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Ante el dolor y la tristeza, se nos va mucha energìa y solemos entrar en una depresiòn constante,
como una procesiòn interior de imagenes, recuerdos, lagrimas atascadas a mitad de camino,
una sensaciòn de grito interior que no sale nunca.
Entonces, debemos quedarnos en soledad, aunque sea por unos minutos al dìa y por un instante,
dejarnos llevar otra vez a la niñeez, como cuando necesitabamos de una caricia o una palabra de aliento.
Y sabemos muy bien lo que se sufre, al saber que no lo somos ya. Tenemos obligaciones que cumplir,
trabajo que hacer, roles que asumir ... pero se trata de un pequeño instante en que podemos
descargarnos y sacar esa amarga sensaciòn que nos oprime.
Llora si tu alma lo siente. No te hara mal. Es un momento que todo el mundo pasa alguna vez. Y reza.
Eleva tus palabras desde el sentido corazòn con las palabras que sientas. Seas de la religiòn
que seas y sean cuales sean tus creencias. Mientras los seres humanos ven la apariencia,
Dios observa el corazòn, ante El no hace falta ningùn disfraz. Estas en soledad y podras hacerlo.
Luego trata de inspirar ... profundamente, como un suspiro que dejas escapar, asì deja que
el pensamiento descanse ... respira suavemente y por unos minutos, deja que tu pensamiento,
pase tal como las nubes pasan en el cielo. Toma un vaso con agua de a sorbos lentos
y respira otra vez profundamente. Luego descansa...
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Mara