Miércoles de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Agosto 1/2012
PRIMERA
LECTURA
DEL LIBRO DE JEREMÍAS
15,10.16-21.
¡Qué desgracia, madre mía, que me hayas dado a luz, a mí, un hombre discutido y
controvertido por todo el país! Yo no di ni recibí nada prestado, pero todos me
maldicen.
Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo
y la alegría de mi corazón, porque yo soy llamado con tu Nombre, Señor, Dios de
los ejércitos.
Yo no me senté a disfrutar en la reunión de los que se divierten; forzado por
tu mano, me mantuve apartado, porque tú me habías llenado de indignación.
¿Por qué es incesante mi dolor, por qué mi llaga es incurable, se resiste a
sanar? ¿Serás para mí como un arroyo engañoso, de aguas inconstantes?
Por eso, así habla el Señor:
“Si tú vuelves, yo
te haré volver, tú estarás de pie delante de mí; si separas lo precioso de la
escoria, tú serás mi portavoz. Ellos se volverán hacia ti, pero tú no te
volverás hacia ellos.
Yo te pondré frente a este pueblo como una muralla de bronce inexpugnable. Te
combatirán, pero no podrán contra ti, porque yo estoy contigo para salvarte y
librarte -oráculo del Señor-.
Yo te libraré de la mano de los malvados y te rescataré del poder de los
violentos”.
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
SALMO 59(58),2-3.4-5a.10-11.17.18.
Líbrame de mis enemigos, Dios mío,
defiéndeme de los que se levantan contra mí;
líbrame de los que hacen el mal
y sálvame de los hombres sanguinarios.
Mira cómo me están acechando:
los poderosos se conjuran contra mí;
sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor,
sin culpa mía, se disponen para el ataque.
Despierta, ven a mi encuentro y observa.
Yo miro hacia ti, fuerza mía,
porque Dios es mi baluarte;
él vendrá a mi encuentro con su gracia
y me hará ver la derrota de mis enemigos.
Pero yo cantaré tu poder,
y celebraré tu amor de madrugada,
porque tú has sido mi fortaleza
y mi refugio en el peligro.
¡Yo te cantaré, fuerza mía,
porque tú eres mi baluarte,
Dios de misericordia!
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGUN SAN
MATEO 13,44-46.
¡GLORIA A TÍ, SEÑOR!
El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre
lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee
y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a
buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TÍ, SEÑOR JESÚS!
MEDITACIÓN
El evangelio de hoy presenta dos breves parábolas del
Sermón de las Parábolas. Las dos son similares entre sí, pero con diferencias
significativas para esclarecer mejor determinados aspectos del Misterio del
Reino que está siendo revelado a través de estas parábolas.
• Mateo 13,44: La parábola del tesoro escondido en el campo. Jesús
cuenta una historia bien sencilla y bien breve que podría acontecer en la vida
de cualquiera de nosotros.
Dice:
“«El Reino de los Cielos es
semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre,
vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y
compra el campo aquel”..
Jesús no explica,
sino que sencillamente dice:
El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido
en el campo”.
Así
apremia casi a los oyentes a que compartan con los demás lo que esta historia
suscitó en sus corazones.
Comparto algunos puntos que he descubierto:
(a) El tesoro, el
Reino, ya está en el campo, ya está en la vida. Está escondido. Pasamos y pisamos
por encima sin darnos cuenta.
(b) El hombre
encontró el tesoro. Fue por pura causalidad. No esperaba encontrarlo, pues no
lo estaba buscando.
(c) Al descubrir que
se trata de un tesoro muy importante, ¿qué hace? Hace lo que todo el mundo
haría para tener el derecho de poder apropiarse del tesoro. Va, vende todo lo
que tiene y compra el campo.
Así, junto con el
campo adquiere el tesoro, el Reino.
¡La condición es vender todo!
(d) Si el tesoro, el Reino, ya estaba en la vida, entonces
es un aspecto importante de la vida que empieza a tener un nuevo valor.
(e) En esta
historia, lo que predomina es la gratuidad. Al tesoro se le encuentra por caso,
más allá de las programaciones nuestras. El Reino ¡acontece! Y si acontece, tú
y yo tenemos que sacar las consecuencias y no permitir que este momento de
gracia pase sin fruto.
• Mateo 13,45-46: La parábola del comprador de piedras preciosas.
La
segunda parábola es semejante a la primera pero hay en ella una diferencia
importante. Trata de descubrirla.
La historia es la siguiente.
“El Reino de los Cielos es semejante a un
mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran
valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.”.
Comparto
algunos puntos que descubrí:
(a) Se trata de un mercader
de perlas. Su profesión consiste en buscar perlas. Es lo único que hace en la
vida: buscar y encontrar perlas. Buscando, encuentra una perla de gran valor.
Aquí el descubrimiento del Reino no es pura causalidad, sino que es fruto de
una larga búsqueda.
(b) El mercader de
perla entiende el valor de las perlas, pues muchas personas quieren venderle
las perlas que encontraron. Pero el mercader no se deja engañar. El conoce el
valor de su mercancía.
(c) Cuando encuentra
una perla de gran valor, va y vende todo lo que tiene y compra esa perla. El
Reino es el valor más grande.
• Resumiendo la enseñanza de las dos parábolas. Las dos tienen el mismo
objetivo:
revelar la presencia
del Reino, pero cada una la revela de una manera diferente: a través del descubrimiento
de la gratuidad de la acción de Dios en nosotros, y a través del esfuerzo y de
la búsqueda que todo ser humano hace para ir descubriendo cada vez mejor el
sentido de su vida.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS
NUESTROS PECADOS.
¡AMÉN!