Curro está preocupado. Su loro, en cuanto lo sacan a la terraza, empieza a decir:
- ¡Zapatero, cabrón, hijo de puta, muérete! ¡Zapatero, cabrón, hijodeputa, muérete! ¡Zapatero, cabrón, hijodeputa, muérete! ¡Zapatero, cabrón, hijodeputa, muérete!
Y asi día tras día...
Va a la pajarería para ver qué idea le dan para que el loro cambie esa costumbre. El de la pajarería le dice que lo mejor y más rápido es ponerle cerca un loro bien hablado, fino y que no diga esas cosas.
- ¿Conoce alguno?
- Si, el de D. Luis el párroco es un santo.
Va y le cuenta el caso a D. Luis el párroco, que le deja su loro bien hablado.
... Pero pasan unos días y Curro mas preocupado aún vuelve a la pajarería, y le pregunta el dueño:
- ¿Mejoró ya su lenguaje su lorito?
- Mejorarlo ... ¡Ahora es peor!. Se pasa el dia diciendo ¡Zapatero, cabrón, hijodeputa, muérete! y el del cura le contesta: ¡Te lo pedimos, Señor!