Para grabarse en un árbol Soneto
Árbol, que de Fílenos y su adorada velaste con tu sombra los amores, jamás del can ardiente los rigores dejen tu hermosa pompa marchitada.
Al saludar tu copa embovedada, palpiten de placer los amadores, y celosos frenéticos furores nunca profanen tu mansión sagrada.
A Dios, árbol feliz, árbol amado: para anunciar mi dicha al caminante guarde acuesta inscripción tu tronco añoso.
Aquí moró el placer: aquí premiado miró Fílenos al fin su amor constante: sensible amó, le amaron, fue dichoso.
José Maria Heredia
SORBER. |
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