¡Cuanta razón!!
Yo soy fumadora empedernida (adicta al tabaco pudiera decirse), pero estoy convencida que más que "vicio", o "enfermedad del cerebro", es costumbre de tener algo entre los dedos y la boca. Eso pudiera explicar el porqué mucha gente fumadora, calma su ansiedad con un dulce, o con comida o postre; aunque muchas veces sin necesidad de "suplementos", basta con estar en lugares prohibitivos a fumadores, o acompañada de personas que no fuman. para no sentir la necesidad de un cigarrillo.
Es verdad que nos provoca ciertos conflictos familiares, sociales y laborales. Ya no se es aceptada una persona fumadora en determinados ámbitos.
En mi caso, mi familia reclama "aire puro", por lo que no fumo delante de ellos, ni cerca donde pudieran percibir ya no tanto el humo, como el aroma. Y si acabo de fumar un cigarrillo en el momento en que llegan, de inmediato voy a lavarme la boca, asearme y perfumarme para no molestarlos con aromas indeseables para ellos (sobre todo cuando traen a sus pequeños).
Según las investigaciones médicas al respecto, entre más nicotina entre al organismo, éste reclamará aún más...es posible que así sea. Lo mismo sucede con el alcohol.
Gracias Amy querida, tu "fumadora amiga", te agradece mucho tu presencia y aportaciones.
Flaquita