MIERCOLES 23 DE MARZO DEL 2016
Miercoles Santo
PRIMERA LECTURA
Del Libro de Isaías 50,4-9a.
El mismo Señor me ha dado una lengua de
discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento.
Cada mañana, èl despierta mi oído para que
yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí
ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y
mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me
ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso,
no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy
bien que no seré defraudado.
Está cerca el que me hace justicia: ¿quién
me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el
juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me
va a condenar?
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
SALMO RESPONSORIAL 68
R/.Señor, que tu bondad me escuche en el día
de tu favor
Por
ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para
mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el
celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.Señor,
que tu bondad me escuche en el día de tu favor
La
afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay,
consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me
dieron vinagre.
R/.Señor, que tu bondad me escuche en el día de
tu favor
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes, y
alegráos, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus
pobres, no desprecia a sus cautivos
R/.Señor, que tu bondad me escuche en el día de
tu favor
LECTURA DEL SANTO
EVANGELIO SEGùN SAN MATEO 26, 14-25
¡GLORIA A Tì, SEÑOR!
En aquel tiempo, uno de los doce, llamado
Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis
dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta
monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El
primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de
Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar
la Pascua en tu casa con mis discípulos".
Los
discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al
atardecer se puso a la mesa con los doce.
Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de
vosotros me va a entregar.
Ellos consternados se pusieron a preguntarle
uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor?
El respondió: El que ha mojado en la misma
fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito
de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no
haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso,
Maestro? "Tú lo has dicho", le respondió Jesús.
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A Tì, SEÑOR JESùS!
Por
la lectura del Santo Evangelio, sean perdonados nuestros pecados. Amèn
MEDITACIòN
¿Qué pretendía Judas al traicionar a su
maestro? ¿Formaba parte de una estrategia para forzar el mesianismo de Jesús?
¿Había entendido Judas el proyecto del Maestro?
Serían muchas las preguntas en torno al tema;
lo cierto es que en la comunidad de los Doce no todos estaban convencidos del
proyecto de Jesús, y esa diversidad Jesús la respeta en aras de la libertad
individual.
Toda
traición va ligada a un proyecto. En la medida que alguien deje de estar de
acuerdo con el proyecto en el que se creía comprometido, muchas veces llega a
traicionarlo. Por eso, entrar en un proyecto a ciegas o sin entender sus principios
y finalidad, es preparar traiciones en cadena.
Aunque el Proyecto de Jesús tiene un contenido
Divino, por reflejar la Propuesta de Dios y recibir de èl su fuerza, está
sometido a las leyes del comportamiento humano. Dios jamás violenta la libertad
para evitar que su proyecto sea traicionado
Fijèmonos cuánta compasión ha tenido Jesús
con Judas, el hombre que ha recibido tanto amor y, sin embargo, ha traicionado
a su propio Maestro, este Maestro que ha guardado un silencio sagrado sin
traicionarlo a sus compañeros.
En efecto, Jesús fácilmente hubiera podido
hablar abiertamente y decir a los demás las intenciones que Judas escondía y
sus actuaciones; pero no lo hizo. Prefirió dar prueba de misericordia y
caridad: en lugar de condenarle, le llama amigo.
Tan
sólo con que Judas hubiera mirado a Jesús a los ojos como lo hizo san Pedro,
Judas hubiera sido el amigo de la Misericordia de Jesús. Jesús ha dado siempre
pruebas de Misericordia
En estos días santos que estamos
celebrando, oremos por nuestras comunidades eclesiales y nuestras familias,
pequeñas comunidades, para que Dios nos mantenga siempre fieles y leales,
unidos con vínculos de amor, de acogida y de verdad.
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