Si, déjeme llamarle mía
porque así vive en mi fantasía.
Acepte este poema,
que en sus letras lleva
mi alma entera
¡Deje que la piense mía!
Siéntase dueña y soberana
de este hombre que la ama,
Señora mía, mujer divina,
llena de magia y fantasía,
su mirada me extasía
su sonrisa me ilumina
y su cuerpo me fascina.
Sé bien que no soy nada,
que la distancia mata
y la vida escapa,
por eso noche y día
mi consuelo es su fotografía
¡Ahí nace mi fantasía!
Este poema callado
inspirado por sus labios
plegaria sin voz,
palabra reprimida
que distante grita:
¡Señora mía!
Aunque solo sea una agonía…
Señora mía,
Mujer divina…
No importa si piensa
que está loco quien le escribe.
Sólo piense que es un hombre
que por sus besos se desvive…
Si, déjeme llamarle mía
porque así vive en mi fantasía.
Acepte este poema,
que en sus letras lleva
mi alma entera
¡Deje que la piense mía!
Siéntase dueña y soberana
de este hombre que la ama,
Señora mía, mujer divina,
llena de magia y fantasía,
su mirada me extasía
su sonrisa me ilumina
y su cuerpo me fascina.
Sé bien que no soy nada,
que la distancia mata
y la vida escapa,
por eso noche y día
mi consuelo es su fotografía
¡Ahí nace mi fantasía!
Este poema callado
inspirado por sus labios
plegaria sin voz,
palabra reprimida
que distante grita:
¡Señora mía!
Aunque solo sea una agonía…
Señora mía,
Mujer divina…
No importa si piensa
que está loco quien le escribe.
Sólo piense que es un hombre
que por sus besos se desvive…