Me gusta la sensación de libertad que siento cuando me quito la
pesada capa de críticas, miedo, culpa, resentimiento y vergüenza.
Entonces puedo perdonarme a mi y perdonar a los demás.
Eso nos deja libres a todos.
Renuncio a darle vueltas y más vueltas a los viejos problemas.
Me niego a seguir viviendo en el pasado.
Me perdono por haber llevado esa carga durante tanto tiempo, por no
haber sabido amarme a mí
ni amar a los demás.
Cada persona es responsable de su comportamiento, y lo que da, la
vida se lo devuelve.
Así pues, no necesito castigar a nadie. Continúo con mi trabajo de
limpiar las partes negativas de mi mente y dar entrada al amor.
Entonces me curo.
Así que es lo mejor que podemos hacer, despojarnos de todo peso de
toda culpa y así pidiendo perdón a Dios primeramente, luego a quien
ofendimos y por ultimo perdonémonos nosotros mismos, así la vida es
de mucho gozo y armonía, solo depende de nosotros, hagámoslo y nos
sentiremos mejor en todo sentido.