LUNES 21 DE NOVIEMBRE/2011
PRIMERA LECTURA
DEL LIBRO DEL PROFETA DANIEL: I, 1-6. 8-20
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió.
El Señor entrego en sus manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los objetos del templo, que él se llevó al país de Senaar y los guardó en el tesoro de sus dioses.
El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que seleccionara de entre los israelitas de sangre real y de la nobleza, algunos jóvenes, sin defectos físicos, de buena apariencia, sobrios, cultos e inteligentes y aptos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la lengua y la literatura de los caldeos.
El rey les asignó una ración diaria de alimentos y de vino de su propia mesa. Deberían ser educados durante tres años y después entrarían al servicio del rey.
Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá.
Daniel hizo el propósito de no contaminarse compartiendo los alimentos y el vino de la mesa del rey, y le suplicó al jefe de los oficiales que no lo obligara a contaminarse.
Dios le concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales. Sin embargo, éste le dijo a Daniel:
"Le tengo miedo al rey, mi señor, porque él les ha asignado a ustedes su comida y su bebida, y si llega a verlos más delgados que a los demás, estará en peligro mi vida".
Daniel le dijo entonces a Malasar, a quien el jefe de los oficiales había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
"Por favor, haz la prueba con tus siervos durante diez días; que nos den de comer legumbres, y de beber, agua; entonces podrás comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa del rey y podrás tratarnos según el resultado".
Aceptó él la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al cabo de ellos, los jóvenes judíos tenían mejor aspecto y estaban más robustos que todos los que comían de la mesa del rey.
Desde entonces Malasar les suprimió la ración de comida y de vino, y les dio sólo legumbres.
A estos cuatro jóvenes les concedió Dios sabiduría e inteligencia en toda clase de ciencia. A Daniel, además, el don de interpretar visiones y sueños.
Al cabo del tiempo establecido, el jefe de los oficiales llevó a todos los jóvenes ante Nabucodonosor y se los presentó.
El rey conversó con ellos y entre todos no encontró a nadie como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Quedaron entonces al servicio del rey. Y en todas las cosas de sabiduría, inteligencia y experiencia que el rey les propuso, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos de su reino.
PALABRA DE DIOS.
¡TE ALABAMOS, SEÑOR!.
SALMO RESPONSORIAL. DANIEL 3
R/. Bendito seas, para siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso. R/. Bendito seas, para siempre, Señor.
Bendito seas en tu templo santo y glorioso. Que en el trono de tu reino seas bendito. R/. Bendito seas, para siempre, Señor.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo. R/. Bendito seas, para siempre, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Mt 24, 42. 44)
R/. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R/. Aleluya, aleluya.
PROCLAMACIÒN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: 21, 1-4
¡GLORIA A TI, SEÑOR!
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo.
Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo:
"Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
PALABRA DEL SEÑOR.
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS!.
MEDITACIÒN
El Templo era para los judíos el motivo máximo de su orgullo nacional.
Representaba, además, en tiempos de Jesús la identidad y resistencia del pueblo contra la dominación romana.
La grandeza de esta institución fundamental dependía en gran medida de las donaciones de los personajes más ricos. Por eso los grandes donantes eran muy apreciados y alabados.
Jesús observa y anuncia un hecho insignificante para aquellos criterios, pero maravilloso:
una viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos. Los ricos han dado de lo que les sobraba; la viuda, en cambio, ha dado todo lo que tenía para vivir.
Jesús cuestiona la grandeza y el poderío nacionalista del Templo desde la debilidad de una pobre mujer sin ningún amparo ni protección. El Maestro invierte el orden establecido:
esa mujer, débil y marginada de la vida social por diversos conceptos, ha dado más que los varones ricos y poderosos.
¿Qué damos nosotros? ¿De lo que nos sobra, o de lo que tenemos para vivir?
Muchas veces nos pasamos de egoístas y sólo damos en forma simbólica un par de monedas que no necesitamos, o -peor aun-, llevamos al templo lo que pensábamos desechar por inservible. ¿Qué mérito tienen esos gestos?
Dar es sinónimo de entregar; y es entregando de lo que necesitamos como acumularemos un tesoro en el cielo.
Valioso ante Dios es dar en forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, y menos aun el aplauso público. “Què tu mano izquierda, no sepa lo què hace la derecha"
Hay que dar hasta que duela", decía a los católicos pudientes de su tiempo san Alberto Hurtado, el gran apóstol chileno del cambio social estructural.
Dios no se deja ganar en generosidad, y retribuye lo què se da con generosidad, con el mayor de los tesoros: Su Amor, Su Amistad, y la Vida Eterna.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMÉN!
|