El dominar nuestro mal humor, el ser alegres y sonreír, el ser detallistas, el ser gratos, no hablar excesivamente de nosotros mismos y el corregir al que obra mal, le damos vida al amor.
1. Dominar el mal humor: al sentirnos de mal genio, nos volvemos un tormento para los demás; hagamos un silencio amoroso y haremos la vida más alegre para quienes nos rodean. “Tener amor es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse, ni guardar rencor.” (1 Cor 13, 4-5)
2. Ser alegre y sonreír: La sonrisa, la serenidad, la bondad en el trato y la amabilidad alegran el entorno. Dar algo con una sonrisa hace más grato el recibir. “Pues Dios ama al que da con alegría.” (2 Cor 9,7)
3. Ser detallista:: Con detalles pequeños se enriquece el amor. Recordar el cumpleaños, un aniversario, una nota, una palabra de gratitud, una atención, una visita, una expresión sencilla de amor.
Detalles gratos que se reciben, enriquecen una relación. ”Cuando yo entré a tu casa, no me ofreciste agua para los pies; mientras que ella los mojó con sus lágrimas, los secó con sus cabellos y derramó perfume en mis pies.” (Lc 7, 44,46)
4. Ser gratos: Muchas veces conviene recordar el favor que se nos hizo y callar discretamente el que alguna vez pudimos hacer. “Sed agradecidos.(Col 3,15)
5. No hablar excesivamente de sí mismo:: aprender a compartir discreta y comedidamente los proyectos, logros, tristezas y alegrías. Evitar los protagonismos. “Cuando recen no hagan como los hipócritas, que gustan orar de pie en la sinagogas y en las esquinas de la plazas, para que los hombres los vean. Ellos ya recibieron su premio.”(Mt 6,5)
6. Corregir al que obra mal: Devolver al buen camino al extraviado. Al corregir, para instruir en la virtud, obremos con amor fraterno. “El Señor corrige a quien ama. Las correcciones nunca nos alegran en el momento; más bien duelen. Pero, con el tiempo, traen su fruto de paz y dan santidad.”(Heb 12, 6,11)