Piensa en alguien que, según tú, tiene poder. ¿Lo piensas porque quizá tiene mucho dinero, por la posición que ocupa o el trabajo que desempeña o por la forma de gestionar su vida? ¿Conoces a alguna persona que abuse de su poder?
Quizá es mezquina o se olvidó de los menos afortunados, nada más conquistar una posición influyente. O puede que intente dominar a los demás, utilizando el poder para moldearlos a su gusto, en vez de usarlo para amarlos y buscar su bienestar. Los ángeles nos recuerdan que todo poder es temporal.
En realidad, no lo poseemos porque la vida da muchas vueltas y puede quitarnos el dinero, la fama o la posición. Cuando esto ocurre, quedamos humillados, y entonces no habrá más remedio que recordar la existencia de un Poder Superior.