Mis momentos de descanso son un regalo sagrado. Acudo a mi interior y recuerdo cuán necesarios son para la renovación de mi espíritu, alma y cuerpo. Ahora es mi momento de experimentar paz. Todo mi ser responde cuando me entrego a la presencia de Dios en mí. En Su presencia dadora de vida, renuevo mi sentido de bienestar. Descanso de mis tareas y hago una pausa para mi renovación física, emocional y espiritual.
Cualquier tensión mental desaparece cuando dejo ir mis preocupaciones y afirmo el orden divino. Disfruto de este día y acepto todo lo que me ofrece. Al aquietarme en el momento presente, me centro en mi conciencia. Acepto la abundancia infinita de Dios en cada momento de este día de descanso y me renuevo.