeron: "Nuestros enemigos están vencidos; vamos, pues, a purificar el templo para consagrarlo de nuevo". Entonces se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.
El día veinticinco de diciembre del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido, un sacrificio conforme a la ley.
El altar fue inaugurado con cánticos, cítaras, arpas y platillos, precisamente en el aniversario del día en que los paganos lo habían profanado. El pueblo entero se postró en tierra y adoró y bendijo al Señor, que los había conducido al triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza.
Adornaron la fachada del templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron los pórticos y las salas, y les pusieron puertas. La alegría del pueblo fue grandísima y el ultraje inferido por los paganos quedó borrado.
Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó que cada año a partir del veinticinco de diciembre, se celebrara durante ocho días, con solemnes festejos, el aniversario de la consagración del altar.
PALABRA DE DIOS.
¡TE ALABAMOS, SEÑOR!.
1 CRÓNICAS 29
R/. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Jacob, desde siempre y para siempre. R/. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tuya es la grandeza y el poder, el honor, la majestad y la gloria, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. R/. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tuyo, Señor, es el reino, tú estás por encima de todos los reyes. De ti provienen las riquezas y la gloria. R/. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tú lo gobiernas todo, en tu mano están la fuerza y el poder y de tu mano proceden la gloria y la fortaleza. R/. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
MEDITACIÓN
Judas Macabeo consiguió recuperar el control sobre Jerusalén, reconstruyó las instalaciones del templo que habían sido destruidas por los invasores griegos, reorganizó a los sacerdotes, quienes de inmediato volvieron a consagrar el templo y el altar, reorganizaron con gran entusiasmo el culto y celebrar una gran fiesta para conmemorar la recuperación de su independencia. Desde otro enfoque, el Señor Jesús subirá muchos años después al templo de Jerusalén y echará fuera a los vendedores, exigiéndoles devolver a aquel espacio su condición de casa de oración.
Es importante destacar que en el gesto (profético) que acaba de realizar Jesús, se ven desenmascaradas las demás instituciones de Israel. El templo como estructura y como institución concentraba desde hacía mucho los tres poderes: el político-administrativo, el económico-productivo, y el religioso.
Ahora, lo verdaderamente grave que constituye el trasfondo de la denuncia que hace Jesús es que el sistema que rige desde el templo para toda la nación israelita estaba garantizado y respaldado por la religión. Todo lo que se ordenara o dispusiera desde el templo era «voluntad» de Dios, era como si Dios mismo lo hubiera ordenado. Se trata entonces de una religión que maneja a su antojo el nombre de Dios, para beneficio de los gobernantes.
La acción de Jesús tira por el piso toda pretensión de poder de dominio de los dirigentes judíos acantonados en la estructura templo y cobijados con el manto de la religión. Esta acción de Jesús en Jerusalén está en coherencia con todo lo que enseñó en Galilea y por el camino hacia Jerusalén, es como el puntillazo final a todo un ministerio consagrado a defender con palabras y con hechos los verdaderos valores del reino.
Jesús no es de los que «tiran la piedra y esconden la mano». Acaba de protagonizar un acto de abierta provocación a los dirigentes de su pueblo y, sin embargo, continúa ahí enseñando al pueblo, intentando abrir sus conciencias y sus ojos para que vean la clase de dirigentes que tenían.
Seguramente este gesto dio para muchas enseñanzas y el pueblo estaba muy pendiente de su doctrina.
Por un breve tiempo, el templo como símbolo religioso sirvió para lo que debía servir siempre: para generar, desencadenar actitudes con fuerza de liberación; espacio de encuentro con la Palabra viva que no oprime ni subyuga, que invita a la vida, no que apaga la vida, y sobre todo para dar gloria a Dios.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMÉN!
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